El habla del arquitecto
Todas las profesiones poseen su lenguaje propio. Una jerga que acota la actividad y alza un idiolecto inteligible s¨®lo para los del ramo. Le sucede muy caracter¨ªsticamente a la n¨¢utica cuyos t¨¦rminos aluden al mundo tan diferente que es la mar. Le ocurre a la prosopopeya jur¨ªdica que presume de seriedad medieval, y le pasa tanto a la f¨ªsica de expresiones deslumbrantes como a la medicina cuyos eufemismos parecen destinados deliberadamente a encubrir la gravedad. Operan como murallas identificativas. Unas m¨¢s altas y otras m¨¢s viejas, unas m¨¢s gruesas y otras introvertidas. Todas oscuramente po¨¦ticas debido a sus misterios y muy coherentes, en concreto, con las obras de Gehry o la reci¨¦n fallecida Zaha Hadid talladas sobre el viento.
De hecho, sobre todos los argots de tierra, mar o cielo, planea la j¨¢cara del arquitecto, hija del tablero y madre del alarife. Se ver¨¢ enseguida lo que vengo a decir. La revista AV ha publicado un n¨²mero, Espa?a 2016, donde este lenguaje especial discurre durante una monograf¨ªa de magn¨ªficos edificios nacionales.
Los buenos arquitectos espa?oles de las ¨²ltimas d¨¦cadas han multiplicado el inter¨¦s popular por el arte de la construcci¨®n, pero ese fen¨®meno no ser¨ªa completo sin su prospecto sexy. Del edificio Jard¨ªn de El Coso (Murcia), por ejemplo, se dice: ¡°La parte central, que es tambi¨¦n la m¨¢s horizontal, se pavimenta mediante marmolina de color gris oscuro procedente del machaqueo de m¨¢rmol de las canteras de la zona. Al pisarlo, este material cruje e invita a los viandantes a reducir el paso, a descansar en los bancos curvos que rodean los estanques o a disfrutar de una actuaci¨®n en el peque?o grader¨ªo¡±.
Otra muestra. En el Hospital de Olot (Girona) ¡°La luz natural llega a las estancias a trav¨¦s de patios que iluminan las habitaciones, lucernarios puntuales que horadan la cubierta del nivel superior y tragaluces longitudinales situados en el vest¨ªbulo del auditorio¡±. O, tambi¨¦n, el Estadio de San Mam¨¦s (Bilbao) explica que ¡°Aunque el aforo se ha visto ampliado hasta una capacidad total de 53.000 espectadores, el nuevo estadio mantiene la especial configuraci¨®n en las gradas, volcadas hacia el interior. Toda la zona reservada para los espectadores queda cubierta, protegida por una piel superior de cojines de ETFE blanco sostenida por potentes cerchas met¨¢licas radiales orientadas hacia el centro.¡±
Esta literatura no la entiende, por entero, cualquiera pero ning¨²n lector se quedar¨¢ donde estaba. El estilo que despide cada descripci¨®n rebasa la eficacia narrativa de modo que ya no ser¨¢ s¨®lo la arquitectura ¡°m¨²sica congelada¡±, como dijo Goethe (o Schiller) sino como una alba?iler¨ªa hipn¨®tica. Melod¨ªa embaucadora para convencer al cliente (a los Ayuntamientos, a los promotores privados, a los jurados) sobre la belleza del proyecto y su efecto cautivador.
He aqu¨ª pues el m¨¦rito de AV con Fern¨¢ndez-Galiano a la cabeza y el valor de otras muchas publicaciones en el mundo de la jerigonza arquitect¨®nica. Ser¨¢n inferiores unas o pobres otras, pero superlativas todas hablando en plata.
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