Palabra y multimedia
La palabra escrita y el trabajo presencial del periodista son hoy tan necesarios como hace 100 o m¨¢s a?os
Las predicciones sobre el fin de los peri¨®dicos tienen su propia arqueolog¨ªa. En los a?os 20, cuando la radio se hab¨ªa ya convertido en un electrodom¨¦stico inevitable en la gran mayor¨ªa de hogares occidentales, se anunci¨® vastamente que al periodismo le hab¨ªa llegado su hora, que la inmediatez de la radio liquidar¨ªa o reducir¨ªa a escombros a la prensa. Era palabra escrita contra palabra hablada, con el atrezzo sonoro que fuera menester. Hitler hizo un uso extensivo de la radio y en sus campa?as electorales le rindi¨® importantes servicios. Pero todas las apocal¨ªpticas predicciones no solo quedaron en nada, sino que la radio se convirti¨® en el mejor altavoz de la prensa, cuando anunciaba como en un estent¨®reo titular lo que solo el papel impreso pod¨ªa plenamente explicar.
En los a?os 50 fue la televisi¨®n la que irrumpi¨® en los hogares y de nuevo los Cassandra de turno predijeron el fin de la prensa. Y aqu¨ª era ya, sobre todo, imagen la que supuestamente ven¨ªa a jubilar a la palabra escrita. ¡°Una imagen vale m¨¢s que mil palabras¡±. ?Es la letan¨ªa de todos conocida una certeza? En septiembre de 1993 se celebr¨® en los jardines de la Casa Blanca la que fue una de las primeras retransmisiones televisivas m¨¢s seguidas de su tiempo. El p¨²blico vio como el presidente Clinton oficiaba de maestro de ceremonias entre un israel¨ª, el primer ministro Yizhak Rabin, y un palestino que hab¨ªa sido jefe de terroristas, Yaser Arafat; c¨®mo el l¨ªder jud¨ªo le daba la mano sin placer alguno al ¨¢rabe y como este exultaba con la satisfacci¨®n del que siente que, por fin, se halla entre los grandes de este mundo. Imbatible reportaje en sus propios contextos. Pero si unas horas m¨¢s tarde se hubiera preguntado a la gran mayor¨ªa de tele-espectadores qu¨¦ hab¨ªan visto, apuesto a que las respuestas apenas ir¨ªan m¨¢s all¨¢ de que el moro y el jud¨ªo hab¨ªan firmado algo muy importante, la paz, lo que no era cierto porque solo se acord¨® el establecimiento de una futura autonom¨ªa palestina, y poco m¨¢s.
Al d¨ªa siguiente los peri¨®dicos que hubieran sido capaces de explicar los porqu¨¦s de la acci¨®n, naturaleza de los personajes, costo de la operaci¨®n, expectativas de ¨¦xito, habr¨ªan aclarado lo que aquello pod¨ªa significar. La palabra escrita hab¨ªa sobrevivido. Pero la asechanza a la que se enfrenta hoy el periodismo escrito es muy diferente. Ni radio, ni televisi¨®n, medios que pueden ser period¨ªsticos, pero de naturaleza muy distinta, sino periodismo digital, que trabaja con imagen, sonido, infograf¨ªa, que entrevista y titula, que le da al periodismo de investigaci¨®n toda su dimensi¨®n, y que es algo as¨ª como el periodismo total, puesto que da lo que el peri¨®dico atesora y mucho m¨¢s. ?Qu¨¦ habr¨ªa hecho un reportaje multimedia, adem¨¢s de intercalar los fragmentos decisivos de aquella bater¨ªa de im¨¢genes? Habr¨ªa introducido entrevistas de expertos, la historia en mapas del conflicto, los gr¨¢ficos y el periodismo de datos, la recordaci¨®n, en definitiva, de los pasos por los que se hab¨ªa llegado hasta all¨ª, pero la palabra, bien que con protagonismo reducido, habr¨ªa resistido como contextualizaci¨®n y, en especial, como hilo conductor del reportaje.
No hay mil im¨¢genes que por s¨ª solas, sin pie explicativo, sin narraci¨®n en off, pero sobre todo sin una titulaci¨®n permanente para recordar lo esencial de la informaci¨®n, nos puedan contar una historia de principio a fin. Solo la palabra escrita fija contenidos, responde a los grandes interrogantes, cierra el c¨ªrculo virtuoso de lo que interesa a saber, y en el contexto del periodismo digital s¨ª que aspira seriamente a la totalidad.
Por eso hay que recordar que el periodismo comienza y termina con la palabra y que sin una preparaci¨®n, digamos incluso que literaria, es in¨²til moverse como un acr¨®bata en Internet. Una cosa es que podamos comunicarnos y otra muy distinta contar quienes somos y lo que nos explica como seres humanos. La palabra escrita y el trabajo presencial del periodista son hoy tan necesarios como hace 100 o m¨¢s a?os. Ha cambiado su uso, pero la palabra sigue ah¨ª.
Babelia
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