Mi amiga, el fantasma
El estudio Ghibli encuentra una f¨¦rtil continuidad en autores como Hiromasa Yonebayashi que ha logrado llegar al Oscar
Le preguntaron una vez a Hayao Miyazaki cu¨¢l cre¨ªa que era la principal diferencia entre su trabajo y la animaci¨®n occidental y el autor de?Mi vecino Totoro (1988) se puso, serenamente, a dar palmas antes de impartir toda una lecci¨®n magistral: ¡°Cuando doy palmas, usted escucha el sonido de la palmada, pero no lo que est¨¢ en medio del sonido de cada palmada. En Jap¨®n tenemos un nombre para lo que est¨¢ en medio del sonido de cada palmada: lo llamamos ma. Los animadores occidentales le temen al ma. Piensan que su deber es mantener el sonido de la palmada en todo momento, porque, de lo contrario, perder¨¢n la atenci¨®n de su p¨²blico. Yo no estoy de acuerdo con esa idea: creo que si llenas el ma de pensamiento, emoci¨®n e intenci¨®n nunca perder¨¢s la atenci¨®n de tu p¨²blico¡±. En esas palabras se sintetiza la po¨¦tica del estilo de animaci¨®n del estudio Ghibli, situado en las ant¨ªpodas del frenes¨ª que caracteriza a tanto producto animado de ¨²ltima generaci¨®n: una est¨¦tica sustractiva pegada a una ¨¦tica humanista, un credo art¨ªstico que levantaron los maestros Isao Takahata y Hayao Miyazaki y que, si el cierre temporal de la producci¨®n del estudio Ghibli no paraliza el proceso de transferencia, ha encontrado una f¨¦rtil continuidad en la obra de disc¨ªpulos como Hiromasa Yonebayashi que, con su segundo largometraje ¨CEl recuerdo de Marnie-, ha logrado obtener su primera nominaci¨®n al Oscar.
EL RECUERDO DE MARNIE
Direcci¨®n: Hiromasa Yonebayashi.
Animaci¨®n.
G¨¦nero: fant¨¢stico. Jap¨®n, 2014
Duraci¨®n: 103 minutos.
Adaptaci¨®n de la novela juvenil?When Marnie Was There, publicada por la brit¨¢nica Joan G. Robinson en 1967 y uno de los 50 libros infantiles esenciales seleccionados por Miyazaki en una lista elaborada en 2010,?El recuerdo de Marnie despliega ese ideario con tal econom¨ªa de recursos que uno sentir¨ªa la tentaci¨®n de afirmar que aqu¨ª la animaci¨®n juega a ser tan invisible como lo era la concienzuda puesta en escena del cine cl¨¢sico. Relato de iniciaci¨®n y cr¨®nica de la liberaci¨®n de un trauma, la pel¨ªcula de Yonebayashi se enfrenta a una historia muy compleja, marcada por el enigma y protagonizada por una hero¨ªna aislada y poco emp¨¢tica. Basta una soberbia escena introductoria para definir la soledad del personaje, bastan leves matices de opacidad en una mirada para sugerir una naturaleza fantasmag¨®rica en la extra?a amiga que sale a su encuentro, bastan trazos m¨ªnimos para separar el recuerdo y la enso?aci¨®n de la problem¨¢tica realidad. Yonebayashi sabe, sin duda, escuchar entre palmadas.
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