El estilo es la huella del crimen

Toda puesta en escena es un escenario del crimen: el territorio donde se desvela una mec¨¢nica -la arquitectura secreta del crimen, perfecto o imperfecto- y, al tiempo, pueden rastrearse las huellas de una identidad. Los cr¨ªticos del primer Cahiers du Cin¨¦ma propusieron la puesta en escena como ¨²nico punto de partida para emprender el an¨¢lisis cinematogr¨¢fico: el concepto no era s¨®lo est¨¦tico, sino tambi¨¦n ¨¦tico y revelaba la altura (moral) del creador tras la c¨¢mara.?El cine seg¨²n Hitchcock, publicado en 1966 a partir de la destilaci¨®n de las conversaciones mantenidas en 1962, fue la culminaci¨®n de la obra cr¨ªtica de Fran?ois Truffaut y, en buena medida, la sublimaci¨®n de esa Teor¨ªa del Autor que hab¨ªa forjado los cr¨ªticos de Cahiers, reivindicando la figura del Artista donde anteriores metodolog¨ªas cr¨ªticas s¨®lo hab¨ªan detectado al artesano. El libro tambi¨¦n puede leerse como la obra de un joven detective empe?ado en aprender de un aut¨¦ntico Maestro del Crimen.

Lo primero que cuenta Hitchcock en las p¨¢ginas del libro es una an¨¦cdota de infancia ¨Cel simb¨®lico castigo paterno de enviarle, carta en mano, a la comisar¨ªa donde le encerraron cinco o diez minutos en una celda-, que se parece mucho a algo que le pas¨®, en clave m¨¢s grave, a Antoine Doinel de Los 400 golpes (1959) y al propio Truffaut. Mucho se hablado de la tendencia del cineasta franc¨¦s a buscar padres simb¨®licos y sustitutivos ¨CHitchcock fue, sin duda, uno de ellos-, pero ese parentesco entre recuerdos infantiles sugiere otra manera de interpretar el encuentro que el t¨ªtulo de este excelente documental de Kent Jones sintetiza de manera muy precisa: Hitchcock / Truffaut o dos cineastas de estrategias muy diversas reconoci¨¦ndose como hermanos en la distancia en su mutua convicci¨®n de la fusi¨®n entre cine y vida.

En?Hitchcock / Truffaut, Jones no intenta tanto analizar el cine de Hitchcock como convertir el libro en vivo objeto cinematogr¨¢fico, recuperando las grabaciones originales, concediendo espacio a fragmentos que no sobrevivieron al montaje editorial y extendiendo la conversaci¨®n a cineastas tan diversos como Scorsese, Kiyoshi Kurosawa, Assayas, Fincher o Wes Anderson. La hiperpercepci¨®n on¨ªrica de los objetos en el cine de Hitchcock, su peso freudiano, el papel de la culpa cat¨®lica en sus tramas y la habilidad del cineasta en el tratamiento del espacio se van desgranando en esta magistral lecci¨®n de cine que esquiva toda tentaci¨®n acad¨¦mica para reivindicar el an¨¢lisis como prolongaci¨®n del placer de espectador.

El estilo es la huella del crimen