Chillida Belzunce engalana San Sebasti¨¢n 2016
El hijo menor del escultor vasco pinta un imponente paisaje de la ciudad donostiarra que se expondr¨¢ durante la capitalidad cultural
Alaia significa alegre en euskera y es el t¨ªtulo que Eduardo Chillida Belzunce (San Sebasti¨¢n, 1964) ha dado a su ¨²ltima pintura, un cuadro imponente de 5,95 metros de ancho y 2,30 de alto que ofrece una panor¨¢mica de su ciudad con un detalle casi topogr¨¢fico. La Concha y su bah¨ªa, la isla Santa Clara, Urgull, la fachada urbana, los montes del entorno y el barrio del Antiguo conforman el universo pict¨®rico que el autor ha plasmado sin descuidar un pormenor y con la perspectiva de un p¨¢jaro sobrevolando la urbe.
¡°Es un cuadro alegre y estoy muy satisfecho con el resultado. Quiero que sea una aportaci¨®n personal a la capitalidad cultural europea San Sebasti¨¢n 2016, mi granito de arena a esta fiesta de la cultura que nos enorgullece a los donostiarras¡±, afirma el menor de los ocho hijos de Eduardo Chillida, el escultor vasco m¨¢s universal. La pintura est¨¢ a¨²n guardada en el garaje de su casa, pero a mediados de febrero quedar¨¢ expuesta en Tabakalera, en la sala expositiva que la Fundaci¨®n Kutxa tiene en el Centro Internacional de Cultura Contempor¨¢nea. ¡°Lo cedo durante este a?o para que pueda ser contemplada por el p¨²blico. Si alguna entidad o instituci¨®n quiere comprarla, el dinero que se obtenga ir¨ªa ¨ªntegramente para una causa solidaria, lo destinar¨ªa a ONG que trabajan con los m¨¢s necesitados¡±, explica.
Lo ha pintado con la mano izquierda, pues la derecha la tiene inm¨®vil desde el terrible accidente de moto que sufri¨® con 22 a?os y que le mantuvo en coma durante 42 d¨ªas. Despert¨® sin habla y con la movilidad muy reducida, aunque sus dotes art¨ªsticas quedaron intactas, o se acentuaron, a juzgar por la trayectoria posterior. Chillida Belzunce es un pintor y escultor ¡°tocado por la mano de Dios¡± y ¡°dotado de magia¡±, seg¨²n le definieron su difunta madre Pilar y su hermano e instructor Pedro Txillida.
En el verano de 2015 cogi¨® los b¨¢rtulos y comenz¨® a pintar el ¨®leo desde la terraza del Asador Alaia (de ah¨ª tambi¨¦n la raz¨®n del nombre del cuadro), en lo alto del monte Igeldo, junto al parque de atracciones, una atalaya sin igual para contemplar San Sebasti¨¢n en toda su extensi¨®n. Seis meses de trabajo han alumbrado su mayor ¨®leo, una estampa donostiarra ¡°con mucha fuerza, que impacta por su colorido, una imagen tridimensional de San Sebasti¨¢n¡±, opina su esposa y comisaria art¨ªstica, Susana ?lvarez.
Ya lo dijo Chillida cuando elogi¨® la ¡°visi¨®n escult¨®rica de la pintura¡± de Edu, como le conocen en familia. Es un arquitecto de espacios, reales o inventados. ¡°Pinta con el alma, crea con una sabidur¨ªa innata, tiene una enorme sensibilidad¡±, comenta su mujer. ¡°A Edu no le gusta encasillarse, asociarse a corrientes, escuelas o estilos¡±, a?ade. Le gusta el impresionismo de Cezanne, los primeros cuadros de Picasso, tambi¨¦n Vel¨¢zquez, Matisse y los retratos y paisajes de Oskar Kokoschka. ¡°A m¨ª dame un pincel, no me gusta hablar. Nunca s¨¦ lo siguiente que voy a pintar. Pero cuando me pongo, me sale de dentro, y no paro¡±, afirma el artista.
Cuando ten¨ªa solamente cuatro a?os, su padre le tir¨® desde la ventana un pedazo de barro para que se entretuviera en el jard¨ªn. Aquel ni?o que despu¨¦s descuid¨® los estudios porque prefer¨ªa un lapiz y papel para dibujar, molde¨® la figura de una mujer sentada en una silla con los pies cruzados, la escultura Mujer sentada que aquel conserv¨® a su lado hasta el ¨²ltimo d¨ªa y ahora embellece el sal¨®n familiar, una estancia presidida hoy por otro impactante paisaje de San Sebasti¨¢n pintado sobre metacrilato.
Mientras Alaia iba ganando tama?o (¡°primero pint¨¦ la isla y el puerto, despu¨¦s le a?ad¨ª La Concha y Miramar, despu¨¦s Ondarreta, y lo remat¨¦ con Igeldo y el Antiguo en los extremos¡±, explica el autor). El fin del proceso son cinco ¨®leos ensamblados que completan una imagen rotunda de San Sebasti¨¢n. En plena faena, Chillida Belzunce ha culminado adem¨¢s seis esculturas de bronce de dos metros, una disciplina que no pudo ejercitar tras la par¨¢lisis de la parte derecha de su cuerpo. As¨ª como las luces, el contraste de interiores y paisajes y el dominio del color predominan en su pintura, las figuras femeninas desnudas y las manos son recurrentes en las piezas que esculpe.
Chillida Belzunce, que en 1984 (antes del accidente) recibi¨® clases de Antonio L¨®pez en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, es autor de la serie m¨¢s extensa de vistas de San Sebasti¨¢n, unas completas, otras parciales, desde todos los ¨¢ngulos posibles, un paisaje que domina desde su estudio de trabajo y se atrevi¨® incluso a incrustar en Otras Meninas (2002), la recreaci¨®n que hizo del cuadro de Vel¨¢zquez.
El artista donostiarra est¨¢ muy agradecido a Carlos Ruiz, el responsable de la Obra Social de Kutxa, por el entusiasmo que mostr¨® al ver Alaia y su decisi¨®n de exhibirlo durante el a?o de la capitalidad cultural. Chillida Belzunce expondr¨¢ 29 cuadros y seis esculturas peque?as en M¨¦xico DF entre abril y julio pr¨®ximos, y despu¨¦s en Cabo San Lucas, en el mismo pa¨ªs hasta septiembre. En mayo tambi¨¦nparticipar¨¢ en una muestra colectiva, dentro de los actos de la capitalidad donostiarra, junto a sus hermanos Mar¨ªa y Pedro y su primo Juan en la galer¨ªa Ekain.
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