Roger Chartier: ¡°Es imposible que Cervantes leyera ¡®Hamlet¡±
El historiador franc¨¦s refuta la fantas¨ªa de un encuentro entre el espa?ol y Shakespeare
El posible encuentro entre dos genios como Cervantes y Shakespeare ha sido objeto de infinitas especulaciones. A?os despu¨¦s de firmar La naranja mec¨¢nica, el escritor brit¨¢nico Anthony Burgess imagin¨® un hipot¨¦tico di¨¢logo entre ambos en Encuentro en Valladolid, un relato donde la compa?¨ªa teatral de Shakespeare se dirig¨ªa a la ciudad espa?ola como parte de una comitiva diplom¨¢tica. All¨ª habr¨ªa conocido a Cervantes, uno de los espectadores que hab¨ªan acudido a ver la representaci¨®n de sus obras. En su libro de ensayos Myself with Others, publicado en 1988 ¨²nicamente en ingl¨¦s, Carlos Fuentes nunca afirm¨® que Cervantes y Shakespeare fueran la misma persona, como se ha dicho y repetido hasta la saciedad, pero s¨ª ¡°el mismo escritor¡±. En otras palabras, ¡°un pol¨ªglota y pol¨ªgrafo llamado, seg¨²n los caprichos del tiempo, Homero, Virgilio, Dante, Benengeli, Cervantes, Shakespeare, Defoe, Goethe, Poe, Dickens, Balzac, Carroll, Proust, Kafka, Borges, Pierre Menard, James Joyce¡¡±, como dej¨® escrito el mexicano. En el fondo, como sostuvo Fuentes, ambos hablaban del mismo asunto: la memoria.
Ese fantaseado encuentro entre ambos nunca tuvo lugar. ¡°La realidad hist¨®rica no nos permite pensar que se llegaran a encontrar. Si hubo un encuentro, se produjo ¨²nicamente en el plano de la literatura, gracias a la circulaci¨®n de El Quijote en Inglaterra, que fue muy temprana. Los primeros ejemplares de los dos primeros vol¨²menes de la obra llegaron a la isla en 1605, apenas unos meses despu¨¦s de su publicaci¨®n en Espa?a¡±, sostiene el historiador Roger Chartier, especialista en la historia del libro y profesor en el Coll¨¨ge de France y la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de Par¨ªs (EHESS). Chartier tambi¨¦n es el autor de Cardenio entre Cervantes y Shakespeare. Historia de una obra perdida (Gedisa), que se centra en el ¨²nico punto de intersecci¨®n objetivo que existe entre ambos: un personaje de El Quijote que dar¨ªa origen a una obra shakespeariana.
¡°A finales del XVI y principios del XVII no exist¨ªa ning¨²n conocimiento de los textos ingleses en Espa?a¡±
El mancebo Cardenio era uno de los personajes con los que don Quijote se topaba en el bosque de Sierra Morena, en el vigesimocuarto cap¨ªtulo. Le narraba su historia de amor y desventura con una joven llamada Luscinda, con la que, un poco m¨¢s tarde, coincidir¨¢ el Caballero de la Triste Figura. El personaje protagonizar¨ªa una obra teatral extraviada, The history of Cardenio, atribuida a William Shakespeare y John Fletcher, dramaturgo del periodo jacobino con quien escribi¨® dos textos m¨¢s. ¡°No se debe menospreciar su papel: Fletcher hablaba castellano perfectamente y conoc¨ªa bien la obra de Cervantes¡±, seg¨²n Chartier. La obra habr¨ªa sido representada dos veces por la exitosa compa?¨ªa de Shakespeare, The King¡¯s Men, en 1613, seg¨²n un documento de la ¨¦poca que recoge la retribuci¨®n atribuida a la troupe. ¡°Cuarenta a?os despu¨¦s, un librero londinense quiso imprimirla. Nunca lo llegar¨ªa a hacer, pero por lo menos inscribi¨® su t¨ªtulo en el registro de la imprenta¡±, relata el historiador franc¨¦s. Dej¨® constancia as¨ª de la existencia del texto, aunque no se conservaran sus p¨¢ginas.
La tesis de Chartier es que Shakespeare conoci¨® la obra de Cervantes, pero no al rev¨¦s. ¡°Los textos espa?oles del Siglo de Oro, ya fueran comedias, relatos de picaresca o novelas de caballer¨ªa, eran muy c¨¦lebres en la Inglaterra de finales del siglo XVI y principios del XVII¡±, afirma el historiador. No as¨ª en el sentido contrario: ¡°En cambio, no exist¨ªa ning¨²n conocimiento de los textos ingleses en la Espa?a de ese periodo. El ingl¨¦s no era considerado una lengua culta o literaria, sino un idioma propio de mercaderes. Las primeras traducciones de Shakespeare al espa?ol no llegaron hasta el siglo XVIII, y siempre a partir de traducciones francesas. Es imposible que un espa?ol de aquella ¨¦poca, incluido Cervantes, llegara a leer obras como Hamlet o La tempestad¡±, zanja Chartier.
¡°En la ¨¦poca, el concepto de autor¨ªa era muy distinto. La propiedad de una obra pertenec¨ªa al librero y al editor, nunca al autor¡±
Si la historia de Cardenio sedujo a Shakespeare, fue porque se acomodaba a una moda imperante en la Inglaterra de su tiempo. ¡°Exist¨ªa un gusto pronunciado por esas historias de enredo tragic¨®mico, donde los amores se enfrentaban a numerosos obst¨¢culos, traiciones y desventuras, pero terminaban con final feliz, con una armon¨ªa final en la que se confirmaban las uniones sentimentales presentadas al principio¡±, explica Chartier. Distintas comedias de Shakespeare corresponden a este esquema argumental en la segunda parte de su carrera, de Mucho ruido y pocas nueces (1599) a Pericles, pr¨ªncipe de Tiro (1608). Sin embargo, que el dramaturgo ingl¨¦s tomara prestado al personaje cervantino sin contar con su permiso no puede tildarse de plagio. ¡°Entonces no exist¨ªa esa noci¨®n. El plagio es un t¨¦rmino moderno, que no aparece hasta el siglo XVIII. En la ¨¦poca de Cervantes y Shakespeare, el concepto de autor¨ªa era muy distinto. La propiedad de una obra pertenec¨ªa al librero y al editor, pero nunca al autor. Cada escritor pod¨ªa reescribir libremente algo que ya hubiera sido publicado¡±, aclara Chartier. Adem¨¢s, la autor¨ªa era considerada, a menudo, una empresa colectiva. ¡°Las colaboraciones entre dramaturgos eran muy frecuentes. La mayor¨ªa de obras de la Inglaterra isabelina fueron escritas por dos, tres o cuatro dramaturgos, igual que las novelas del preciosismo franc¨¦s en el XVII. Shakespeare colabor¨® menos que otros, pero tambi¨¦n colabor¨®¡±, a?ade.
¡°A finales del XVI y principios del XVII no exist¨ªa ning¨²n conocimiento de los textos ingleses en Espa?a¡±
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, ese Cardenio descarriado ha protagonizado incluso intrigas de novela negra. El escritor brit¨¢nico Jasper Fforde imagin¨® en Perdida en un buen libro (2002) a una detective de la brigada literaria del espionaje brit¨¢nico con la misi¨®n de encontrar el manuscrito de la obra de Shakespeare. La estado?unidense Jennifer Lee Carrell, especialista en literatura inglesa, imagin¨® en Sepultado con sus huesos (2007) un misterio que solo pod¨ªa resolverse siguiendo las pistas escondidas en distintos textos del bardo ingl¨¦s. La protagonista terminaba dando con el manuscrito original en una caverna de Arizona, colocado sobre una tumba abierta y dentro de una bolsa que conten¨ªa dos tomos: Cardenio y una copia de El Quijote en castellano. ¡°En realidad, el personaje en s¨ª no despierta un especial inter¨¦s en nuestro tiempo¡±, sostiene Chartier. Es la pura idea de que Shakespeare y Cervantes se pudieran llegar a encontrar, incluso en un plano ¨²nicamente simb¨®lico, la que sigue agitando la imaginaci¨®n de nuestros contempor¨¢neos.
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