Fernando Cardenal, cristianismo al lado del pueblo y la revoluci¨®n
Represaliado por el Vaticano, fue ministro de Educaci¨®n sandinista
El 20 de febrero falleci¨® el jesuita nicarag¨¹ense Fernando Cardenal, una de las figuras m¨¢s relevantes del cristianismo liberador en Am¨¦rica Latina, comprometido en la lucha contra la dictadura somocista y despu¨¦s en la revoluci¨®n sandinista junto con otras personalidades religiosas, como su hermano el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal y el religioso de la congregaci¨®n misionera Maryknoll Miguel D¡¯Escoto, ministros de Cultura y de Asuntos Exteriores respectivamente en el Gobierno sandinista de Daniel Ortega.
Fernando Cardenal coordin¨® la Cruzada Nacional de Alfabetizaci¨®n con la movilizaci¨®n de cerca de un mill¨®n de estudiantes, maestros, t¨¦cnicos, profesionales y amas de casa, que supuso la reducci¨®n del analfabetismo en Nicaragua del 50,35% al 12,96%, siguiendo el m¨¦todo de la Pedagog¨ªa del oprimido de Paulo Freire, y que cont¨® con el reconocimiento de la Unesco. Asumi¨® luego la direcci¨®n del programa de formaci¨®n de la juventud sandinista. De 1984 a 1990 fungi¨® como ministro de Educaci¨®n. Fue entonces cuando, con profundo pesar y tras plantear objeci¨®n de conciencia, fue obligado a abandonar la Compa?¨ªa de Jes¨²s por sus superiores, quienes consideraban incompatibles su militancia revolucionaria y su pertenencia religiosa.
Con motivo de su expulsi¨®n de su orden, Cardenal pronunci¨® la contundente y certera afirmaci¨®n: ¡°Es posible que me equivoque siendo ministro, pero d¨¦jenme equivocarme en favor de los pobres, porque la Iglesia se ha equivocado durante muchos siglos en favor de los ricos¡±. Con todo, Fernando Cardenal mantuvo siempre la ¡°comuni¨®n¡± con la Iglesia contra viento y marea. Eso s¨ª, ¡°una comuni¨®n conflictiva, dolorosa y sangrante¡±, como ¨¦l mismo confesaba. Y lo demostr¨® con la vuelta a la Compa?¨ªa de Jes¨²s, pasando de nuevo por el noviciado. En esa ¨²ltima etapa fue director nacional del Movimiento de Educaci¨®n Popular y Promoci¨®n Social Fe y Alegr¨ªa, volviendo as¨ª a ejercer su verdadera vocaci¨®n de educador de los marginados.
A Cardenal le toc¨® vivir uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos de Nicaragua. El peque?o pa¨ªs centroamericano fue objeto de una prolongada agresi¨®n militar por parte de EE UU, financiada por el Congreso norteamericano con cientos de millones de d¨®lares con el objetivo de derrocar al Gobierno sandinista y destruir Nicaragua, seg¨²n afirm¨® el propio Reagan. Una agresi¨®n que, reconocida por el Tribunal Internacional de La Haya, fue aplaudida por algunos obispos nicarag¨¹enses como monse?or Pablo Antonio Vega, quien la justificaba de esta guisa: ¡°Es peor matar el alma que matar el cuerpo¡±.
Dicha agresi¨®n, que supuso decenas de miles de muertos y de discapacitados ¡ªla mayor¨ªa j¨®venes¡ª, cont¨®, si no con el apoyo expl¨ªcito, s¨ª con el silencio c¨®mplice del Vaticano bajo el pontificado de Juan Pablo II y la presidencia de la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe por el cardenal Ratzinger. Ambos condenaron la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y a algunos de sus principales cultivadores, as¨ª como la colaboraci¨®n de los cristianos con la revoluci¨®n sandinista y la presencia de sacerdotes en el Gobierno nicarag¨¹ense. El ejemplo m¨¢s emblem¨¢tico de dicha condena fue la humillaci¨®n p¨²blica a la que Juan Pablo II someti¨® a Ernesto Cardenal, entonces ministro de Cultura, a quien, en su visita a Nicaragua en 1983, exigi¨®, con el dedo amenazador, que arreglara sus problemas con la Iglesia, lo que supon¨ªa abandonar el Ministerio de Cultura. Exigencia que el poeta escuch¨® de rodillas, sonriente y con la cabeza descubierta.
Dolorido por la actitud del Vaticano, Fernando Cardenal declar¨®, durante su participaci¨®n en el VI Congreso de Teolog¨ªa celebrado en Madrid: ¡°El Vaticano no nos deja vivir nuestra fe en la frontera. Le da m¨¢s espacio a la fe y a la teolog¨ªa que apoyan el imperialismo y el proyecto de Reagan que a nuestra fe, que humildemente intentamos vivir acompa?ando a nuestro pueblo, que es profundamente cristiano¡±.
Tras la muerte de Fernando Cardenal, nos queda su experiencia pol¨ªtica, su testimonio religioso y su pensamiento liberador, narrados por ¨¦l mismo en su libro Junto a mi pueblo, con su revoluci¨®n. Memorias (Trotta, 2006; 2009), apasionante cr¨®nica pol¨ªtica, social y religiosa y autobiograf¨ªa sincera.
Juan Jos¨¦ Tamayo es autor de Invitaci¨®n a la Utop¨ªa. Ensayo hist¨®rico para tiempos de crisis (Trotta, 2012).
Babelia
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