El periodismo seg¨²n ¡®Spotlight¡¯: m¨¢s oficio que hero¨ªsmo
Sigue siendo imprescindible la capacidad de la prensa de mirar debajo de las alfombras

Ahora que el periodismo anda bajo de autoestima, sabe a gloria el Oscar para Spotlight, una loa de este oficio que aspira a que se sepa lo que alguien no quiere que se sepa. El equipo de investigaci¨®n del Boston Globe soport¨® fuertes presiones y destap¨® cientos de casos de abusos sexuales ocultados por la Iglesia durante d¨¦cadas solo en la di¨®cesis de esa ciudad. No vemos a los reporteros como h¨¦roes, sino como gente responsable, currante y cuidadosa que indaga durante meses para no dejar ning¨²n cabo suelto. Sin magia ni ¨¦pica: rigor y servicio p¨²blico.
Est¨¢ baja la confianza ciudadana en los medios, dicen las encuestas, y no faltan motivos. Uno de ellos, la sospecha de que en demasiados casos la l¨ªnea ideol¨®gica est¨¢ por encima de lo m¨¢s sagrado: la verdad. El Boston Globe no ten¨ªa nada de comecuras: su base de lectores era cat¨®lica. Y pasaba apuros ¡ª¡°no ten¨¦is recursos para afrontar esto¡±, les advierten¡ª. No hicieron caso a los que les ped¨ªan mirar a otro lado. Publicaron solo lo que han podido probar... y todo lo que han podido probar.
Decimos que el periodismo est¨¢ en crisis, pero nunca se ha consumido m¨¢s informaci¨®n. Los lectores de diarios migran del papel a lo digital, pero son m¨¢s. La radio mantiene en Espa?a una potencia informativa inaudita. Y la televisi¨®n, pese a que prefiere el entretenimiento a la profundidad, se llena de actualidad. Abundan las tertulias pol¨ªticas, m¨¢s o menos serenas. Y proliferan los espacios de reportajes con sensibilidad social. Claro que no todos pasar¨ªan el control de calidad del Globe: la profesi¨®n no est¨¢ a salvo de los virus del partidismo, el sensacionalismo o la frivolidad.
Seg¨²n Spotlight, ya se dec¨ªa en 2001 que Internet se estaba llevando los anuncios clasificados y el diario se enfrentar¨ªa a recortes. Quince a?os despu¨¦s, la prensa resiste y se transforma. Sigue siendo imprescindible su capacidad de mirar debajo de las alfombras. No se hagan ilusiones los corruptos. Ni los pederastas.
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