¡°Las canciones son como fantas¨ªas¡±
El cantante publica su s¨¦ptimo ¨¢lbum, ¡®El ¨²ltimo hombre en la Tierra¡¯
![Fernando Navarro](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ffa7e71f7-1b1c-44ba-85a4-fbb571167016.png?auth=2598d045afa387e44b6745c5c4e01f803a1e08d331471132138bc762cd898466&width=100&height=100&smart=true)
![El músico Coque Malla, sentado en el porche de su casa en El Escorial, hace una semana.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7P5WOHRS2VBBWZJJSPZKD54HUI.jpg?auth=afd220b5271cdaf6ddee08c415a19254ff71ba94c7b135a73dfddef7c9f731b3&width=414)
Es una ma?ana de invierno fr¨ªa, especialmente fr¨ªa en la sierra madrile?a de El Escorial, pero la conversaci¨®n es c¨¢lida en la cocina de Coque Malla (Madrid, 1969). Ofrece vino, t¨¦, agua ¡°y no mucho m¨¢s¡± porque se le pas¨® ir a ¡°hacer la compra¡±. Habla de su nuevo disco, El ¨²ltimo hombre en la Tierra, y repite varias veces una palabra: ¡°clima¡±. ¡°Era lo m¨¢s importante. Conseguir el clima¡±, apunta sentado junto a la ventana y con sus dos gatos, Lula y Carlo, pase¨¢ndose en la habitaci¨®n contigua presidida por un piano. ¡°Y el clima que buscaba era hacer un disco de rock con un acercamiento modesto a lo sinf¨®nico¡±, a?ade.
Como la casa cerca de la monta?a en la que vive, rodeada por un amplio jard¨ªn verdoso cubierto de hojas secas, el clima de El ¨²ltimo hombre en la Tierra es de una calidez extraordinaria. Canciones elegantes de un delicado latido cl¨¢sico y una exquisita producci¨®n orquestal. ¡°Creo que los arreglos de cuerda y metales funcionan porque hay una conciencia inicial de que estuviesen ah¨ª. Son composiciones muy trabajadas desde el primer d¨ªa¡±, explica. Aunque el sonido de cuerdas ya hab¨ªa tenido su protagonismo en ¨¢lbumes anteriores como Termonuclear, Malla reconoce que nunca antes en su vida hab¨ªa sentido tanta necesidad de alcanzar este clima instrumental, que en el caso de su nuevo disco le otorga un aroma arrebatador. ¡°La orquesta se introduce para engrandecer el espectro arm¨®nico. No tiene por qu¨¦ ser mejor. Bob Marley con la ac¨²stica tocando Redemption Song es tan emocionante como el Golden Slumbers de los Beatles. La orquesta es una opci¨®n y yo la quer¨ªa¡±, cuenta. ¡°La culpa la tiene una conversaci¨®n con Suso Saiz. Me impresion¨® mucho que un d¨ªa me dijese que hoy en d¨ªa no hab¨ªa conversaci¨®n mel¨®dica en el rock y el pop. Dec¨ªa que los m¨²sicos van todos a la vez. Esto hace que se pierda el movimiento arm¨®nico¡±.
Ese movimiento arm¨®nico es la parte esencial de El ¨²ltimo hombre en la Tierra. La conversaci¨®n entre instrumentos crea armon¨ªas bellas que remiten al pop de la era del Brill Building o, tirando un poco para el legado espa?ol, a la herencia art¨ªstica de Juan Carlos Calder¨®n. Vestido de negro, mientras por la ventana asoman frondosos pinos, Malla afirma que Neil Hannon, el creador detr¨¢s de The Divine Comedy, fue el verdadero ¡°catalizador¡± de esa atenci¨®n en este aspecto musical. Y, en menor medida, el brit¨¢nico Richard Hawley. ¡°Fue una inmersi¨®n casi obsesiva¡±, confiesa. ¡°Luego, mi hermano Miguel, que se dedica al jazz y es gran amante de la m¨²sica cl¨¢sica, me ayud¨® a llevarla a cabo. Escuch¨¦ mucho jazz, mucho canon cl¨¢sico, incluso me obligu¨¦ a reescuchar material de Frank Sinatra¡±.
Miguel Malla dirige los arreglos y Jos¨¦ Nortes est¨¢ en las labores de producci¨®n. Junto a ellos, una banda que grab¨® en los estudios madrile?os Black Betty. ¡°Los Beatles ten¨ªan Abbey Road, mucha pasta y todo el ¨¢cido del mundo para hacer este tipo de m¨²sica. Y, salvando todas las distancias con ellos, nosotros no. Nosotros hemos tenido mucho atrevimiento para acercarnos a lo que quer¨ªamos. Eso s¨ª, nos hemos divertido mucho. Estamos acostumbrados a ir la t¨®nica, en plan Do-Fa-Sol-La, y esto se sal¨ªa de lo habitual¡±.
Es dif¨ªcil encontrarse con este tipo de obras en la escena espa?ola. Compositor y cantante, Malla lo sabe y considera que es un problema de salirse de los cajones estil¨ªsticos. ¡°Tal vez hay mucho complejo de no escuchar muchas m¨²sicas distintas. A m¨ª me ha pasado. De decir: ¡®Si escucho a los Rolling Stones no soy indie, y si escucho m¨²sica espa?ola de los ochenta no puedo escuchar otra cosa¡¯. Es como ser un cocinero y solo comer y cocinar pasta con tomate¡±, apunta. De hecho, ¨¦l tambi¨¦n sabe que ha tenido que luchar durante a?os contra su pasado en Los Ronaldos, con los que conoci¨® el ¨¦xito siendo un chaval y que, con su rock festivo, marcaron a la generaci¨®n de los noventa. El ¨²ltimo hombre en la Tierra es el s¨¦ptimo disco en su cuenta particular desde que se disolvi¨® la banda en 1996 ¡ªaunque por el camino hubiese un ef¨ªmero y celebrado reencuentro¡ª. Deber¨ªa ser una obra incontestable para reconocer a Coque Malla como un solista destacado de la m¨²sica espa?ola tras trabajos como Mujeres o La hora de los gigantes.
Como sus arreglos, la l¨ªrica del nuevo ¨¢lbum es rica en su profundidad sentimental, que bucea en la imperiosa necesidad de amar y ser amado, pese a todas las grietas que surgen en el contacto humano. ¡°Buscaba ese momento cuando te sientes tan amado que te sientes el ¨²ltimo hombre en la Tierra¡±, dice. ¡°Trabajo con las emociones, pero, desde el subconsciente, s¨¦ que estoy escribiendo una fantas¨ªa. Las canciones son como fantas¨ªas. Son cuentecitos¡±. Con el invierno imponiendo su ley estos d¨ªas, el cat¨¢logo de fantas¨ªas que forman El ¨²ltimo hombre en la Tierra, que acaba con la nana Duerme, invita, como pocos discos en castellano de los ¨²ltimos a?os, a recrearse en una primavera sentimental, real o imaginaria, como la vida misma.
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