Arranca el congreso del espa?ol m¨¢s reivindicativo
Los Reyes inauguran en Puerto Rico la s¨¦ptima edici¨®n de un encuentro marcado por el aniversario del autor de ¡®El Quijote¡¯, la poes¨ªa y la reivindicaci¨®n identitaria
El d¨ªa de la inauguraci¨®n no es el m¨¢s indicado para aventurar conclusiones, pero si algo tiene posibilidades de prosperar en el VII Congreso de la Lengua, inaugurado este martes en San Juan de Puerto Rico, es la inclusi¨®n en el Diccionario de la Real Academia Espa?ola de la palabra puertorrique?idad como ¡°calidad de lo que es privativo de la isla de Puerto Rico¡±. La definici¨®n la propuso durante el acto inaugural el escritor local Luis Rafael S¨¢nchez, a imitaci¨®n de una que, se?al¨® con cierta retranca, s¨ª aparece en el DRAE: argentinidad. Pese a la cantidad de aire que hay tomar para pronunciarla, varias de las autoridades que siguieron en la tribuna al autor de La guaracha del macho Camacho recogieron el guante, empezando por Dar¨ªo Villanueva, director de la RAE, siguiendo por el rey Felipe y terminando por el gobernador de Puerto Rico, Alejandro Garc¨ªa Padilla, que se defini¨® a s¨ª mismo como ¡°un j¨ªbaro que ha llegado lejos¡±, uno de esos que arrastra las erres y convierten la ese en jota. Fue el propio Padilla el que habl¨® de la resistencia del espa?ol en su pa¨ªs tras 117 a?os de ¡°relaci¨®n pol¨ªtica¡± con Estados Unidos. No dej¨®, sin embargo, de felicitarse por el aumento del porcentaje de puertorrique?os capaces de comunicarse tambi¨¦n en ingl¨¦s, ¡°un porcentaje¡±, dijo evocando sus propias dificultades con la lengua de Shakesperare, ¡°en el que generosamente me han contado a m¨ª¡±.
El gobernador del Estado Libre Asociado cerr¨® un acto marcado por el aniversario de Cervantes, la poes¨ªa y la reivindicaci¨®n identitaria. Justo cuando don Felipe se encaminaba al estrado para agradecer la acogida que la isla caribe?a dio tras la Guerra Civil a exiliados como Pedro Salinas y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y para hablar de la expansi¨®n estadounidense del espa?ol, un conocido independentista ¡ªPedro Mu?iz¡ª subi¨® a una de las plataformas de la televisi¨®n clamando por un juicio para ?scar L¨®pez Rivera, activista proindependencia de Puerto Rico encarcelado en Estados Unidos. La escena fue un ejemplo del civismo que rodea un congreso en el que la seguridad, tan evidente en ocasiones similares, es eficaz sin ostentaci¨®n y sin significarse m¨¢s de lo necesario: Mu?iz termin¨® su proclama, bajo las escaleras y abandon¨® el sal¨®n del Centro de Convenciones sin que nadie se le acercara siquiera.
Fue entonces cuando el Rey empez¨® un discurso en el que destac¨® que "los puertorrique?os han sabido, como pocos, vivir y sobrevivir en la frontera de las sociedades, las culturas, las lenguas. Porque estas no son contradictorias con la diversidad: basta con aceptarla de forma natural en cada una de ellas, sin detrimento de sus componentes. Son precisamente las culturas m¨¢s extensas del mundo las que mejor pueden administrar la diversidad en su interior y en sus fronteras, y en ellos los puertorrique?os tiene mucho que decir, desde dentro de la comunidad hisp¨¢nica y desde dentro de la sociedad estadounidense".
?scar L¨®pez fue precisamente, junto a Federico Garc¨ªa Lorca, uno de los dedicatarios del discurso m¨¢s celebrado de la jornada, el del propio Luis Rafael S¨¢nchez, que empez¨® recordando que cada vez que se habla de Puerto Rico ¡°la sombra del clich¨¦ es alargada¡±. Aqu¨ª, dijo, todas las conversaciones ¡°van a dar a la mar, que es el estatus¡±, es decir, la vinculaci¨®n a Estados Unidos, el ¡°vicio¡± nacional en un pa¨ªs que ¡°sigue deshojando la margarita colonial¡±, vive en espa?ol y sobrevive en ingl¨¦s y tiene m¨¢s habitantes fuera de la isla que dentro: ¡°El Puerto Rico n¨®mada es el ¨²nico permanente¡±.
En un acto en el que tambi¨¦n intervinieron V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, director del Instituto Cervantes, y Rebeca Grynspan, secretaria general iberoamericana, el de S¨¢nchez fue uno de los tres discursos no institucionales. Los otros dos los pronunciaron Jorge Edwards y Juan Luis Cebri¨¢n. El premio Cervantes anunci¨® que ven¨ªa de Chile ¡ª¡°que no es el fin del mundo pero se acerca al final¡±¡ª antes de analizar la importancia de la poes¨ªa, uno de los ejes del congreso junto a los centenarios de Cervantes y el Inca Garcilaso. El nicarag¨¹ense Rub¨¦n Dar¨ªo, el puertorrique?o Luis Pal¨¦s Matos y el espa?ol Pedro Salinas atravesaron un discurso que tambi¨¦n defendi¨® que el espa?ol ¡°no tiene capitales imperiales¡± ni ¡°admite centros exclusivos ni tonos dominantes¡±.
Tambi¨¦n Cebri¨¢n, miembro de la RAE y presidente de EL PA?S, record¨® que Salinas est¨¢ enterrado en el viejo San Juan, no lejos de la sede del congreso, para luego plantear una tensi¨®n ling¨¹¨ªstica que no es geogr¨¢fica sino normativa: ?el espa?ol pertenece a los hablantes o a las academias? ¡°A m¨ª no me cabe duda¡±, dijo, ¡°de que es el pueblo el supremo juez inapelable de la correcci¨®n de un idioma y quienes regulamos la norma, antes que dictarla hemos de limitarnos a reconocerla como algo ya establecido por el com¨²n de los hablantes, incluso si abominamos de algunas de sus decisiones¡±. Por lo pronto, lo primero que tendr¨¢n que regular los acad¨¦micos cuando el s¨¢bado se marchen de Puerto Rico es la entrada en el diccionario de la palabra puertorrique?idad. Y as¨ª pa¨ªs por pa¨ªs.
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