?Preocupados?
Seg¨²n una encuesta entre las preocupaciones de los espa?oles no figura en ning¨²n lugar el destino de los refugiados. Nos la suda
Un amigo que ejerci¨® como corresponsal en Francia de un peri¨®dico espa?ol me cont¨® que hace muchos a?os, en amenazante y siniestro esplendor lepeniano (me refiero al padre de tan patri¨®tica familia, al goril¨®n incendiario, deslenguado y fascista que se forj¨® un s¨®lido prestigio en la noble y necesaria tarea de torturador durante la guerra de Argelia) entrevist¨® en Marsella a un carnicero y a un frutero que declaraban su amor por Le Pen y su convicci¨®n de que ni un inmigrante m¨¢s se colara en Francia. Lo tragic¨®mico de estos concienciados personajes estriba en que uno de ellos era marroqu¨ª y el otro argelino. Les hab¨ªa ido bien con su negocio en Francia, se sent¨ªan integrados, no quer¨ªan vecinazgo con moracos, con los indeseables refugiados o inmigrantes. A lo peor intentaban hacerles competencia, quitarles el trabajo.
La hija de Le Pen, m¨¢s fr¨ªa, lista y supuestamente racional que su progenitor, con estrat¨¦gico maquillaje democr¨¢tico, hablando del tema de la inmigraci¨®n en una entrevista que le hizo Ana Pastor, pregunt¨® a su incisiva y concienciada interrogadora: ?acaso usted ha ofrecido refugio en su propia casa a alg¨²n inmigrante? Creo recordar que Ana Pastor le dijo con gesto nervioso que las preguntas las hac¨ªa ella y contest¨® seca y afirmativamente a la perversa curiosidad de Marine Le Pen.
Asocio esas cosas con los resultados de una encuesta sobre las preocupaciones de los espa?oles. Y resulta que entre ellas no figura en ning¨²n lugar el destino de los refugiados. Nos la suda. Normal. Mala suerte por haber nacido en naciones tan belicosas o miserables, pero que se resignen a su tragedia y no nos den el co?azo o amenacen nuestros privilegios.
A lo ¨²nico que somos sensibles es al sufrimiento de los ni?os. Deber¨ªan inundarnos con im¨¢genes de cr¨ªos fam¨¦licos, aterrorizados, ahogados, masacrados. A lo mejor serv¨ªa para que les abri¨¦ramos la puerta. Pero solo a ellos. A los adultos, que les den.
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