Los nazis del wolframio
Como en ese modelo de narraci¨®n televisiva de culebr¨®n hist¨®rico tan de moda, en este drama domina la tiran¨ªa de la trama
Un corto del gallego Felipe Rodr¨ªguez Lameiro titulado Lobos sucios dio a conocer en 2006 una historia semidesconocida: la explotaci¨®n por parte de los nazis de minas de wolframio en ciertas zonas de Orense, destinadas a su industria de guerra a principios de los a?os 40, en medio de la contienda mundial. Un hecho real que ahora renace desde la ficci¨®n con un largometraje hom¨®nimo, ¨®pera prima de Sim¨®n Casal, que recoge tambi¨¦n el eje de aquella pieza documental: la existencia de una prisi¨®n junto a las minas, en las que se obligaba a trabajar a presos pol¨ªticos del franquismo en penosas condiciones.
LOBOS SUCIOS
Direcci¨®n: Sim¨®n Casal.
Int¨¦rpretes: Marian ?lvarez, Manuela Vell¨¦s, Isak F¨¦rriz, Pierre Kiwitt, Thomas Coumans.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2015.
Duraci¨®n: 106 minutos.
Sin embargo, pese a una historia interesante que contar, los resultados se antojan de vuelo corto. En Lobos sucios conviven much¨ªsimas cosas: miseria social, desmanes de la Guardia Civil en la posguerra, nazis en territorio amigo, espionaje internacional de ingleses y franceses, jud¨ªos huidos de campos de concentraci¨®n cruzando la frontera con Portugal, brujer¨ªa, mal de ojo, enfermedad, ecos de la Guerra Civil Espa?ola y hasta una trama de fugas de campo de trabajo. Y no ser¨ªan demasiadas si se analizase alguna en lugar de sobrevolar la superficie de casi todas. Como en ese modelo de narraci¨®n televisiva de culebr¨®n hist¨®rico tan de moda, en Lobos sucios domina la tiran¨ªa de la trama, de lo que ocurre, sin que se entre con decisi¨®n en el fondo, en los subtextos.
Mientras, en la puesta en escena y los aditamentos formales, todo es demasiado limpio: fotograf¨ªa, banda sonora, reparto. Una correcci¨®n formal que lleva a Casal a filmar su pel¨ªcula como otra cualquiera cuando lo que ped¨ªa el relato era realismo, que se huelan el odio y la pobreza, que el paisaje hubiera sido un protagonista m¨¢s. Y unas cuantas c¨¢maras lentas y un pu?ado de tomas con helic¨®ptero no parecen las mejores opciones para los ¨²nicos momentos en que se traspasa la raya del academicismo.
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