Desnudo de invierno
Elvira Lindo relata en forma de diario en 'Noches sin dormir' sus ¨²ltimos meses en Nueva York
A pesar de Ventanas de Manhat?tan y a pesar de Como la sombra que se va, ¨²ltima novela de su pareja, Antonio Mu?oz Molina, yo no hab¨ªa visto nunca desnuda a Elvira Lindo hasta hace unas horas. La he visto mientras le¨ªa este diario de autora sin miedo y lo que he visto me ha gustado, como me ha gustado la t¨ªmida inclusi¨®n de la incertidumbre de la literatura como tema central y la met¨¢fora involuntaria del insomnio como hilo conductor o leve pauta desasosegante. Me conmueve la naturalidad de la voz que detalla sentimientos y sensaciones, que glosa sus propias fotograf¨ªas de una Nueva York intrigante y caprichosa, y hasta me asombra la libertad con que narra partes de su biograf¨ªa afectiva y familiar sin exhi?bicionismo, a pesar de los hijos de uno y de otro, y a pesar de las edades, a pesar de las coqueter¨ªas y los desplantes, o quiz¨¢ gracias a todo ello.
El desamparo y la levedad de la experiencia, la alegr¨ªa de los descubrimientos y la fatiga del hielo, la nieve y el invierno est¨¢n dispersos en las p¨¢ginas que he le¨ªdo como quien se acercase a escuchar una experiencia que no comparto ¡ªno he vivido 11 a?os en Nueva York con mi pareja, ni he vivido lejos de mis hijos todo ese tiempo, ni he despedido a mi padre con l¨¢grimas culpables en los ojos¡ª. Pero ni el desamparo ni la distancia anulan la alegr¨ªa del humor y la simpat¨ªa de la voz de la articulista del peri¨®dico, tanto si se comparten como si no sus opiniones sobre Pablo Iglesias o sobre Antonio Mu?oz Molina mismo. Lo hermoso es el modo de expresarlas entre el 16 de enero y el 16 de mayo del a?o pasado, y la desprejuiciada transparencia con que ama a su marido, el retrato tibio de una relaci¨®n paciente, el foco desnudo sobre sus neurosis y sus aprensiones, sus man¨ªas y sus titubeos, su decisi¨®n de abandonar la escritura y su miedo a publicar un libro m¨¢s.
Elvira Lindo mima aqu¨ª una parte de sus mejores virtudes literarias, quiz¨¢ porque nada la obliga a trazar una trama, una intriga o unos personajes con biograf¨ªas prestadas o artificiales. El efecto que logra no compite con Mu?oz Molina, ni con Bellow, ni con Manea: tiene que ver con la veracidad de una muchacha que a¨²n aspira a la libertad de ser adulta y as¨ª traslada sin rencor a los lectores el juicio que pueda merecerle su vida familiar juvenil, esa ni?a hu¨¦rfana de madre a los 16 a?os y casada de inmediato, su embarazo, su separaci¨®n y su enamoramiento de ese otro escritor entonces joven y hoy aprensivo porque en la puerta del cine lo tratan de anciano, con la barba blanca y la gorra calada. Y me gusta que repruebe a Mart¨ªn Gaite por haber o¨ªdo que la trataba de posesiva del marido famoso, y me gusta que a la vez se reconozca celosa del marido famoso. Las novelas s¨®lo funcionan de veras cuando salta en ellas sin saber a menudo c¨®mo una chispa invasiva de verdad; con un diario de invierno como este salta tambi¨¦n cada dos por tres, latente, murmurada, agobiada y dulcificada por una primavera que est¨¢ al final del invierno, pero est¨¢ tambi¨¦n en el coraz¨®n de esa muchacha que fue periodista de radio, que sigue en la radio, que escribe novelas para ni?os, la reconocen en un tren de Nueva York y se siente feliz y melanc¨®lica cont¨¢ndolo. Yo tambi¨¦n ley¨¦ndolo.
Noches sin dormir. ?ltimo invierno en Nueva York. Elvira Lindo. Seix Barral. Barcelona, 2015. 218 p¨¢ginas. 20 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.