Novilleros de post¨ªn, se?oritos del toreo
Ante escaso p¨²blico, solo Gin¨¦s Mar¨ªn cort¨® una oreja en tarde anodina y carente de emoci¨®n
Suele ocurrir que cuando un chaval apunta condiciones surge un mentor entregado que lo cuida, lo acuna, lo encierra en una bola de cristal, lo aleja de la vida y las malas compa?¨ªas, y se empe?a en que sea un artista. Procura que no conozca la parte dura de la profesi¨®n, y lo enfrenta a raspitas bonancibles para que el muchacho llegue intacto y sin rasgu?o alguno a una alternativa de lujo que sea el inicio de una abultada cuenta bancaria. Lo placea, lo lleva al campo, y se asegura de que el alumno aventajado aprenda la lecci¨®n de memoria, domine las suertes, se coloque de dulce, se adorne con gracia, mire al p¨²blico con altivez y se asemeje a una estatua griega en sus airosos y ensayados desplantes.
Vamos, que al torero en ciernes lo transforma en un se?orito del toreo; con aptitudes, por supuesto, pero se?orito, que todo lo hace bonito, con una facilidad que asombra.
Pero nada es perfecto: ese muchacho, por lo regular, es fr¨ªo como un t¨¦mpano, est¨¢ ayuno de pasi¨®n y no conoce la emoci¨®n m¨¢s que por las pel¨ªculas. Parece concebir el toreo como si fuera un baile, y le cuesta un mundo encandilar y arrebatar.
Ayer, hicieron el pase¨ªllo en Vistalegre tres novilleros de post¨ªn que vendieron muy pocas entradas, dijeron muy poco, y, lo que es peor, no consiguieron una sonrisa de felicidad torera entre el escaso p¨²blico asistente. No hab¨ªa m¨¢s que ver las caras de aburrimiento y tristeza de los propios taurinos presentes mientras los chavales hac¨ªan una demostraci¨®n de sus muchos conocimientos entre la indiferencia general. ?lvaro Lorenzo, Gin¨¦s Mar¨ªn y Varea son novilleros con maneras toreras de alta nota, pero no lucen ante novilletes febles y de condici¨®n caprina; y, adem¨¢s, son pesad¨ªsimos y agotan al personal con faenas interminables y sopor¨ªferas. Es lo que tiene que los cuiden tanto, y que no les ense?an que las grandes faenas no deben durar m¨¢s de cuatro minutos; pues seis avisos -dos cada uno- escucharon los primeros de la clase, y seguro que nadie les ha llamado la atenci¨®n. Miles de pases, superioridad manifiesta, tedio letal¡ Como ser¨ªa la cosa que parte del p¨²blico recrimin¨® a Mar¨ªn que se burlara de su segundo oponente como si fuera un mu?eco de peluche.
Ruiz/Lorenzo, Mar¨ªn, Varea
Novillos de Daniel Ruiz, chicos los tres primeros, mansurrones, sosos y nobles; destacaron cuarto y quinto.
?lvaro Lorenzo: pinchazo _aviso_ estocada que asoma _2? aviso_, dos descabellos y el novillo se echa (ovaci¨®n); tres pinchazos y estocada (ovaci¨®n).
Gin¨¦s Mar¨ªn: media contraria y ladeada _aviso_ y cinco descabellos (ovaci¨®n); estocada _aviso_ (oreja).
Varea: dos pinchazos _aviso_ y pinchazo (silencio); tres pinchazos _aviso_ y media contraria y perpendicular (palmas).
Plaza de Vistalegre. Madrid. Primer festejo de la Feria de Invierno. 20 de febrero. Menos de media entrada.
Para m¨¢s se?as, es cierto que manejan con soltura y gracia los enga?os, pero la espada la tienen atravesada. Muy mal los tres en la suerte suprema, que puede convertirse, si no lo remedian, en una guillotina para su futuro.
En fin, que todo no consiste en poseer condiciones y ponerse bonito; que el objetivo no puede ser en andar por el ruedo como un se?orito. El toreo es otra cosa; es emoci¨®n, arrebato, pasi¨®n¡ Y eso solo se puede demostrar ante novillos bravos y encastados. Lo dem¨¢s es un enga?o para los espectadores y, sobre todo, para los chavales.
Dos notas finales. Javier Ambel demostr¨® su categor¨ªa con el capote y al clavar dos pares de banderillas al quinto.
Y la segunda: a la muerte del tercer toro, tres antitaurinos saltaron al ruedo con intenci¨®n de reventar el espect¨¢culo. Ante la ausencia de las fuerzas de seguridad fueron retirados por personal de la plaza.
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