Lobos contra la intolerancia
El empresario alem¨¢n Rainer Opolka combate el odio hacia el diferente con esculturas que simbolizan lo peor del ser humano
Rainer Opolka montaba en bicicleta por Brandeburgo, el Estado alem¨¢n que rodea Berl¨ªn, cuando se top¨® con dos coches incendiados. Al acercarse, vio que los autom¨®viles pertenec¨ªan a dos voluntarios de una ONG a favor de los refugiados. El odio hac¨ªa los diferentes hab¨ªa llegado a su entorno m¨¢s cercano. Esta experiencia, sumada a la infinidad de ataques a refugios que casi a diario llenan las p¨¢ginas de la prensa alemana, convenci¨® a este exitoso empresario e incipiente artista de que algo deb¨ªa hacer. El resultado de esta reflexi¨®n se puede visitar estos d¨ªas en Dresde, la misma ciudad en la que nacieron los autodenominados Patriotas Europeos contra la Islamizaci¨®n de Occidente, el movimiento xen¨®fobo m¨¢s conocido como Pegida.
63 lobos gigantescos coronan desde el pasado mi¨¦rcoles la plaza de la famosa Iglesia de Nuestra Se?ora de Dresde. Estas esculturas de hasta dos metros de altura hechas en bronce y hierro fundido simbolizan lo peor del ser humano, cuando el orden y la cohesi¨®n social se desvanecen, y solo queda la irracionalidad. ¡°Los lobos han vuelto¡±, es el nombre de la exposici¨®n, que pretende ser un revulsivo contra el odio y la violencia.
A solo 150 metros de distancia, los simpatizantes de Pegida volver¨¢n a manifestarse el pr¨®ximo lunes, como hacen cada semana desde hace m¨¢s de un a?o. ?Cree que puede haber problemas? ¡°Ocho furgones policiales estar¨¢n all¨ª para asegurarse de que todo est¨¦ tranquilo¡±, responde Opolka al tel¨¦fono. La elecci¨®n de Dresde no es casual. Est¨¢ previsto que la exposici¨®n viaje por las capitales de los 16 Estados federados alemanes, pero el artista quer¨ªa comenzar en esta ciudad de Sajonia por su simbolismo. Esta regi¨®n oriental no es solo la cuna de Pegida. All¨ª se concentran tambi¨¦n el mayor n¨²mero de ataques xen¨®fobos, como el incendio a un centro de acogida o la intimidaci¨®n a unos refugiados en un autob¨²s que fue grabada en v¨ªdeo y que estremeci¨® a medio pa¨ªs.
Hace meses que en Alemania se debate sobre c¨®mo reaccionar ante fen¨®menos como Pegida o el partido antiinmigraci¨®n Alternativa para Alemania (AfD), cuyo ¨¦xito en las elecciones regionales del pasado domingo supuso un aut¨¦ntico terremoto pol¨ªtico. Mientras algunos defienden un cord¨®n sanitario ante movimientos que consideran no democr¨¢ticos, otros creen que solo a trav¨¦s del di¨¢logo y del entendimiento con los que piensan diferente se podr¨¢ alcanzar el consenso. Opolka insiste en diferenciar entre los simpatizantes de estos movimientos y sus dirigentes.
¡°Hablo con muchas personas que se sienten abandonadas por los pol¨ªticos. Tras a?os de recortes sociales y con pensiones muy bajas, de repente ven que para los refugiados s¨ª hay dinero¡±, explica el artista, que se refiere a un fen¨®meno com¨²n en los territorios de la antigua RDA, donde las pensiones son mucho m¨¢s bajas que en Alemania occidental. ¡°Puedo entender esa frustraci¨®n. Pero los organizadores de Pegida se aprovechan de esta furia, y la transforman en odio. Al final, no nos queda otro remedio que hablar todos con todos¡±, contin¨²a.
Opolka no es un artista al uso. ?l y su hermano gemelo Harald se hicieron millonarios en los a?os noventa con una empresa de l¨¢mparas pionera en la iluminaci¨®n led. Pero parece que el dinero no lo era todo para ellos. Abandonaron la direcci¨®n del negocio diario y compraron un castillo en Brandeburgo que quieren convertir en centro cultural. All¨ª pintan, esculpen y quieren atraer a m¨¢s creadores. ?l sigue en el Consejo de Supervisi¨®n de la compa?¨ªa y participa de las decisiones estrat¨¦gicas empresariales, pero la mayor parte del tiempo la dedica a sus actividades culturales. ?Por qu¨¦ decidi¨® alejarse de los negocios y apostar por el arte? ¡°Le responder¨¦ con una frase de Hegel. ¡®Quien no est¨¢ preparado a arriesgar nada por la libertad merece ser un esclavo¡±, concluye.
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