Desde el fondo del cubo, con amor
El escritor Larry Brown crea una pieza de realismo brutal de clase obrera, ambientado en un hospital de veteranos de Vietnam
El t¨¦rmino ¡°realismo sucio¡± ya no ten¨ªa mucho sentido en 1983, cuando Bill Buford lo acu?¨® para Granta, pero ahora est¨¢ m¨¢s obsoleto que el rap¨¦. Lo que pas¨® fue que el Sr. Buford, en un acceso de estrabismo fugaz, llam¨® ¡°sucio¡± a algo que en realidad solo estaba un poco mal planchado. Para leer sobre el lado zarrapastroso de la vida norteamericana tenemos que ir a realistas hardcore que, como Larry Brown, escrib¨ªan sobre ¡°beber, meterse en problemas y violencia¡±, pues era lo que hab¨ªan vivido hasta entonces. Trabajos brutales, padres bestiales, madres encogidas, peleas, speed, perros sanguinarios y motoras borrachos con un pie en la tumba. Lo que una parte de la clase obrera considera su d¨ªa a d¨ªa, vamos.
Larry Brown, fallecido a los 53 (en el 2004), es un autor con una narrativa personal casi id¨¦ntica a la de Harry Crews. Ambos nacieron en el sur de los Estados Unidos, ambos ingresaron en el cuerpo de Marines, tanto uno como el otro tuvieron que aceptar empleos duros para alimentar a sus familias (Larry Brown ser¨ªa bombero durante un par de d¨¦cadas), y los dos empezaron tarde a escribir. Brown se puso a ello a los 29, pero ¨Ccomo Bukowski- solo consigui¨® publicar cuando ya rozaba la cuarentena.
Al igual que Crews, Brown habl¨® de su rellano (social). En una conferencia de 1989 declar¨® que algunos cr¨ªticos se sent¨ªan inquietos al leerle, y aventur¨® si se deb¨ªa a que ¡°les hago saber m¨¢s de lo que desear¨ªan saber sobre los pobres, los desafortunados o los alcoh¨®licos. Pero un escritor sensible escribe sobre lo que ¨¦l o ella conoce mejor, y tira del material que tiene m¨¢s a mano, de las vidas que observa. [Yo] escribo a partir de la experiencia y la imaginaci¨®n, con fe ciega y esperanza¡±. Olvid¨® mencionar la compasi¨®n. Como dijo Nelson Algren: ¡°I like these people in my book¡±. Brown quiere y acepta a sus personajes, pese a la mala leche y el tormento interior. Scott Fitzgerald nunca comprendi¨® por qu¨¦ se le identificaba ¡°con los objetos de su horror y compasi¨®n¡±. Brown s¨ª. Es simple: es uno de ellos; para qu¨¦ escandalizarse.
Trabajo sucio bucea con bravura, sin victimismo ni moralina, en el dolor humano, la desesperaci¨®n, la brutalidad de las vidas de los que est¨¢n en el fondo del cubo
Trabajo sucio es la segunda obra de Brown y tambi¨¦n su debut como novelista (Facing the music, de 1988, era una colecci¨®n de relatos). Para un desconocido en Espa?a como ¨¦l ¨Csolo Bartleby se atrevi¨® a publicar Amor malo y feroz en el 2010- Trabajo sucio se antoja una id¨®nea entrada a su mundo (se trata, adem¨¢s, del #1 de cat¨¢logo de la nueva editorial Dirty Works, que nace inspirada por el propio libro).
Aunque Brown pertenece a la clase obrera bebedora, procaz y ruda de Crews, Ed Bunker o Donald Ray Pollock ¨Cotra alma gemela- su estilo se asemeja al del escoc¨¦s James Kelman (predecesor de Irvine Welsh). Trabajo sucio ¨Ccomo el Era tarde, muy tarde de Kelman- tira de mon¨®logo interior para explicar el devenir de dos deshechos lumpen: Braiden y Walter, ambos casquer¨ªa de Vietnam, quienes se encuentran en un hospital para veteranos de guerra en circunstancias no muy halag¨¹e?as. Braiden es negro y b¨¢sicamente se trata de un tronco con cabeza: le volaron brazos y piernas en el ¡®Nam, y lleva 22 a?os vegetando en la cl¨ªnica. Est¨¢ como un cencerro, conversa con Jesucristo y sue?a con sus ancestros africanos. Walter es pura basura blanca, tiene la cara hecha steak tartare por la metralla, y sufre a menudo ataques de furia ciega. La acci¨®n -como suced¨ªa en el Johnny cogi¨® su fusil de Dalton Trumbo- se estructura a base de flashbacks, enso?aciones y charlas entre Braiden y Walter. Con la ayuda de marihuana y cervezas que aporta la enfermera Diva, ambos pacientes deshilachan sus vidas y la violencia terrible (b¨¦lica o no) que las molde¨® y trunc¨®, hasta culminar en un fat¨ªdico (aunque cantado) desenlace.
Trabajo sucio bucea con bravura, sin victimismo ni moralina, en el dolor humano, la desesperaci¨®n, la brutalidad de las vidas de los que est¨¢n en el fondo del cubo. Y es que all¨ª, como tambi¨¦n dijo Nelson Algren, ¡°siempre hay sitio para uno m¨¢s¡±.
Trabajo sucio. Larry Brown. Dirty Works. Traducci¨®n de Javier Lucini. 235 p¨¢gs.
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