Richard Parra: ¡°Todo acto de memoria debe ser social¡±
El escritor peruano afincado en Nueva York escribe libros para que no se le evaporen los recuerdos. En 'Los ni?os muertos' plantea una novela de iniciaci¨®n a la crueldad
Es un miedo frecuente, grabar una entrevista y que se pierda, o que no se oiga, que no se haya guardado. A Richard Parra (Lima, 1976) le ocurri¨® una vez, cuando preparaba una de sus dos primeras novelas. ¡°En Necrofucker hay un chico, Gabriel, que es hijo de un polic¨ªa que participa en la guerra de Per¨² de los a?os ochenta, que me empez¨® a contar la trayectoria de su padre y ¨¦l, es un material que serv¨ªa para armar el personaje. Cuando llegu¨¦ a casa no se o¨ªa. Tuve que escribir bien r¨¢pido para que no se me perdiera¡±. Parra graba las entrevistas para que no se le olviden los detalles y escribe libros para que no se evaporen los recuerdos. Prepara un documental y se topa con una novela. El suceso resulta menos improbable cuando se trata de una barriada vecina de un vertedero a las afueras de la capital de Per¨².
PREGUNTA. ?Hace una especie de trabajo period¨ªstico al plantear las historias?
RESPUESTA. Incluso con mis propios recuerdos. Con Daniel, en Los ni?os muertos, yo ve¨ªa im¨¢genes en movimiento, y estuve entrevistando a amigos, hermanos, t¨ªos, abuelos¡ Y aparec¨ªan detalles e impresiones que no ten¨ªa tan en cuenta al principio, as¨ª fui dise?ando la historia.
P. Porque muchas veces el recuerdo es enga?oso, se recuerda el relato de lo sucedido y no tanto lo sucedido en s¨ª.
R. Todo acto de memoria debe ser social, entre varios, por no decir colectivo. As¨ª empez¨® Los ni?os muertos, en la cocina conversando con mi mam¨¢, en Queens. Recordaba a un amiguito del barrio de El Mont¨®n al que atropell¨® un cami¨®n, a m¨ª me impresion¨® mucho porque fue la primera vez que vi un cad¨¢ver. En la conversaci¨®n empezaron a salir algunos detalles que encendieron las ganas de escribir un libro, yo quer¨ªa hacer un documental, pero con todos los materiales en la mesa, vi el libro. Lo vi y lo escrib¨ª.
¡°El lector es el que completa el libro. Hay que darle todos los materiales para que pueda hacer una lectura abierta del texto¡±
Parra ha llegado a la entrevista, en una oficina de Manhattan, desde Brooklyn acompa?ado de uno de sus seis hermanos. Confiesa que empez¨® a leer de mayor, pero la literatura le envenen¨®. Dej¨® los estudios de ingenier¨ªa y se licenci¨® en Filosof¨ªa y Letras. Los ni?os muertos es un relato que transcurre entre un barrio perif¨¦rico de Lima, en los ochenta, ¨¦poca en la que transcurre la infancia del autor, y un pueblo rural en una generaci¨®n anterior. Es una historia dura relatada a trav¨¦s de los ojos de Daniel, un ni?o de soledad muy profunda, y su familia.
P. No es puramente autobiogr¨¢fico, pero todo ha sucedido en su entorno.
R. Hay sucesos de entonces mezclados con los contempor¨¢neos. Quer¨ªa que el libro tambi¨¦n hablase de algunos problemas del presente, como por ejemplo la crisis ecol¨®gica, no quer¨ªa un libro retro.
P. Despu¨¦s de haber crecido en un entorno as¨ª, ?escribir sobre ello es una necesidad o un compromiso?
R. Hay una especie de reto por recordar porque algunas cosas se estaban borrando. Hay un escritor peruano, el Inca Garcilaso, que siempre dec¨ªa en sus cr¨®nicas que pon¨ªa las cosas en papel porque sabe que, si no, se van a olvidar. Yo no llego a ese extremo, pero puse todas mis fuerzas como escritor en plasmar esa novela. Recordaba basurales por los que pasaba todos los d¨ªas para ir al colegio. O¨ª que se iba a reubicar todo ese barrio y pens¨¦ hacer un documental sobre su desaparici¨®n, al final no lo reubicaron, y me encontr¨¦ el libro de repente.
Y est¨¢ escrito sin rodeos ni anestesia, con crudeza. Dice Antonio Mu?oz Molina que la escritura de Parra tiene ¡°una desnudez cercana a Juan Rulfo, una progresi¨®n de urgencia y de fatalidad¡±. Es algo presente tambi¨¦n en Necrofucker y La pasi¨®n de Enrique Lynch, las dos novelas previas editadas por Demipage. Antes public¨® relatos agrupados en Contemplaci¨®n del abismo.
P. ?Su literatura genera incomodidad en Per¨²?
R. En el caso de Los ni?os muertos hab¨ªa un vector pol¨ªtico. Hay un discurso social de un Per¨² que se dirige al primer mundo y yo creo que puede ser verdad. No soy especialista en econom¨ªa o pol¨ªtica, pero acabamos de salir de una guerra que en algunos lugares era civil, la pobreza extrema no ha desaparecido, hay ni?os que mueren de fr¨ªo en invierno. Lima es una de las ciudades con m¨¢s casos de tuberculosis de la regi¨®n, la situaci¨®n de la mujer es todav¨ªa penosa¡ Es una crisis social que todav¨ªa no ha desaparecido. El libro la documenta, y si esa documentaci¨®n hace chispas con una visi¨®n un poco fr¨ªvola del pa¨ªs, eso es la literatura. Si mira las primeras novelas de los peruanos Vargas Llosa o Jos¨¦ Mar¨ªa Arguedas, o en Espa?a Goytisolo o Cervantes mismo¡ El Quijote sale de su casa a un territorio de ladrones, de gente que abusa de otras personas, prostitutas¡ Ese choque entre visiones de una realidad tambi¨¦n genera un efecto literario, todos los libros est¨¢n posicionados en la historia.
P. Cita a Vargas Llosa. ?C¨®mo le ha marcado a su generaci¨®n literaria en Per¨²?
R. Yo no lo le¨ª de adolescente, sino en 2000. El primer libro fue La fiesta del Chivo. Y me gust¨®, pero me impresion¨® la primera parte de su obra, me sigue pareciendo la m¨¢s valiosa. La ciudad y los perros y La casa verde siguen siendo mis favoritos de ¨¦l y a mi generaci¨®n la ha marcado, no solo su literatura, sino tambi¨¦n su posicionamiento pol¨ªtico. Y el Nobel. Este auge de la literatura peruana ocurre un poco despu¨¦s del premio. No tengo elementos para decir que fue debido a eso, pero lo podr¨ªa parecer. A m¨ª siempre me interes¨® que ¨¦l escribe en paralelo a Jos¨¦ Mar¨ªa Arguedas, un autor mayor que Vargas Llosa, y dir¨ªa que es un predecesor, no solo formal, sino por los temas pol¨ªticos que trata. Arguedas siempre fue visto como local, pero es muy influyente.
Las de Parra son novelas breves. La ¨²ltima, la m¨¢s extensa, apenas supera las 41.000 palabras, despu¨¦s de un primer borrador que ocupaba el doble. Aun as¨ª, viven en esas p¨¢ginas hasta 130 personas con el ni?o Daniel como eje central.
Las de Parra son novelas breves. La ¨²ltima, la m¨¢s extensa, apenas supera las 41.000 palabras, despu¨¦s de un primer borrador que ocupaba el doble
P. La infancia est¨¢ muy presente en sus otros libros. ?Qu¨¦ le aporta que no encuentra en otras fases?
R. Ese descubrimiento, el de abrir la puerta de la casa y ver qu¨¦ hay fuera, hasta ver lo que hay dentro de la propia casa. Pero en la novela quer¨ªa que ese territorio de la infancia no fuera el de lo d¨¦bil o de lo inocente, sino el valor de la historia. El narrador no se detiene en ning¨²n caso a decir: ¡°Daniel sinti¨® esto o lo otro¡±. Me interes¨® ese territorio de seguridad, de bondad, en oposici¨®n al basurero o a los profesores de la escuela. Yo los recuerdo p¨¦simos y crueles y eso lo puse sin casi cambiar nada. El lector es el que completa el libro, y no hay que darle trampas, sino todos los materiales para que pueda hacer una lectura abierta del texto.
P. Cuando dec¨ªa que hay un vector pol¨ªtico, la lectura m¨¢s obvia parece la de la denuncia del trato al d¨¦bil.
R. Una novela no es un discurso puro, no hay literatura pura, y en el libro alguien puede decir que hay una denuncia del sistema de haciendas andino, o del trato a los pobres, pero tambi¨¦n aparece un trato sin paternalismo, que es ese error de las literaturas de denuncia cl¨¢sicas. Sin criticar, en algunos libros de Julio Ram¨®n Ribeyro tiende a hacer lecturas paternalistas, sin embargo, Jos¨¦ Mar¨ªa Arguedas tiene estrategias para escapar de ese paternalismo. Lo que me importa es que haya una tensi¨®n, ese es el efecto literario.
Los ni?os muertos. Richard Parra. Demipage. Madrid, 2015. 289 p¨¢ginas. 18 euros.
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