Un ni?o asombra a Italia con una nueva palabra: ¡®petaloso¡¯

M¨¢s all¨¢ de la historia, la cultura, la belleza, Roma, Pompeya, Sophia Loren o un atardecer sobre la costa de Sorrento, Italia es una emoci¨®n contenida en las peque?as cosas, el coraz¨®n que dibuja el camarero sobre el capuchino, los ¡°isocarro¡± llenos de flores bajo la ropa tendida del Trastevere o ese idioma tan bello y exagerado que al traducirlo pierde la magia: ¡°Sei bella da morire¡±. A esa categor¨ªa de las emociones pertenece tambi¨¦n la aventura del peque?o Matteo y su palabra inventada: petaloso (flor llena de p¨¦talos).

La historia comienza hace tres semanas en una clase de lengua de tercera elemental ¨Cchavales de ocho a?os, el equivalente a tercero de primaria en el sistema espa?ol¡ªdel colegio Marchesi de Copparo, un municipio de unos 16.000 habitantes en la provincia de Ferrara, en el norte de Italia. Ese d¨ªa toca hablar de los adjetivos. Y el peque?o Matteo aplica a una flor ¨Cque en italiano es masculino, ¡° fiore¡±¡ª el adjetivo ¡°petaloso¡± para explicar que est¨¢ llena de p¨¦talos. La palabra no existe en italiano y por tanto la maestra, que por cierto se llama Margherita, se?ala la respuesta como fallida. Pero no se queda ah¨ª. ¡°Cuando correg¨ª el examen¡±, explica Margherita Aurora al Corriere della Sera, ¡°marqu¨¦ 'petaloso' como un error, pero a?ad¨ª un c¨ªrculo rojo para se?alar que se trataba de un bello error. La palabra me gustaba, y por eso se me ocurri¨® preguntar la opini¨®n de la Crusca [la Accademia della Crusca, el instituto nacional para la salvaguarda del italiano]¡±.

La maestra Margherita no toma la iniciativa en solitario, sino que recuerda a sus alumnos para qu¨¦ sirve la academia de la lengua y le pide a Matteo que sea ¨¦l mismo quien se dirija a la Crusca para solicitar la entrada de su palabra inventada en el bello jard¨ªn del italiano. La historia, una peque?a historia de un peque?o pueblo del norte de Italia, se hubiese marchitado ah¨ª si no fuese porque el martes el cartero deja una carta en el colegio Marchesi dirigida a Matteo. El membrete, nada m¨¢s y nada menos, era de la ¡°Accademia della Crusca, v¨ªa di Castello, 46. Firenze¡±.

Con una emoci¨®n y una algarab¨ªa f¨¢ciles de imaginar, la profesora abre la carta delante de sus alumnos y lee el texto firmado por Maria Cristina Torchia, consejera ling¨¹ista de la Crusca: ¡°Querido Matteo. La palabra que has inventado es una palabra bien formada y podr¨ªa ser usada en italiano, como son usadas otras palabras formadas de la misma manera. T¨² has puesto juntas p¨¦talo+oso=lleno de p¨¦talos, con muchos p¨¦talos¡±. La representante de la academia pone incluso algunos ejemplos, como ¡°pelo+oso= peloso, lleno de pelos o con muchos pelos¡±. La carta concluye explicando al peque?o Matteo que, para que una palabra nueva pueda entrar en el vocabulario, ¡°no es suficiente con que sea conocida y usada solo por quien la ha inventado, sino que la usen muchas personas y que muchas personas la entienda¡±. Y, lo m¨¢s curioso y tal vez lo m¨¢s emocionante, la academia de la lengua italiana da un consejo a Matteo: ¡°Si logras difundir tu palabra entre muchas personas y muchas personas en Italia comienzan a decir y a escribir 'com¡¯e petaloso questo fiore!' o, como tu sugieres, 'le margherite sono fiori petalosi', entonces 'petaloso' se convertir¨¢ en una palabra m¨¢s del italiano¡±.

Dicho y hecho. A trav¨¦s de su cuenta de Twitter, la profesora Margherita Aurora env¨ªa el martes un mensaje en el que cuenta la historia y su satisfacci¨®n por la imaginaci¨®n de Matteo y por la respuesta de la academia: ¡°Para m¨ª vale como mil lecciones de italiano¡±. El resto lo hacen las redes sociales. Hasta el jefe del Gobierno, Matteo Renzi, se congratula en Twitter de la inventiva de su tocayo: ¡°Gracias al peque?o Matteo, gracias a la @AccademiaCrusca Una historia bella, una palabra nueva #petaloso¡±.

La academia, tambi¨¦n a trav¨¦s de Twitter, confirma que la aventura de Matteo est¨¢ siendo un ¨¦xito y se ha convertido en tendencia en Internet.

En muchos lugares de Italia, las escuelas a¨²n pagan la desidia de Silvio Berlusconi hacia la educaci¨®n, la cultura y lo p¨²blico, por eso es a¨²n m¨¢s emocionante la historia de Matteo, la profesora Margherita y sus flores llenas de p¨¦talos.