¡®Espa?olario¡¯ de autor
De Am¨¦rica a zarrapastroso pasando por dinero o f¨²tbol, 27 ling¨¹istas y escritores de las dos orillas del Atl¨¢ntico retratan un idioma que pone distintas m¨²sicas a las mismas letras
A: AM?RICA Nos toc¨® en suerte llamarnos Am¨¦rica en honor a un personaje ambiguo e incierto, un tal Am¨¦rico Vespucio que bien pudo haber sido esp¨ªa, fabulador, tratante de esclavos o comerciante, y de cuyos dudosos hechos el m¨¢s improbable es que alguna vez haya realmente visitado el Nuevo Mundo. Vaya capricho del destino, con tanto viajero ilustre y descubridor insigne que en efecto nos puso encima la bota. Y pensar que por Rodrigo de Triana, el jovenazo que de primeras nos divis¨® y se?al¨® con el ¨ªndice, hubi¨¦ramos podido llamarnos m¨¢s bien La Trianera. Bartoloma o La Bartola, y en el peor de los casos El Caser¨ªo, por Bartolom¨¦ de las Casas. Cristosfera por Crist¨®foro, o de una buena vez Colonias en derivaci¨®n de su apellido. La Cortesana por Hern¨¢n Cort¨¦s. La Pizarra por Francisco Pizarro. La Gonzalona, Jimenea o Queser¨ªa por Gonzalo Jim¨¦nez de Quesada. Esos al menos hubieran sido nombres anclados en la historia. Pero no. Nos ganamos porque s¨ª el ap¨®crifo pero sonoro nombre de Am¨¦rica.
Laura Restrepo, escritora colombiana, autora de Pecado (Alfaguara).
B: BIBLIOTECA Sitio que aloja la memoria de una sociedad o de un lector (hable espa?ol o cualquier otra lengua). El arquetipo de toda biblioteca es la m¨ªtica Biblioteca de Alejandr¨ªa, de la cual no sabemos casi nada, salvo su famosa ambici¨®n de coleccionar todos los libros del mundo. Las responsabilidades de una biblioteca son: atesorar documentos (no solo libros) sin meramente acumularlos, clasificar racionalmente tratando (en lo posible) de no censurar lo que clasifica, ser generosa, facilitar a todo lector (con las precauciones necesarias) el acceso a sus fondos, merecer la l¨²cida advertencia que llevaba sobre su p¨®rtico una antigua biblioteca de Egipto: ¡°Cl¨ªnica del alma¡±.
Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional de Argentina.
CHE Che es de esas melod¨ªas que se meten en la sangre desde peque?os, como el mate y el tango, y que se incorporan a la cultura con naturalidad. Una muletilla tel¨²rica que sirve para llamar, reprender, agradecer, compartir. Una expresi¨®n lo suficientemente flexible como para expresar intenciones opuestas. Pero sobre todo es una expresi¨®n de pertenencia. Si puedo decirte che es que un grado de confianza estamos creando. Es como compartir un mate. La distancia se estrecha y es m¨¢s probable que podamos entendernos. Yo personalmente me pongo m¨¢s porte?o cuando estoy fuera de mi pa¨ªs. Y poder decirle a alguien che me ayuda a sentir que hablamos el mismo idioma. Y mucho m¨¢s cuando veo que alguien de otro pa¨ªs la adopta. Seguramente en su sonido hay algo directo y un poco irrespetuoso. Como un salto al vac¨ªo de la comunicaci¨®n. Un permiso violento de imprimir complicidad. Y sin duda es una expresi¨®n que nos acompa?a y trasciende las generaciones. En un pa¨ªs tan voluble a la invasi¨®n cultural, el che es una trinchera inconsciente de nuestra identidad.
Claudio Tolcachir, actor, dramaturgo y director de teatro argentino.
D: DINERO El espa?ol es un activo econ¨®mico al que su condici¨®n de segunda lengua de comunicaci¨®n internacional le procura r¨¦ditos ¡°contantes y sonantes¡±: tanto por su aporte al valor de la producci¨®n de bienes y servicios (16% del PIB) como por ser factor multiplicador (por 4 y por 6, respectivamente) de intercambios comerciales y flujos financieros (lengua com¨²n que facilita tratos y contratos), es importante fuente de riqueza dineraria, cuyo futuro ha de afrontar exigentes retos, pues en un mundo globalizado el partido se jugar¨¢ en los campos de la fortaleza del tejido productivo, de la investigaci¨®n cient¨ªfica y de la calidad institucional.
Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Delgado, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y coautor del libro Valor econ¨®mico del espa?ol (Ariel).
E: EDUCACI?N En el aprendizaje de la lengua, cabe ense?ar y transmitir el cuidado de la palabra. Educar ya desde el hogar para hablar, leer y escribir bien es decisivo para el adecuado ejercicio de la libertad y la convivencia. Y dominar la lengua materna es condici¨®n para el pluriling¨¹ismo. En la literatura, las artes, la cultura y la ciencia late y vive una forma de comprenderla, un legado que hemos de recrear. Singularmente, con la lectura, la escritura, el libro, las nuevas tecnolog¨ªas y la conversaci¨®n se propicia el amor y el conocimiento de la lengua espa?ola. Y nada sustituye al profesorado, al aula y a la biblioteca.
?ngel Gabilondo, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa en la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Fue ministro de Educaci¨®n de Espa?a entre 2009 y 2011.
F?TBOL El f¨²tbol es el juego mejor repartido en el planeta. El poeta Antonio Deltoro lo define como ¡°la venganza del pie sobre la mano¡±. La especie que se desarroll¨® gracias al cerebro, al ojo y al pulgar oponente, vuelve al origen pateando una pelota. No hay actividad f¨ªsica m¨¢s democr¨¢tica: solo ah¨ª alguien peque?o puede ser Messi. La lengua se ha modificado con su impulso, incorporando el verbo ¡°chutar¡± y el sustantivo ¡°guardameta¡±, y expresiones que definen situaciones existenciales: ¡°fuera de lugar¡±, ¡°autogol¡±, ¡°ponerse la camiseta¡±. Gracias al f¨²tbol, ¡°la mano de Dios¡± pas¨® de la teolog¨ªa a la picard¨ªa. Es la ¨²nica forma de la ¨¦pica donde un 0-0 puede resultar extraordinario y que acepta juzgarse mal a s¨ª misma. El ¨¢rbitro se equivoca tanto que el f¨²tbol es un n¨ªtido reflejo de otro juego donde la justicia es relativa: la vida.
Juan Villoro, escritor mexicano, autor del libro de cr¨®nicas sobre f¨²tbol Dios es redondo (Anagrama).
G: GUION Afortunadamente, pasaron los tiempos en que una pel¨ªcula hablada en espa?ol como Tristana (1970), de Luis Bu?uel, se estrenara en algunos pa¨ªses en franc¨¦s con subt¨ªtulos en el idioma local. Una lengua no s¨®lo tiene que ser hablada por muchos, sino tener prestigio original, aunque luego a la pel¨ªcula la prefiramos doblada. Los encuentros, desencuentros y encontronazos cinematogr¨¢ficos entre el espa?ol de una orilla y otra han sido marcados m¨¢s que por las palabras, por sus acentos. El acento mexicano o el argentino s¨®lo se aceptaban en el espa?ol de Espa?a para la comedia, como es el caso del enorme ¨¦xito de Can?tinflas. Fue la pel¨ªcula La tregua (1974), de Sergio Ren¨¢n, con guion de A¨ªda Bortnik sobre un relato de Mario Benedetti, una de las primeras en ser bien recibida ¡°en argentino¡± en las salas espa?olas. Desde entonces, gracias al cine, los acentos y las palabras de all¨¢ y de ac¨¢ enriquecen las pantallas y, fuera de ellas, ensanchan la patria del lenguaje. Aunque algunas veces leamos en alg¨²n guion: ¡°?Espera, br¨®der, hay que tomar la guagua brown!¡±.
Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, director de cine, escritor espa?ol y acad¨¦mico de la RAE.
H: Humor ?Es el espa?ol una lengua adecuada para el humor? Sin duda, el doble sentido y las palabras con diversos significados regionales deparan inesperadas sonrisas. Dir¨¦, abusando del eufemismo, que, por ejemplo, la hija del pollo en Espa?a es la novia del pijo en Venezuela, y que, en la variada geograf¨ªa del espa?ol, carro=coche=auto y caraota=fr¨ªjol=jud¨ªa. Sin embargo, a la hora de re¨ªr influye m¨¢s ese elemento cultural llamado sentido del humor que las travesuras de la lengua. No todos re¨ªmos de todo. Pero llevamos siglos riendo en el mismo idioma con Cervantes, Quevedo, Lope, Cantinflas y Les Luthiers.
Daniel Samper Pizano, escritor colombiano, autor de De mil humores (Temas de Hoy).
I: INTERNET Internet es un ente extra?o en espa?ol, no se sabe si es masculino o femenina; si se escribe con may¨²scula o con min¨²scula. Es un contenedor (¡°lo encontr¨¦ en Internet¡±) y tambi¨¦n un canal (¡°lo recibir¨¢s por Internet¡±); es un espacio (¡°est¨¢ por todo Internet¡±) y una propiedad de ciertos cacharros (¡°mi reloj tiene Internet¡±), un medio de comunicaci¨®n (¡°lo dicen en Internet¡±). Los hispanohablantes somos los terceros en usuarios de la Red y en uso de Twitter, pero solo el 5% de los sitios visitados est¨¢ en espa?ol. Consumimos m¨¢s que producimos (por ejemplo, entradas de Wikipedia y subt¨ªtulos).
Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n, escritor y editor digital espa?ol, autor de Internet y el espa?ol (Fundaci¨®n Retevisi¨®n).
J: JERGA Mucho le debe al rock ese uso del lenguaje para diferenciarse del resto de la sociedad. En los ochenta, Umbral y Ramonc¨ªn hicieron todo un estudio sobre el ¡°lenguaje cheli¡±. Pero ahora palabras como heavy, rockero o punk han saltado de ser sustantivos a convertirse en adjetivos que incluso, en casos como heavy, en la RAE se aceptan para calificar algo ¡°fuerte, tremendo¡± y no a un se?or con cazadora de cuero y gre?as. O, si decimos rockero, podemos estar hablando de un profesor de filosof¨ªa, un Antonio Escohotado, que tiene una actitud vital fuera de lo establecido. La jerga del rock deja de ser jerga, quiz¨¢ porque el rock ya no es lo que era.
Silvia Grijalba, autora de Palabra de rock (Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara).
K: ¡®KAOS¡¯ Hay dos: el del boxeador, que tiene en su haber no s¨¦ cu¨¢ntos kaos, propinados o sufridos; y el de los punkis, que, bien en la calle o bien en la sala de conciertos, provocan un kaos o se sirven de uno preexistente, en cuyo caso convierten ¡ªcambiando una sola letra¡ª el caos (mero desorden) en kaos (herramienta revolucionaria). L¨¢bilmente se confunde el kaos punki con el vandalismo, igual que se confunde el llegar muy cansado y tirarse en el sof¨¢ (¡°estoy kao¡±) con el kao del boxeador que cae en la lona. Ambos s¨ªmiles pretenden neutralizar uno y otro kaos, limarle los picos a la ¡°k¡± y embaucarnos, de nuevo, con la falacia pacifista.
Cristina Morales, escritora espa?ola, autora de Malas palabras (Lumen).
LITERATURA ?Qu¨¦ le debe la lengua a la literatura en espa?ol, adem¨¢s de la obviedad de catedrales como el Quijote? Quiz¨¢s el haber sido y ser una forma de contrabando eficaz, una arteria saludablemente intoxicada por la que circulan ¡ªen libros, en c¨®mics, en peri¨®dicos¡ª, giros y maneras (cutre,¨®rale, ch¨¦vere, aguacate: materia prima dis¨ªmil formando un todo homog¨¦neo) que sacuden el polvo y la caspa del idioma y lo vuelven brioso, inc¨®modo, enervante; y quiz¨¢s tambi¨¦n el haber sido y ser un espacio donde tantos ¡ªCabrera Infante y Cort¨¢zar y Nicanor Parra y etc¨¦tera¡ª retorcieron el lenguaje hasta estrujarle sus m¨¢s extremas posibilidades, perdi¨¦ndole respetuosamente el respeto, transformando el m¨¢rmol de los pr¨®ceres en un sitio apto para brincar con mucho donaire, y dejaron en herencia cosas tan fundamentales como, por ejemplo, la palabra ¡°cronopio¡±.
Leila Guerriero, periodista argentina, autora de Frutos extra?os (Alfaguara).
M: MACHISMO ¡°1. m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres¡±. As¨ª lo define la RAE. Y lo practica. Porque el machismo est¨¢ en la lengua. Desde el uso generalizado del masculino como neutro hasta la perspectiva de los redactores: pocas de nuestras academias est¨¢n presididas por una mujer. M¨¢s grave es la realidad, donde las mujeres son v¨ªctimas de maltrato, de acoso y de condiciones laborales inferiores a las de los varones. ?Cambiar la lengua? Cuanto sea posible, sin torcer su l¨®gica. Y, sobre todo, usarla para que sus todos hablantes tomemos conciencia de la desigualdad.
Jorge Volpi, escritor mexicano, autor de Las elegidas (Alfaguara).
N: NEOLOGISMO Los neologismos son, como indica su etimolog¨ªa, voces nuevas. Neol¨®gicas son las palabras procedentes de otras lenguas (rap), las acepciones (tableta, ¡°dispositivo electr¨®nico¡±) o las voces inventadas para denotar nuevas realidades (quir¨®fano o CD). Lo que un d¨ªa fue un neologismo y se sinti¨® como novedad en poco tiempo suele devenir palabra del acervo com¨²n. No tiene sentido oponerse a los neologismos, y menos en un mundo globalizado en que existe un contacto creciente entre las lenguas. La circulaci¨®n de nuevas palabras es paralela a la de las ideas, los objetos o las personas. S¨ª, en cambio, cabe luchar por su r¨¢pida adaptaci¨®n ortogr¨¢fica (tuit mejor que tweet).?
In¨¦s Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, acad¨¦mica de la RAE y directora del Corpus Oral y Sonoro del Espa?ol Rural (COSER).
Es posible recorrer Nueva York sin m¨¢s bagaje que el espa?ol, pero en el extenso mundo del castellano es dif¨ªcil entender anuncios, nombres de establecimientos y de todo tipo de artilugios sin saber ingl¨¦s. Nos inundan los anglicismos, secundarios como somos en ciencia y tecnolog¨ªa, econom¨ªa y pol¨ªtica. Pero en esa competici¨®n entre lenguas, al menos podemos proclamar una victoria: la supervivencia ¡°tecnol¨®gica¡± de nuestra letra m¨¢s singular, la ?, que expresa el sonido nasal palatal, inexistente en lat¨ªn (y en ingl¨¦s, alem¨¢n o franc¨¦s), que surgi¨® para representar grupos como gn, nn o ni. En realidad, fue una ¡°guerra de ordenadores¡±: en 1991, la Comunidad Econ¨®mica Europea recurri¨® la prohibici¨®n del Gobierno espa?ol de importar ordenadores en cuyos teclados no apareciese la ?. Por una vez, hubo unanimidad en ambos lados del Atl¨¢ntico: los idiomas no son cualquier cosa. No somos l¨ªderes en la creaci¨®n de tecnolog¨ªa, pero vencimos a la fr¨ªa l¨®gica de uno de sus productos.
Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron, acad¨¦mico de la RAE y catedr¨¢tico de Historia de la Ciencia de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
O: ORTOGRAF?A La ortograf¨ªa es el conjunto de principios, elementos (letras¡), reglas y orientaciones que fijan la escritura correcta de una lengua. Es el c¨®digo ling¨¹¨ªstico donde mejor se percibe la unidad de un idioma. Por encima de nuestras diferencias en la pronunciaci¨®n, en el l¨¦xico o en la gram¨¢tica, los hispanohablantes escribimos como si tuvi¨¦ramos una misma voz. La unidad ortogr¨¢fica posee gran importancia en el ¨¢mbito de la comunicaci¨®n y de la econom¨ªa. El dominio de la correcci¨®n escrita es un valor que se refleja en la imagen social y que tiene consecuencias econ¨®micas, laborales y culturales. Por eso, es importante su aprendizaje y su respeto.
Salvador Guti¨¦rrez Ord¨®?ez, miembro de la RAE y coordinador de la Ortograf¨ªa acad¨¦mica.
P: POL?TICAMENTE CORRECTO Las palabras son huellas. No son homenajes. No son estatuas de dictadores que nos distraen de quienes queremos ser a partir de hoy. El diccionario no posa para salir favorecido: dentro de las carcasas de sus significantes sedimentan sucesivos discursos de poder, t¨®picos malsanos, correcciones. Las palabras no deber¨ªan escamotear la violencia del mundo, sino contenerla y recordarla para que las podamos arrojar contra el espejismo de nuestra propia libertad. No es que la realidad se funde b¨ªblicamente en el lenguaje, es que no puede esconderse tras las palabras que la nombran. La carne ya estaba ah¨ª. Convertir el lenguaje en falsa utop¨ªa suaviza la crueldad del verdugo de las mujeres, de los gitanos, de los gallegos. Nos pone anestesia.
Marta Sanz, escritora espa?ola, autora de Far¨¢ndula (Anagrama).
Q: QUIJOTE 1. Mito de la cultura hisp¨¢nica que culturetas, pedabobos y pol¨ªticos desentierran cada cien a?os para usar como arma arrojadiza. 2. Libro escrito por Miguel de Cervantes en lengua espa?ola y convertido en cl¨¢sico por generaciones de lectores de todo idioma, origen y pelaje, que encontraron en ¨¦l un mundo extraordinario de humor, inteligencia y buen ¨¢nimo. La invenci¨®n de unos personajes vivos, pero simb¨®licos, la quiebra de l¨ªmites entre la realidad y la ficci¨®n, y una escritura feliz y desatada cambiaron para siempre el modo en que la literatura explica el mundo. Tonto el que no lo lea.
Luis G¨®mez Canseco, catedr¨¢tico de Literatura en la Universidad de Huelva y autor de la edici¨®n de la RAE del Quijote de Avellaneda.
R: RED SOCIAL La lengua espa?ola se dio un revolc¨®n en Internet. Las redes, que son un patio de colegio global, ayudaron a que la gente siga escribiendo espa?ol sin faltas de ortograf¨ªa. El ¡°feis¡± hace literatura cada cinco segundos. La gente abre su coraz¨®n, y lo abre con un espa?ol coloquial, pero lleno de pasi¨®n. El ¡°feis¡± es cotidiano y el Twitter es m¨¢s profesional. El ¡°feis¡± trajo erotismo al espa?ol. Y las redes sociales son palabras con fotos, palabras espa?olas. La lengua que no tiene ¡°feis¡± no existe. El ¡°feis¡± son las nuevas tablas en las que Mois¨¦s esculpir¨ªa hoy los Diez Mandamientos.
Manuel Vilas, escritor espa?ol y autor del diario nacido en Internet Listen to me (La Bella Varsovia).
S: ¡®science¡¯ S¨ª, as¨ª, en ingl¨¦s. Si una chavala interesada en hacer una carrera de ciencias me pidiera un consejo, le dir¨ªa que, antes incluso de estudiar el c¨¢lculo diferencial o la formulaci¨®n de la qu¨ªmica org¨¢nica, aprendiera ingl¨¦s. Porque eso facilitar¨¢ enormemente su vida acad¨¦mica y profesional. Newton escribi¨® su obra magna en lat¨ªn, y Einstein lo hizo en alem¨¢n, pero hoy toca el ingl¨¦s como lingua franca. La ciencia es un empe?o internacional, y la primera obligaci¨®n de sus practicantes es entenderse unos a otros. El espa?ol, no obstante, seguir¨¢ siendo una valiosa herramienta de divulgaci¨®n cient¨ªfica. Esto es, mientras haya lectores.
Javier Sampedro, cient¨ªfico y periodista, autor de Deconstruyendo a Darwin (Cr¨ªtica).
TRADUCCI?N En nosotros convive, escondida, la musicalidad del idioma ruso que marc¨® la infancia de dos generaciones de cubanos. Nuestra memoria afectiva pasa por esa banda sonora de dulce y triste cadencia que terminaba en la lectura del Koniec como milagro final. La literatura rusa le regal¨® el silencio a nuestro acelerado lenguaje. El Caribe franc¨®fono y angl¨®fono es un verdadero misterio para nosotros. Quienes traducen sus obras al espa?ol emplean tantos clich¨¦s y esquemas explicando los contextos que los propios caribe?os no logramos reconocernos o acercarnos con naturalidad a las historias que nos narran.
Wendy Guerra, escritora cubana, autora de Negra (Anagrama).
U: ¡®USA¡¯ En la proyecci¨®n sobre el n¨²mero de hablantes de espa?ol para el a?o 2050 que figura en algunos de los documentos divulgados por el Gobierno de Estados Unidos queda claro que se espera que el espa?ol se expanda de forma exponencial. En el censo de 2000 constaba que hab¨ªa 35,3 millones de habitantes que hablaban espa?ol como lengua materna o como lengua de herencia, un 12% de la poblaci¨®n total. En 2010, eran 37 millones (el 15% de la poblaci¨®n) y la proyecci¨®n para 2050 era de 92 millones (el 24% de la poblaci¨®n).
Juana Mu?oz-Liceras, ling¨¹ista y profesora en la Universidad de Otawa.
V: VOCABULARIO El vocabulario, el l¨¦xico del castellano o espa?ol, refleja la cultura de su extensa comunidad de hablantes y permite nombrar conceptos, emociones, im¨¢genes. Como todas las lenguas vivas, el espa?ol actual olvida palabras, pero crea otras y, gracias a la globalizaci¨®n, acoge pr¨¦stamos al tiempo que da vida nueva a palabras de sus propias variedades. Por eso, junto al cotidiano, sus hablantes disponemos hoy de un ingente vocabulario, m¨¢s o menos pasivo, que activar para comunicarnos. Nunca espa?ol de Europa y espa?ol de Am¨¦rica han estado tan cerca.
Pilar Garc¨ªa Mouton, profesora del CSIC y coautora de Palabras moribundas (Taurus).
¡®Whatsapp¡¯ A pesar de la ex¨®tica w ¡ªletra advenediza que a trav¨¦s de anglicismos busca hueco en la lengua escrita, sin acabar de encontrar acomodo en la oral¡ª, el whatsapp se ha convertido en instrumento de comunicaci¨®n inmediata por excelencia. Puente entre la oralidad y la escritura, su influencia en la lengua, no obstante, se limita al ¨¢mbito de la comunicaci¨®n escrita. De hecho, se nutre de la lengua viva cotidiana y elimina lo prescindible (acentos, signos de puntuaci¨®n, vocales, consonantes) o da nuevo uso a lo tradicional (emoticonos, may¨²sculas) para crear textos apenas elaborados sint¨¢cticamente, poco complejos y a menudo redundantes. Por eso triunfa: porque el resultado es algo vivo, din¨¢mico, flexible, espont¨¢neo, inmediato. Como la vida misma.
Florentino Paredes, coordinador de El libro del espa?ol correcto (Espasa/Instituto Cervantes).
¡®X¡¯ La ¡°x¡± es la peque?a extravagancia que simboliza la identidad de los mexicanos. En el siglo XVII, el sonido ¡°sh¡± del n¨¢huatl fue transcrito como ¡°x¡± por los misioneros. Hay x escondidas en muchas palabras, como ¡°chocolate¡±. Antiguamente tambi¨¦n simbolizaba el sonido de la ¡°j¡±, y de all¨ª que en los facs¨ªmiles veamos escrito ¡°quixote¡±, y escribamos ahora ¡°Xalapa¡± y ¡°Texas¡±. La encontramos tambi¨¦n en el axolotl, el anfibio que Cort¨¢zar inmortaliz¨® en un cuento. A pesar de los exabruptos que causa en quienes no la comprenden, la x siempre consigue exhumarse. Como los exiliados, como los pueblos en peligro de extinci¨®n, la x es una sobreviviente.
Guadalupe Nettel, escritora mexicana, autora de Despu¨¦s del invierno (Anagrama).
¡®Y¡¯ La ¡°y¡± es la imagen del bivio, seg¨²n Graci¨¢n. En efecto, ofrece varios. Se la conoce por dos nombres: uno prestigioso e inapropiado, ¡°Y griega¡±; y otro fon¨¦tico: ¡°ye¡±. Tiene dos valores: voc¨¢lico, ¡°pejerrey¡±, y conson¨¢ntico: ¡°yuyo¡±. Consonante tiene dos articulaciones: sorda, com¨²n a vastas zonas del espa?ol; y otra, ¡°rehilada¡±, propia del R¨ªo de la Plata, que afirma el pedal sonoro. En el litoral argentino, sustituye al sonido de la ¡°ll¡±: decimos ¡°yanto¡± (en otras zonas decimos ¡°lianto¡±). Y una curiosidad: en Catamarca la ¡°rr¡± (rosa) se aproxima al sonido de la ye rehilada: ¡°Lleg¨® la yubia¡±, vale por: ¡°la rubia¡± o ¡°la lluvia¡±.
Pedro Luis Barcia, miembro de la Academia Argentina de Letras.
Z: ZARRAPASTROSO Este pentas¨ªlabo dif¨ªcil de pronunciar viene a ser lo contrario de endomingado. No tiene, como ¨¦ste, una etimolog¨ªa definida, pero sin duda es patrimonial; quien lo dice suele sentirse muy espa?ol, aunque se le trabe la lengua. Es sintom¨¢tico que se haya esgrimido ¡ªdigo bien, como un arma¡ª para caracterizar el estado actual de la lengua. Podr¨ªa haberse dicho pobre; pero no. Aqu¨ª nos gusta la sonoridad, el patetismo, la garapi?a ¡ªs¨ª, nos encanta consultar el Diccionario¡ª. Y, sin embargo, la pobreza de una lengua es m¨¢s anodina y mec¨¢nica: se revela en la repetici¨®n formularia, en el uniforme gris. Quiz¨¢ por eso algunos crean que su riqueza consiste en exhibir los galones, bien fulgentes, en alg¨²n palco. Otros, menos dados a la prosa de diccionario, preferimos la discreci¨®n, que exige m¨¢s arte y es virtuosa, aunque no se note.
Luis Magriny¨¤, escritor espa?ol, autor de Estilo rico, estilo pobre (Debate).
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