El tr¨¢gico abrazo final de Enrique Granados y su mujer
Nueva York recuerda al compositor catal¨¢n que muri¨® ahogado hace 100 a?os tras triunfar con ¡®Goyescas¡¯ con un concierto en el Carnegie Hall de Josep Menor
Se cumplen cien a?os de la tr¨¢gica muerte de Enrique Granados (1867-1916) en el Canal de la Mancha. Un siglo de un error dram¨¢tico. De un hecho de guerra con pocas luces y muchas sombras. Regresaba el compositor catal¨¢n ese 24 de marzo de 1916 desde Nueva York, tras haber pasado por Londres. Iba a bordo del transbordador ingl¨¦s Sussex que cubr¨ªa el trayecto entre la localidad brit¨¢nica de Folkestone y la francesa de Dieppe. Una ruta m¨¢s larga y segura que la habitual Calais-Dover. Pero result¨® fatal. Tras poco m¨¢s de hora y media de trayecto, un submarino alem¨¢n torpede¨® el Sussex al confundirlo en pleno d¨ªa con un minador.
El impacto afect¨® a la proa y no hundi¨® la nave. Se dice que Granados falleci¨® junto a su esposa Amparo en el sal¨®n de primera clase como consecuencia de la explosi¨®n. Otro testimonio de un superviviente relata que la confusi¨®n y el p¨¢nico los separ¨®. ?l no sab¨ªa nadar. Ella s¨ª. Consiguieron encontrarse en el agua. Nadie pudo ayudarles y les vieron perderse abrazados entre las olas.
Granados siempre tuvo un mal presentimiento con este viaje a Nueva York, pero fue su momento clim¨¢tico. La conclusi¨®n exitosa de una breve carrera. Su mayor logro internacional. Hab¨ªa llegado a finales de noviembre para preparar el estreno de Goyescas en el Met. La primera ¨®pera en espa?ol en el principal teatro de Norteam¨¦rica. Cont¨® para ello con varias estrellas del momento, como Giovanni Martinelli y Giuseppe De Lucca, pero no con cantantes de su tierra. Uno de sus principales apoyos nacionales fue Pablo Casals, especialmente cuando tuvo que componer en el ¨²ltimo momento un nuevo Intermezzo. Y surgi¨® esa maravillosa pieza instrumental a ritmo de jota como homenaje involuntario a la tierra natal del pintor.
Goyescas se estren¨® el 28 de enero de 1916 emparejado con I Pagliacci de Leoncavallo donde actu¨® el mism¨ªsimo Caruso. Fue un ¨¦xito, aunque tan s¨®lo tuvo cinco representaciones. Hubo opiniones entusiastas en el estreno, pero fueron decreciendo en d¨ªas sucesivos. El balance fue en todo caso positivo. Granados pensaba regresar a Barcelona directamente desde Nueva York el 8 de marzo en un buque transoce¨¢nico de La Trasatl¨¢ntica, pero cambi¨® de planes. Acept¨® la invitaci¨®n del presidente norteamericano Woodrow Wilson para dar un recital de piano en la Casa Blanca.
Pero la ciudad de los rascacielos no olvida. El pianista catal¨¢n Jos¨¦ Menor actuar¨¢ hoy en el Carnegie Hall de Nueva York en conmemoraci¨®n del centenario de su fallecimiento. Es su primer recital en solitario en esta m¨ªtica sala de conciertos. Y la m¨²sica de Granados centrar¨¢ toda la atenci¨®n del programa. Sonar¨¢ completa la suite pian¨ªstica que inspir¨® la ¨®pera Goyescas, pero tambi¨¦n otras piezas independientes suyas relacionadas con el mundo del pintor aragon¨¦s. E incluso Menor a?adir¨¢ improvisaciones, una habilidad en la que el propio Granados era un consumado maestro.
Nadie ha retratado mejor que Debussy ese mundo sonoro colorista del compositor de Lleida que compar¨® con ciertos perfumes, m¨¢s persistentes que fuertes, con los que uno se reencuentra como con viejas caras conocidas. Pero esta tragedia centenaria ha hecho que nos perdamos la madurez de Granados. Ese ¡°mundo de ideas¡± con el que so?aba poco antes de morir. Quiz¨¢ tengamos que volver al Canal de la Mancha para encontrarlo. Cuando al anochecer emerjan esas estrellas del mar como luminosas notas musicales de las que hablaba Apel¡¤les Mestres en su poema.
Babelia
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