El ¨²ltimo jugador en la ciudad
Rivette apartaba la c¨¢mara de todo artificio, hac¨ªa que se comportara como uno m¨¢s de la partida
A principios del siglo XX, Louis Feuillade daba forma a sus seductores seriales sin contar con un plan previo de rodaje, dejando que fueran las propias calles (y los tejados) de Par¨ªs los que prendieran la mecha de su imaginaci¨®n. No es dif¨ªcil entender por qu¨¦ Jacques Rivette consider¨® a Feuillade como uno de sus maestros: C¨¦line y Julie, las dos protagonistas de una de sus pel¨ªculas m¨¢s inolvidables ¨CC¨¦line et Julie vont en bateau (1974)-, podr¨ªan, de hecho, estar recorriendo Montmartre sobre los mismos pasos que, tantos a?os atr¨¢s, dio Musidora, en la piel de Irma Vep, desencadenando todo el potencial de enigma de las calles parisinas bajo los dictados del grupo terrorista Los Vampiros. En las pel¨ªculas que Rivette conjug¨® en presente, la ciudad era siempre un campo de juegos. Su c¨¢mara, voluntariamente apartada de todo artificio, se comportaba como un jugador m¨¢s en una partida orientada a desarticular, con la irreverencia de la frescura amateur y la puerta abierta a toda intromisi¨®n del azar, las ideas recibidas de un s¨¦ptimo arte que tard¨® poco tiempo en fosilizar sus m¨²sculos expresivos y perder su inocencia.
Si la Nouvelle Vague fue una gran rebeli¨®n contra el cine de los padres, Rivette, junto a Rohmer, fue el ni?o eterno de la cuadrilla
Improvisaci¨®n y representaci¨®n elaboraban inagotables danzas alrededor de misterios progresivamente irresolubles, dejando a su paso agudas reflexiones sobre la fragilidad de las relaciones humanas, la imposibilidad de desvelar la gran conspiraci¨®n y las tenues fronteras entre vida y ficci¨®n. Si la Nouvelle Vague fue una gran rebeli¨®n contra el cine de los padres, Rivette, junto a Rohmer, fue el ni?o eterno de la cuadrilla, el que nunca dej¨® de jugar, pero, tambi¨¦n, el riguroso lector con sentido de la Historia que siempre supo entroncar sus obsesiones personales con la palabra de Balzac, Diderot, Racine, Shakespeare o Pirandello, todos ellos autores adaptados o abducidos por sus laber¨ªnticas ficciones.
Ninguna muerte de un gran maestro llega en buen momento, pero la de Rivette coincide con un esperado rescate que la hace, si cabe, m¨¢s dolorosa: diversos sellos de dvd ¨Cel brit¨¢nico Arrow, el franc¨¦s Carlotta Films y el alem¨¢n Absolute Medien- han lanzado una restauraci¨®n digital de la m¨¢s remarcable excentricidad en la carrera del franc¨¦s: su pel¨ªcula Out 1, noli me tangere (1971), un trabajo totalmente improvisado de 12 horas y 40 minutos de duraci¨®n que s¨®lo fue proyectado en su integridad en una ocasi¨®n, antes de que el cineasta le diese nueva y abreviada forma (4 horas y 13 minutos) en Out 1, Spectre (1972).
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