El d¨ªa en que un carpintero casi mata a Hitler
Oliver Hirschbiegel (¡®El hundimiento¡¯) reflexiona en su nuevo filme sobre c¨®mo el nazismo absorbi¨® el alma alemana
Antes de que Adolf Hitler saliera solo con heridas leves de la operaci¨®n Valkiria en julio de 1944 ¡ªpreparada por el coronel del Estado Mayor Claus von Stauffenberg para asesinarle¡ª, antes de los otros 40 intentos de atentado, tentativas todas frustradas que no acabaron con la vida del F¨¹hrer, hubo un carpintero que estuvo muy cerca de alterar la Historia.
En noviembre de 1939, Hitler asisti¨® a un mitin en la cervecer¨ªa B¨¹rgerbr?ukeller de M¨²nich, una de las m¨¢s grandes de la ciudad. En una de sus columnas, cerca de donde el F¨¹hrer iba a dar su discurso, Georg Elser coloc¨® una bomba para que estallara durante el acto. Por una vez en su vida, Hitler acort¨® su arenga y se fue 13 minutos antes de que explotara el dispositivo, que asesin¨® a siete personas. ¡°Hoy ser¨ªa calificado de jipi¡±, asegura el cineasta alem¨¢n Oliver Hirschbiegel, el director de 13 minutos para matar a Hitler, la pel¨ªcula que lleg¨® ayer a las salas espa?olas y que ilustra aquel magnicidio frustrado. Lo curioso de Hirschbiegel es que su cine nunca ha abandonado los fascismos y los enfrentamientos violentos (El experimento, Cinco minutos de gloria o Invasi¨®n, versi¨®n hollywoodiense contempor¨¢nea de La invasi¨®n de los ultracuerpos) o la figura del F¨¹hrer (El hundimiento y esta 13 minutos para matar a Hitler). Mejor olvidarse de Diana, su biopic sobre Lady Di.
El pistolero germano de la Mafia
"Busco buenas historias, est¨¦n donde est¨¦n, que puedan mostrar las dos caras de una misma historia, como en 13 minutos para matar a Hitler. Lo que no creo es que vuelva a Hollywood", dice Oliver Hirschbiegel, ya que el cineasta alem¨¢n dirigi¨® en la industria estadounidense Invasi¨®n. "No me quejo: hice una pel¨ªcula hollywoodiense y muy bien pagada". Ahora encara en Das Engelsgesicht la historial real de un pistolero alem¨¢n, Giorgio Basile, conocido por Angel Face, a sueldo de la 'Ndrangheta calabresa, y que en 1988 se convirti¨® en testigo protegido en un juicio contra la Mafia.
Hirschbiegel (Hamburgo, 1957) asegura que a ¨¦l, como cineasta, lo que realmente le interesa es la figura del demonio. ¡°Hitler fue ese diablo dotado para el mal que por desgracia ejerci¨® su poder en Alemania apoyado por los alemanes. Y a¨²n estamos pagando aquel pecado. A m¨ª siempre me ha fascinado c¨®mo pudo pasar aquello, qu¨¦ mecanismos funcionaron en el cerebro de los alemanes como para que todo un pa¨ªs ayudara y permitiera aquel horror. Porque claro, la barbaridad, el tama?o de la salvajada de lo que fue el Holocausto no ha dejado espacio durante d¨¦cadas a la reflexi¨®n m¨¢s profunda: ?por qu¨¦, c¨®mo pudo ocurrir lo que ocurri¨®?¡±.
Sin comparaciones
Hirschbiegel es duro con la Alemania de entonces y con la actual. Se niega a comparar Gobiernos o a hablar de similares culpabilidades diluidas en la Alemania de los a?os treinta y en la actual. ¡°La crisis de los refugiados no tiene que ver con una crisis identitaria alemana o europea, tiene que ver con otra cosa, con la guerra como negocio, con la falta de nuestra ayuda en sus pa¨ªses de origen, con el capitalismo salvaje en el que vivimos¡±.
En la ¨¦poca nazi, muy pocos se sustrajeron a la oleada de fascismo. ¡°Me siento muy cercano a Elser porque era un defensor de la individualidad, y ¨²nicamente con sus actos casi logra el ¨¦xito, porque lo ide¨® en solitario. Me interesa el tema del nazismo desde que ten¨ªa ocho a?os. Iba mucho a una biblioteca p¨²blica, mi familia no ten¨ªa mucho dinero, y un d¨ªa cog¨ª un libro sobre la II Guerra Mundial. Me acuerdo perfectamente de las fotos, de c¨®mo empec¨¦ por el cap¨ªtulo de Dunquerque, fui pasando p¨¢ginas y llegu¨¦ al dedicado a los campos de concentraci¨®n, de los que nadie me hab¨ªa hablado. Las fotograf¨ªas... Mi cabeza estall¨®. Me parec¨ªa algo irreal¡±. Durante un tiempo, el cineasta asegura que ha intentado encontrar respuestas, explicaciones a todo aquel salvajismo: ¡°No las hay, al menos yo no las he encontrado¡±. Y tampoco pudo recurrir a recuerdos familiares. ¡°Mi padre solo ten¨ªa 14 a?os cuando acab¨® la guerra. Yo nunca conoc¨ª a mi abuelo paterno y el materno se pas¨® bastante tiempo del conflicto b¨¦lico escondido. En esto soy un alem¨¢n extra?o. Pero si preguntas en general, nadie recuerda nada, nadie vio nada¡±.
A Elser todo lleg¨® un poco despu¨¦s. ¡°Con 15 o 16 a?os su nombre aparec¨ªa en otro libro. Le defin¨ªan como un tipo extra?o, nerd [la entrevista se realiza en ingl¨¦s y el director asegura que ese t¨¦rmino define a la perfecci¨®n la imagen que en Alemania hab¨ªa del carpintero], un hombre manipulado por alg¨²n servicio secreto extranjero... porque en mi pa¨ªs a¨²n muchos piensan que fue un antipatriota. Cuando empec¨¦ a investigar, me di cuenta de que todo eran estereotipos, de que Elser fue un idealista, un jipi visionario, un artesano muy dotado para el trabajo manual, inteligente y con encanto para las mujeres¡±. Lo fascinante es que los descendientes de Elser han borrado sus huellas, avergonzados por el comportamiento del carpintero: ¡°En vez de pensar ¡ªy yo as¨ª lo creo¡ª que fue un h¨¦roe¡±.
Para el cineasta, en el alma de sus 13 minutos para matar a Hitler anida la idea de que ¡°un solo hombre puede marcar la diferencia¡±. ¡°En esta ocasi¨®n, no tuvo suerte. Por desgracia¡±.
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