¡°Europa es el barrio pijo del mundo, rodeado de peligros¡±
Santiago Roncagliolo publica 'La noche de los alfileres', una cr¨®nica de la Lima de su adolescencia, con cuatro protagonisas que quieren perder su virginidad cuando el pa¨ªs arde
Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) ha entonado un canto polif¨®nico a cuatro voces para la ciudad en que naci¨®. Tiene sus elementos arm¨®nicos ¡ªel sexo, la amistad, la camarader¨ªa¡¡ª, disonantes ¡ªla violencia, la autoridad, el descalabro¡¡ª y otros, que no viene a cuento revelar. Todas esas voces cantan y ti?en de distintos tonos La noche de los alfileres (Alfaguara), su ¨²ltima novela.
¡°Cada uno de ellos se mueve con distintas pulsiones: la rabia, el amor, el dolor, la raz¨®n. Cada una de ellas, produce en el resto un conflicto derivado de esas motivaciones¡±, comenta el autor. Pero existen tambi¨¦n luchas comunes, como el desaf¨ªo a una autoridad atosigante, con sus dobles y triples filos, capaces de provocar la desesperaci¨®n encarnada en una maestra r¨ªgida y nada contemplativa. ¡°La bautic¨¦ con un nombre impronunciable: se?ora Pringlin¡±.
?Un s¨ªmbolo digno de ser derribado en el Per¨² de su infancia? ¡°La autoridad a combatir, eso seguro¡±. Lo hacen guiados por el sabor de una memoria adolescente, la del propio autor. ¡°Esta es la primera novela que escribo con elementos autobiogr¨¢ficos. Hasta ahora he sido un novelista muy pudoroso, es la primera vez que tiro de mis memorias¡±. ?Cosas de la edad? ¡°Cuando llegas a los 40, empiezas a pensar que pueden quedarte m¨¢s a?os atr¨¢s que por delante¡±, asegura Roncagliolo.
¡°Mi infancia fue un horror, viv¨ª a?os espantosos, hasta ahora, hab¨ªa tratado el tema en mis libros, pero no de c¨®mo lo viv¨ª¡±
A esa mirada hacia atr¨¢s, le ha a?adido un ritmo fren¨¦tico marca de la casa, de frases cortas, di¨¢logos punzantes y una coraza de refugio ante el horror donde prima la cultura popular: ¡°Me interesa mucho reivindicarla e introducirla al mismo nivel que la alta cultura. En mi casa hab¨ªa libros de filosof¨ªa y novelistas experimentales en la biblioteca mientras al lado pon¨ªamos la televisi¨®n bien alta con comedias americanas¡±.
Por eso se entremezclan con toda su naturalidad Freddy Krugger con Star Wars, Bon Jovi o Cort¨¢zar y Vargas Llosa con Los Goonies. En esa cultura, Roncagliolo labr¨® un estilo con claves generacionales propias, con expresiones, lenguajes burbujeantes que en esta novela rompen algunas costuras constre?idas. ¡°Me he dado cuenta de que esos c¨®digos s¨®lo los vivo all¨ª, entre amigos de la infancia¡±.
En cierto modo, La noche de los alfileres, es tambi¨¦n una deuda. ¡°Primero para los m¨ªos. Es la novela que les deb¨ªa a mis hijos. La manera de contarles de d¨®nde vengo¡±. Y de rebelarles trucos nada nobles de delantero centro: como llevar en el bolsillo objetos punzantes para dejarles tumbados antes de cualquier requiebro. O de prevenirles ante las siempre inesperadas erupciones de la adolescencia, como las que viven sus protagonistas: Manu, Beto, Moco y Carlos. ¡°Andan en esa edad donde los planes se tuercen y todo se puede salir de madre. Los adolescentes pueden ser esa especie de monos con metralleta. Cuerpos de hombre con mente de ni?o¡±.
M¨¢s en un ambiente donde el caos que enciende la violencia puede justificar en el centro neur¨¢lgico de cualquier seso inmaduro, patadas a la ley: ¡°Mi infancia fue un horror, viv¨ª a?os espantosos, de violencia cotidiana, apagones, cad¨¢veres por la calle, hasta ahora, hab¨ªa tratado el tema en mis libros, pero no de c¨®mo lo viv¨ª¡±.
Ahora, el autor no ha dudado en mostrar esa siempre fr¨¢gil desnudez: ¡°Es la historia de cuatro chicos que tratan desesperadamente de perder la virginidad mientras el pa¨ªs se incendia¡±. Daba lo mismo que crecieran en un barrio pijo, donde aparentemente pocas cosas pod¨ªan pinchar la burbuja. ¡°Aunque crecimos fortificados, la violencia de aquellos a?os se filtraba. Pasaba en cierto sentido como ocurre hoy en Europa, que es el barrio pijo del mundo, rodeado de amenazas y peligros que le acechan por todas partes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.