Morir en manos de Shakespeare
Creador de lo humano y gran maestro de la tragedia, el ingl¨¦s ten¨ªa cierta fascinaci¨®n por la muerte. Elegimos las 10 mejores
No sabemos qu¨¦ tal se llevar¨ªa John Banville con William Shakespeare pero seguro que tendr¨ªan al menos una discusi¨®n. El novelista irland¨¦s critica siempre que puede, y m¨¢s cuando habla como Benjamin Black, una de los referentes del g¨¦nero negro criminal, el exceso de violencia y la pornograf¨ªa que con ella se hace en las novelas negras contempor¨¢neas.
Creador de la personalidad occidental tal y como la concebimos, como se lanza a afirmar Harold Bloom en su omnicomprensivo Shakespeare, la invenci¨®n de lo humano (Anagrama, traducci¨®n de Tom¨¢s Segovia) Shakespeare no ten¨ªa empacho alguno en recrearse en los detalles de la muerte violenta. Hay m¨¢s de 60 decesos en las tragedias de Shakespeare: por venganza, por pena, por amor, por honor; suicidios y asesinatos; violaciones, envenenamientos, desmembramientos o apu?alamientos. Obras como The Spanish Tragedy (Thomas Kyd) y estudios sobre la ¨¦poca como Murder in 17th Century in England demuestran que el autor ingl¨¦s no era una excepci¨®n, pero su especial sadismo merece explicaci¨®n.
Luis Alberto de Cuenca, Premio Nacional de Poes¨ªa 2015, traductor de Shakespeare (acaba de publicar una edici¨®n biling¨¹e de Macbeth en Reino de Cordelia) y excelso conocedor de la obra del bardo, lo explica para EL PA?S: ¡°No creo que Shakespeare sintiese una especial fascinaci¨®n por la violencia. Simplemente buscaba el realismo en las escenas violentas. Por lo dem¨¢s, la violencia es, aunque nos pese, consustancial a la condici¨®n humana. Shakespeare se limita a constatar ese hecho. El morbo que suscita en un auditorio un crimen o un acto de violencia es una garant¨ªa de ¨¦xito. Lamentable, pero cierto. Seguimos siendo los mismos pitec¨¢ntropos de la sabana africana, aunque ahora tengamos televisi¨®n, iPhones, Internet, ese tipo de cosas. Si de aquello hace millones de a?os, imag¨ªnate qu¨¦ diferencias puede haber entre nuestro universo y el de Shakespeare, que dista de nosotros tan solo cuatrocientos a?os largos¡±.
Explorando la fascinaci¨®n por el autor y por la violencia consustancial a sus tragedias, hemos elegido 10 muertes violentas. Hay muchas m¨¢s, claro, y por eso les invitamos a participar en la secci¨®n de comentarios de esta noticia.
1.- Chir¨®n y Demetrio (en Tito Andr¨®nico). Obra desquiciante e inquietante, considerada por Bloom y otros estudiosos como absurda, surrealista e irrealista, esta tragedia tiene im¨¢genes como la de Lavinia utilizando los mu?ones de sus manos cercenadas para pasar las p¨¢ginas de La Metamorfosis de Ovidio hasta llegar al relato de Filomena raptada por Tereo. El personaje que da t¨ªtulo a la tragedia mata y despedaza a estos dos caballeros en venganza porque ellos hab¨ªan violado y matado a su hija. Pero lejos de quedarse ah¨ª, el general Andr¨®nico los despedaza, los cocina y se los da de comer a Tamora, su madre, que engulle el pastel de carne sin saber nada. Luego dicen que Tarantino es bestia.
2.- Polonio (Hamlet). La muerte de este dignatario de la corte danesa no es muy espectacular (atravesado por la espada de Hamlet mientras se ocultaba tras una cortina), pero s¨ª altamente simb¨®lica. Con ella, Hamlet comete el crimen que quer¨ªa castigar; con ella, el hijo del rey asesinado mata a su vez a un padre.
3.- Romeo y Julieta. Un esquema cl¨¢sico: Romeo cree que Julieta est¨¢ muerta y se bebe un veneno para acabar con su vida y yacer junto a su amada, que cuando despierta y ve el cuerpo sin vida de Romeo se suicida con su daga. Romeo, al igual que Marco Antonio, se da muerte porque cree que su amada ha abandonado este mundo. M¨ªtica y tr¨¢gica a m¨¢s no poder, est¨¢ en esta lista por su trascendencia en el imaginario colectivo.
Aqu¨ª me dejo llevar por el maestro Bloom que dice: ¡°Lo que queda en el escenario al concluir esta tragedia es un pathos absurdo: el desolado Fray Lorenzo, que abandon¨® temerosamente a Julieta; el viudo montesco, que hace el voto de que se levante una estatua de Julieta de oro puro; los Capuleto que hacen el voto de dar fin a una rencilla gastada ya en cinco muertes: Mercurio, Ribaldo, Par¨ªs, Romeo y Julieta¡±.
4.- Antonio y Cleopatra. Dos muertes llenas de fuerza en una tragedia tremendamente pol¨ªtica. Antonio, gran guerrero echado a perder por Cleopatra, muere por orgullo, para no doblar la cerviz, para no poder ser humillado en Roma por su rival Octavio Augusto. Sus palabras finales, ya agonizante, son de lo m¨¢s emotivo de las tragedias de Shakespeare.
La muerte de Cleopatra, precedida de un interludio con el Buf¨®n, que Bloom considera como uno de los di¨¢logos m¨¢s punzantes de la literatura universal, es majestuosa. Envenenada, ca¨ªda con la grandeza del mejor personaje femenino de la obra shakespeariana, es, como bien dice el traductor ?ngel Luis- Pujalte en la edici¨®n de Espasa, una tragedia gozosa, una muerte como triunfo (y eso que la v¨ªa escogida, el envenenamiento, es dolorosa e innecesariamente prolongada).
5.- Los hijos y la mujer de Macduff (en Macbeth). Es la muerte ¡®preferida¡¯ de Luis Alberto de cuenca. Macbeth, rey paranoico que llega al poder matando y que teme que le pase lo mismo, entra en una espiral que acaba con la vida de su aliado Banquo y trata de matar a su hijo, que escapa. Obsesionado con no dejar v¨¢stagos que puedan vengarse, paga a unos sicarios para que tambi¨¦n maten a la mujer y a todos los hijos del bar¨®n escoc¨¦s Madcuff quien, parad¨®jicamente, luego va a decapitar al rey.
6- Macbeth y Lady Macbeth. Despu¨¦s de sembrar el caos y la muerte por todo el reino, Macbeth muere por la espada de Madcuff cuando se cre¨ªa inmune a todo hierro, casi inmortal. La muerte no es nada cruel para todo el sufrimiento que llev¨® consigo. Lady Macbeth muere de culpa, de insomnio, de locura, de agotamiento. Como bien dice Bloom, es una tragedia de la imaginaci¨®n y por ella muere la se?ora de Macbeth. Bello final.
7.- Cordelia (El Rey Lear). El rey est¨¢ en la c¨¢rcel con su hija durante la batalla entre Cornwall y Albany. Edmund, hijo bastardo del conde de Gloster, ordena su muerte pero solo fallece Cordelia, ahorcada en la celda para desesperaci¨®n de su progenitor, expresada de manera bella por el poeta. Es extra?a esta muerte, porque deja a su ser querido m¨¢s pr¨®ximo vivo, algo que no suele ocurrir.
8.- Duque de Clarence (Ricardo III). Despu¨¦s de ser arrestado y encarcelado por su hermano Ricardo, este se lo piensa mejor y ordena matarlo para ahorrar problemas. Para asegurarse de que el bueno de Clarence est¨¢ muerto, lo meten en una barrica de vino con dos cabezas de perro, detalle macabro pero no parece que pudiera aportar mucho a la verificaci¨®n de la muerte.
9.- Desd¨¦mona (Otelo). Es una muerte cruel e injusta la de esta joven que abandona a su familia y es repudiada por amar al soldado negro, h¨¦roe de guerra, gran caballero. Este, loco de celos, instigado por el p¨¦rfido Yago (fascinante el retrato psicol¨®gico que de ¨¦l hace el autor) la mata tras creerse un mont¨®n de patra?as y pruebas falsas. Y lo hace con sus gigantescas manos, ahog¨¢ndola en una muerte lenta y angustiosa ante la incomprensi¨®n de la v¨ªctima, que mira a Otelo sin entender nada.
10.- Rodrigo (Otelo). La muerte que no es muerte, pero que retrata a un personaje. Yago, aut¨¦ntico protagonista en la sombra en Otelo, enga?a continuamente a su fiel amigo Rodrigo para que participe en sus conspiraciones. Cuando todo se precipita y no le hace falta, ¨¦l mismo lo apu?ala y le culpa de otros desmanes (con bastante poco ¨¦xito en los dos casos).
Babelia
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