La poes¨ªa es la rebeli¨®n contra el Estado
No se combate al poder con un teatro pol¨ªtico can¨®nico sino con uno con valor est¨¦tico y po¨¦tico
Tras varios a?os haciendo teatro pol¨ªtico, acab¨¦ por pura frustraci¨®n y decepci¨®n estando de acuerdo con Pasolini en el hecho de que la cultura hab¨ªa creado un discurso "liberal, radical, marxista" (as¨ª lo describe ¨¦l) que no se transforma en nada m¨¢s y se acaba convirtiendo en conformismo, en la satisfacci¨®n del mundo cultural, y esto debilita el mundo de la cultura y de la expresi¨®n, puesto que finalmente estamos todos de acuerdo y satisfechos con el discurso, independientemente de su valor est¨¦tico o po¨¦tico, simplemente porque es justo, porque est¨¢ de acuerdo con la ley del Estado, con lo hegeliano. Sin embargo, la poes¨ªa es la rebeli¨®n contra el Estado.
La cultura, orientada desde el siglo XVIII hacia el racionalismo, culmina con una interpretaci¨®n econ¨®mica del hombre gracias al marxismo, pero el alma humana es demasiado compleja para ser explicada seg¨²n una teor¨ªa econ¨®mica, mediante lo moral. El alma humana solo puede explicarse desde lo inmoral, para comprender al hombre es necesario condenarse, quebrar la ley, esa la base de la transgresi¨®n, la transgresi¨®n en el sentido tr¨¢gico, la transgresi¨®n de la ley del Estado hegeliano, aquello que tiene que ver con el sacrificio po¨¦tico, con lo incompresible y el misterio. Mediante la transgresi¨®n se rebela, seg¨²n Bataille, la oscura actividad que se esconde en toda vida humana. Esto no tiene que ver con lo justo y lo injusto, ni con lo pol¨ªtico, sino con la naturaleza de los hombres.
Esa es la transgresi¨®n que me interesa, la transgresi¨®n de la ley del Estado, sin politizaci¨®n civil, la poes¨ªa es antisocial, porque la transgresi¨®n tr¨¢gica conlleva un efecto liberador que es el encargado de medir el grado de represi¨®n de una sociedad, el grado de represi¨®n de la cultura. No se combate la mediocridad del poder haciendo un teatro pol¨ªtico can¨®nico, sino con aquello que Nietzsche llamaba la fuerza originaria, con la belleza, porque lo que va contra el poder es la transgresi¨®n de los l¨ªmites de la cultura y de la ley. Es una forma moral de mal. Me interesa explicar al hombre desde lo prerracional, lo primitivo, me interesa el misterio, no el racionalismo, no lo pol¨ªtico. Coincido con Harold Bloom en sus apreciaciones sobre la importancia de la supremac¨ªa est¨¦tica por encima de la justicia social, que en definitiva es una responsabilidad civil, una responsabilidad del Estado. Harold Bloom dice, "estamos destruyendo todos los criterios intelectuales y est¨¦ticos de las humanidades en nombre de la justicia social.un supuesto poema puede mostrar los sentimientos mas ejemplares, ser pol¨ªticamente exaltado y tener poco de poema", no se pueden sustituir los criterios est¨¦ticos por objetivos sociales, porque precisamente el problema de la belleza es lo que nos pone en contacto con lo mas oscuro del mundo, es lo que nos define y nos funda, y es la verdadera rebeli¨®n.
Ang¨¦lica Liddell (Figueras, 1966), Premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica 2012 y?Le¨®n de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia 2013, es escritora, directora de escena y actriz.
La importancia de la f¨¢bula
Alfonso Sastre (Madrid, 1926), dramaturgo, ensayista y guionista, es una figura imprescindible del teatro pol¨ªtico espa?ol. Considerado uno de los puntales de la llamada Generaci¨®n del 50, la trayectoria de este Premio Nacional de Teatro 1986 ha estado marcada por su compromiso pol¨ªtico y social. Se ha significado tanto contra el franquismo como en apoyo de la izquierda nacionalista vasca.
Sastre se pronuncia tajante sobre la creciente tendencia de la escena a reflejar la Espa?a actual con todos sus problemas. "En muchas ocasiones se ha confundido la noci¨®n de "teatro pol¨ªtico" con la de "teatro documento", lo que equivale a proponer como teatro pol¨ªtico un escenario en el que se prescinda de la f¨¢bula, lo que para m¨ª comporta una simplificaci¨®n empobrecedora", zanja por correo electr¨®nico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.