¡°Hay canallas, pero tambi¨¦n bondad en todas las esquinas¡±
Periodista, novelista; dedic¨® mil p¨¢ginas a contar la 'Historia de un canalla', obra que publica Plaza y Jan¨¦s. De esa b¨²squeda en el alma de un malvado sali¨® sabiendo que la bondad resiste a esa oscuridad.
?D¨®nde ve hoy la maldad? La maldad nos rodea desde siempre; est¨¢ en los que provocaron la crisis financiera, en los que jugaron con el dinero virtual y causaron la ruina de personas en todo el mundo, en los ejecutivos aparentemente respetables a los que no les tiembla el alma despidiendo a la gente mientras se llevan bonus. La maldad est¨¢ a la vuelta de la esquina, pero la bondad tambi¨¦n est¨¢ en todas las esquinas.
?Qu¨¦ distingue a un malvado? Su falta de empat¨ªa, su incapacidad para ponerse en la piel del otro, su extremo ego¨ªsmo.
?Lo ve tambi¨¦n en quienes parecen bondadosos? No en personas que parecen bondadosas, pero s¨ª en aquellas que tienen un reconocimiento social. En todos los ¨¢mbitos: acad¨¦mico, pol¨ªtico, period¨ªstico¡ Es una de las caracter¨ªsticas del tiempo que nos ha tocado vivir.
Y se dan hechos contradictorios: personas que cuidan o educan y abusan, como los pederastas. Este es un de los actos malvados m¨¢s vomitivos que uno puede imaginar. Lo estamos viendo estos d¨ªas en los peri¨®dicos, lo hemos visto en el esc¨¢ndalo inmenso de la Iglesia cat¨®lica en todo el mundo. El abuso de un ni?o inocente es una de las im¨¢genes de la maldad, y la maldad tiene muchos rostros.
El abuso de un ni?o inocente es una de las im¨¢genes de la maldad, y la maldad tiene muchos rostros Julia Navarro
?Cu¨¢l es el m¨¢s perverso? A veces pensamos en la maldad absoluta y nos viene la imagen de Hitler, Stalin o Pol Pot; esos son los grandes malos, la maldad suprema. Y luego est¨¢n los rostros de la maldad, cotidianos, como los abusadores de ni?os, maltratadores de las mujeres¡
En el caso de la pederastia hay muchos sacerdotes, en Espa?a y en el mundo¡ Y eso s¨ª que es un contradi¨®s. S¨ª. Y no s¨®lo sacerdotes; hay profesores laicos que tambi¨¦n llevan a cabo abusos. Pero es mucho m¨¢s grave que lo haga alguien que tiene unos votos y un compromiso ¨¦tico que viola de forma repugnante.
?Qu¨¦ chispazo sinti¨® para dedicarle tanto esfuerzo a contar la historia de un canalla? Siempre me impresionaron las personas que dicen que no se arrepienten de nada; y me pregunto en qu¨¦ sociedad estamos viviendo para ver cada d¨ªa en los medios los rostros de quienes est¨¢n provocando dolor y miseria a millones de personas, sin que se les mueva una pesta?a. Pienso en quienes tomaron la decisi¨®n de que hab¨ªa que sacudir Oriente Medio e intervenir en Siria, que metieron la mano ah¨ª y luego est¨¢n cerrando las fronteras a quienes sufren las consecuencias de una guerra, en la que Europa tampoco es inocente.
?Est¨¢ la sociedad equipada para luchar contra la canallada? Para eso se necesitar¨ªa una buena educaci¨®n, que desde la escuela nos dieran herramientas para aprender a pensar; me parece un esc¨¢ndalo que la Filosof¨ªa se haya convertido en una mar¨ªa¡, una asignatura que tanto ayuda a hacerte preguntas, y responderlas. Y me parece terrible que desaparezca la Historia de verdad en los planes de estudio¡ O la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Es decir, las Humanidades.
Usted es periodista. Dec¨ªa Eugenio Scalfari que el periodismo puede ser cruel, capaz de la canallada. Lo es. Es verdad que a veces destruimos una reputaci¨®n porque tiene una historia que hay que contar, pero otras veces extendemos la mancha y esa persona afectada ya no se recupera nunca.
Otro periodista, Jean Daniel, avisaba de la capacidad de hacer da?o¡ Es verdad; a veces no nos damos cuenta del inmenso poder que tenemos. Si contamos algo tremendo de alguien tenemos la obligaci¨®n de no hacerlo ligeramente, y no hacer del periodismo un show. En algunos momentos el periodismo se est¨¢ banalizando, pero como se banaliza todo. Se trata a los ciudadanos como si fueran menores de edad.
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