Antonio L¨®pez: ¡°Quer¨ªa representar a una familia espa?ola¡±
El pintor de Tomelloso, el escultor Julio L¨®pez y el catedr¨¢tico Francisco Calvo Serraller dialogan sobre arte y sobre el retrato de 'La familia de Juan Carlos I'
Los L¨®pez est¨¢n de moda en Madrid. No es abuso de confianza, ya les llamaban as¨ª cuando se conocieron en la escuela de Bellas Artes de Madrid, hace m¨¢s de 60 a?os. Son el pintor Antonio L¨®pez (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) y el escultor Julio L¨®pez Hern¨¢ndez (Madrid, 1930), dos de los componentes del grupo Realistas de Madrid cuya exposici¨®n se puede ver en el museo Thyssen hasta el 22 de mayo. Julio, adem¨¢s, tiene una muestra individual en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y hay obra de ambos en Arte contempor¨¢neo en Palacio, pintura y escultura en las colecciones reales, prorrogada hasta despu¨¦s de Semana Santa. En este marco, ha tenido lugar la ¨²ltima charla del ciclo En torno al arte contempor¨¢neo. A los dos artistas les acompa?aba Francisco Calvo Serraller, catedr¨¢tico y cr¨ªtico de Arte.
Los dos artistas hacen una defensa del realismo. Antonio L¨®pez alaba la actual muestra que alberga el Palacio Real: "Es una exposici¨®n muy buena de arte de nuestra ¨¦poca, pero falta representaci¨®n del realismo". Lo dice a pesar de que est¨¢ la obra de su compa?ero, El suelo y la vigilia y que a Patrimonio Nacional pertenece su retrato de La familia de Juan Carlos I. Calvo Serraller recuerda que fue Gustave Courbet el primero en usar el t¨¦rmino realismo a mediados del siglo XIX. "Este pintor franc¨¦s retrata lo que nunca se hab¨ªa representado en el arte, lo insignificante", explica. Julio L¨®pez, a su vez, recuerda el aforismo: "Lo real, tal vez, solo sea la base, pero es la base". El pintor tomellosero se queja del hecho de que parece que el arte siempre se tiene que elevar por encima de lo real, "?desde los griegos hay que mejorar la realidad!". El catedr¨¢tico alude a la aprensi¨®n y al miedo que ha producido en el arte ser fiel a la realidad y por eso considera un desaf¨ªo el trabajo de Antonio L¨®pez con La familia de Juan Carlos I, "hacer un retrato cortesano en tiempos en que la corte no se representa como tal".
El famoso ¨®leo protagoniza gran parte de la charla. Julio L¨®pez hace hincapi¨¦ en lo mucho que le fascina la luz blanquecina y el aire que rodea a las figuras. Algunas preguntas de los asistentes desvelan detalles que se produjeron durante la ejecuci¨®n, como que el pintor se acompa?aba de un cat¨¢logo de Vel¨¢zquez mientras trabajaba, o qu¨¦ criterio tuvo para borrar alguna cuadr¨ªculas y otras no. L¨®pez no quiere elevar esta obra, quiere dejarla en objeto, en la pintura que es. ?l ten¨ªa la obsesi¨®n de que pareciera una pintura: "S¨ª, s¨ª aire, pero es una pintura", bromea con su amigo Julio. Es lo que ¨¦l controla, lo que sabe cuando llega a su punto. Cuenta que la pintura moderna no se hace por encargo y cuando se recibe uno, "te asustas, te saca de tu mundo". L¨®pez se lo plante¨® como el retrato de una familia espa?ola y a partir de ah¨ª empez¨® a trabajar con libertad. Calla ante las interpretaciones del peso que ha tomado un lado del cuadro, en el que est¨¢ representado el entonces Pr¨ªncipe de Asturias, y como justo en el otro extremo est¨¢ la infanta Cristina. Le importa m¨¢s la disposici¨®n de las sombras en la que vuelve a aludir y a tener como referente a Vel¨¢zquez. Calvo Serraller apunta que lo et¨¦reo del espacio hace m¨¢s contundente la presencia de los que all¨ª aparecen.
Los dos artistas octogenarios siguen trabajando, ambos han dado ideas a lo largo de la charla de obras que se podr¨ªan hacer: Julio L¨®pez ha propuesto una escultura de los arquitectos del Monasterio de El Escorial, all¨ª, dialogando y con instrumentos de construcci¨®n. Antonio L¨®pez ha recordado con cari?o el tiempo que trabaj¨® en Palacio, en el invernadero pintando el famoso cuadro. Pero no fue la primera vez, ya hizo una vista del Campo del moro desde la plaza de la Armer¨ªa en los sesenta. "Algo inventar¨¦ para volver", concluye.
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