El incansable Francisco Toledo
¡®Duelo¡¯ en el Museo de Arte Moderno de M¨¦xico presenta la obra del artista que abri¨® las puertas del viejo universo de los mitos, y supo trasladarlos al presente
A sus setenta y cinco a?os de edad, Francisco Toledo, creador infatigable, ha logrado reunir un ampl¨ªsimo cuerpo de obra que posee ¨Cy que pose¨ªa, ya desde sus inicios¨C una capacidad de invenci¨®n tan inusitada que sin lugar a dudas se cuenta entre las investigaciones m¨¢s interesantes e irremplazables de la pl¨¢stica mexicana de todos los tiempos.
Como una fuerza creativa pura, ha cultivado con persistencia todos los medios de las disciplinas gr¨¢ficas, adem¨¢s del dibujo, la pintura, la escultura, el textil, la joyer¨ªa y el arte objeto
Toledo es un artista que no ha perdido la fuerza que desde el principio caracteriz¨® sus inmersiones en un universo prodigioso, enteramente creado por ¨¦l, desde el cual brotan constantemente im¨¢genes que gozan de una vitalidad, y una gracia que no se ven con frecuencia en las salas de arte. Como escribi¨® de ¨¦l Andr¨¦ Pieyre de Mandiargues, en 1964: "no conozco a ning¨²n artista moderno que est¨¦ m¨¢s impregnado, y de un modo m¨¢s natural, de un sentido sagrado de la vida; nadie que est¨¦ m¨¢s apegado al mito y a la magia con semejante seriedad y simpleza; nadie tan puramente inspirado por el rito y la f¨¢bula". Esto nunca se tradujo en una obra arcaizante o folcl¨®rica, aunque, en efecto, all¨ª habiten motivos tomados, a veces, de la cultura popular o incluso de la imaginaci¨®n prehisp¨¢nica. Toledo es simplemente un artista que desde el principio se permiti¨® hacer, para decirlo pronto, lo que se le daba la gana, en un momento en que en M¨¦xico no hab¨ªa m¨¢s rutas que la del muralismo o, en su defecto, la de la abstracci¨®n, que era practicada con entusiasmo por muchos artistas de su generaci¨®n, cuando ¨¦l regres¨® en 1960 despu¨¦s de pasar una temporada en Par¨ªs.
Nada m¨¢s alejado de su temperamento que el vac¨ªo y la solemnidad de los campos de color. Todo lo contrario: su obra es abigarrada, llena de humor, ah¨ª siempre est¨¢ pasando algo: los personajes, casi siempre m¨¢s animales que humanos, est¨¢n haciendo cosas: comer, copular, escapar de la muerte, bailar, retozar. Para Toledo ni el mundo ni la pintura pueden ser reducidos a puras relaciones de color ¨Caunque en su obra, desde luego, el color abunde¨C, cuando hay tanto y tanto que decir acerca de las pasiones y los encuentros y las turbulencias en los que estamos todo el tiempo metidos los seres humanos. Sin duda alguna, como dec¨ªa Baudelaire de Goya, Toledo "a menudo se zambulle en lo c¨®mico feroz y tambi¨¦n se eleva hasta lo c¨®mico absoluto; pero el aspecto general bajo el que ve las cosas es principalmente fant¨¢stico".
Para Toledo ni el mundo ni la pintura pueden ser reducidos a puras relaciones de color? cuando hay tanto y tanto que decir
Este es, pues, el artista que abri¨® las puertas del viejo universo de los mitos y de la imaginer¨ªa popular, pero que al mismo tiempo supo trasladarlos al presente y devolv¨¦rnolos arropados por un esp¨ªritu profundamente contempor¨¢neo. Un pintor que, como en su momento lo hiciera Rufino Tamayo, comprendi¨® muy pronto que todas las obras de arte pertenecen a un suelo y a un momento, como dec¨ªa Octavio Paz, pero que tambi¨¦n todas ellas tienden a trascender a ese suelo y a ese momento. As¨ª, se aventur¨® a perseguir un universalismo que, en su tiempo y en M¨¦xico, implicaba una arriesgada tarea. Lo dijo el poeta Jorge Cuesta: "hemos tenido ¨Cse refer¨ªa particularmente al movimiento nacionalista del muralismo¨C una atenci¨®n especial en recuperar nuestras ra¨ªces, en dirigir nuestros esfuerzos hacia las ra¨ªces. Yo quiero las ramas". Toledo tambi¨¦n busc¨® las ramas, pero logr¨® llevar hasta all¨¢ las ra¨ªces.
Como una fuerza creativa pura, Toledo ha cultivado con persistencia todos los medios de las disciplinas gr¨¢ficas, adem¨¢s del dibujo, la pintura, la escultura, el textil, la joyer¨ªa y el arte objeto. Es editor y activo defensor del patrimonio art¨ªstico, lo cual lo ha llevado a fundar dos museos en Oaxaca, as¨ª como varias bibliotecas. Su aventura no termina a¨²n y, ya entrado en la vejez, no deja de asombrarnos con creaciones todav¨ªa deslumbrantes. Baste darse una vuelta por la exposici¨®n de sus esculturas m¨¢s recientes (medio al que no volv¨ªa desde los a?os ochenta), realizadas en arcilla negra pero te?idas de rojo, a manera de homenaje a los cuarenta y tres estudiantes desaparecidos hace unos meses en Iguala, para recordar, o descubrir por primera vez, si es el caso, por qu¨¦ Toledo es un artista tan fuera de serie.
Francisco Toledo, Duelo, Museo de Arte Moderno, Ciudad de M¨¦xico. Abierta hasta el 27 de marzo de 2016.
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