¡®Historias para no dormir¡¯, el horror yac¨ªa en la tele
La m¨ªtica serie creada por Chicho Ib¨¢?ez Serrador cumple 50 a?os
L¨²gubres bodegas donde algo, imperceptiblemente, se mueve; mansiones de otro tiempo, trasteros con mu?ecos de mirada vac¨ªa y caba?as solitarias, pero tambi¨¦n pisos modernos habitados por el discreto encanto de la burgues¨ªa, bares de alterne a oscuras, la plena luz del d¨ªa y el confort de la vida moderna como escenario inesperado del advenimiento del horror pueblan Historias para no dormir.
Pura joya cat¨®dica en medio de aquella Espa?a cat¨®lica (tres temporadas entre 1966 y 1968 y una segunda y truncada ¨¦poca en 1982), aquella treintena de episodios grabados en magnetoscopio y paridos por el genio y la heterodoxia intelectual de Narciso Ib¨¢?ez Serrador (Montevideo, 1935) se fue convirtiendo, a medida que entraba en las casas cada viernes por la noche como si de un poltergeist celtib¨¦rico se tratara, en todo un cl¨¢sico de la historia de la televisi¨®n espa?ola. Hoy se cumplen 50 a?os exactos de la fecha de emisi¨®n del primer cap¨ªtulo de la serie, El cumplea?os. Luego vendr¨ªan El pacto, La caba?a, El tonel, El regreso, El ¨²ltimo reloj, El trasplante, La pesadilla, El mu?eco¡
Hay que decir que la cosa ha envejecido bien. Contemplados hoy con buena disposici¨®n y asumiendo de entrada el inexorable paso del tiempo en lo tecnol¨®gico y en lo narrativo ¡ªpero en este ¨²ltimo extremo, habr¨ªa que preguntarse si ese devenir no habr¨¢ sido para peor en muchas cosas, por ejemplo, para la ficci¨®n en las pantallas de este pa¨ªs¡ª, Historias para no dormir preserva toda la magia y todo el aroma que la hizo triunfar hace medio siglo. Est¨¢ disponible, con buena calidad de imagen y sonido, en la colecci¨®n Grandes series cl¨¢sicas de TVE, editada por 39 Escalones Film.
El 22 de abril de 1966, el padre de la criatura daba a los espectadores la clave del invento, el porqu¨¦ de su indescifrable ¨¦xito, lo que subyac¨ªa bajo aquel triunfal desfile de tormentos televisivos. En una de sus inolvidables presentaciones previas a cada cap¨ªtulo ¡ªinspiradas al 99,9% en las que el maestro supremo del g¨¦nero hab¨ªa ofrecido a?os antes en la serie Alfred Hitchcock presenta, pero con la marca de la casa, aquella mezcolanza de humor negro y actitudes inquietantes¡ª, Chicho Ib¨¢?ez Serrador explicaba: ¡°Lo m¨¢s peligroso para un programa de terror o suspense es lo cerca que estos temas est¨¢n del rid¨ªculo¡±.
Su af¨¢n no era otro que alertar a navegantes del g¨¦nero y a p¨²blicos poco avezados: el exceso de truculencia lleva a la risa, al escarnio incluso. Los monstruos no tienen que verse o tienen que verse poco. Mejor sugerir que mostrar. Ah¨ª radic¨® el ¨¦xito de Historias¡
Nombres ilustres del teatro y del cine de entonces pululaban por aquellos relatos de miedo, inquietud, suspense, fantas¨ªa o ciencia-ficci¨®n: Luis Prendes, Elisa Ram¨ªrez, Manuel Galiana, Gemma Cuervo, Carlos Larra?aga, Concha Cuetos, Fernando Delgado, Irene Guti¨¦rrez Caba, Lola Gaos, Joaqu¨ªn Dicenta, Jos¨¦ Mar¨ªa Prada, Lola Herrera¡ y, sobre todo, Narciso Ib¨¢?ez Menta, uno de los m¨¢s grandes actores dram¨¢ticos espa?oles, adem¨¢s de padre de Chicho y, al decir de este, verdadero coautor de la serie. La m¨²sica era lo mismo de Waldo de los R¨ªos que de Miles Davis. Los autores adaptados se llamaban Edgar Allan Poe, Ray Bradbury, Henry James, Fredric Brown, Guy de Maupassant¡
Indefectiblemente, un tal Luis Pe?afiel firmaba en el apartado ¡°guion para la televisi¨®n¡±. Luis Pe?afiel no era otro que Chicho Ib¨¢?ez Serrador. Un creador de televisi¨®n de los que, como los dinosaurios ¡ªaunque ¨¦l siga vivo¡ª, ya se extinguieron. Un creador para no dormir.
Chicho, un cl¨¢sico en vida
Con la grabaci¨®n en los estudios de TVE del Paseo de la Habana de los primeros episodios de Historias para no dormir a los 30 a?os de edad, Chicho Ib¨¢?ez Serrador entr¨® en el pante¨®n de los hombres ilustres de la televisi¨®n en espa?ol. Antes, en su etapa argentina, ya hab¨ªa trabajado en otra serie del g¨¦nero, Obras maestras del terror.
Y despu¨¦s... despu¨¦s sencillamente se invent¨® Un, dos, tres... responda otra vez, otro de los cl¨¢sicos de las 625 l¨ªneas de este pa¨ªs: un producto televisivo que aparcar¨ªa la literatura, el horror y el suspense para dar de lleno con las claves de la Espa?a nueva: el prejuicio y la timidez en blanco y negro en los estertores del franquismo y la decoraci¨®n en colorines y los muslos de las muy carnales azafatas en el amanecer de la democracia. Luego vendr¨ªa el zoom de Valerio Lazarov, pero esa es, por fortuna, otra historia.
Cabe hacerse dos preguntas una vez revisadas estas Historias para no dormir que cumplen hoy medio siglo de historia: una, ?por qu¨¦ Chicho Ib¨¢?ez Serrador no alarg¨® su carrera como cineasta despu¨¦s de firmar las muy terror¨ªficas y muy solventes La residencia (1969) y ?Qui¨¦n puede matar a un ni?o? (1976)? Y dos: ?por qu¨¦ el deprimente tardofranquismo alberg¨®, sin embargo, refugios televisivos de calidad como Historias para no dormir, Estudio 1, Cine-Club, Mundo Pop o A fondo y hoy, tan libres y tan modernos, poco por no decir nada queda de contenido cultural en nuestras sufridas cadenas p¨²blicas, y no digamos las otras? Por preguntar.
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