El disco, objeto de deseo
El Record Store Day, que se celebra este s¨¢bado en todo el mundo, se consolida como una fiesta para mel¨®manos fetichistas
Muchos mel¨®manos ya est¨¢n preparando la cartera: el s¨¢bado llega una inmensa oleada de nuevos lanzamientos de vinilo. Se trata de una iniciativa puesta en marcha por un pu?ado de tiendas en Baltimore (EE?UU) y r¨¢pidamente imitada en todo el mundo. En Espa?a, son unos 70 establecimientos los que conmemoran el Record Store Day (d¨ªa de las tiendas de discos) con peque?os conciertos y lanzamientos preparados por compa?¨ªas espa?olas m¨¢s un porcentaje de novedades internacionales.
Se recomienda acudir a una hora temprana, pues se trata de tiradas modestas y pueden agotarse con rapidez. Existe, conviene advertirlo, la figura del especulador: adquiere los t¨ªtulos m¨¢s apetitosos y no tarda mucho en revenderlos a trav¨¦s de eBay o similares, ante la consternaci¨®n general. O, incluso, algunos t¨ªtulos salen antes a la venta en estas plataformas. Esos buitres son contrarios a la filosof¨ªa del evento, que reivindica la funci¨®n cultural de las tiendas, su car¨¢cter de punto de encuentro capaz de convocar a antiguos y nuevos compradores.
Se ofrece de todo un poco: puro material para fetichistas y grabaciones genuinamente necesarias. Desde reediciones de t¨ªtulos hist¨®ricos de H¨¦roes del Silencio o Derribos Arias a rescates de los ochenta, como el en¨¦rgico grupo murciano Farmacia de Guardia. La oferta internacional contiene el adelanto de cuatro temas de la segunda tanda de versiones de Sinatra realizadas por Bob Dylan y abundantes directos (Doors, Primal Scream, Allen Toussaint). Sin olvidar grabaciones de Elvis Presley que ya han pasado al dominio p¨²blico e incluso referencias jazz¨ªsticas de Thelonius Monk, John Coltrane o Dizzy Gillespie. Hasta es posible encontrar algunos de los discos que grab¨® el actor Christopher Lee.
Curiosamente, apenas hay muestras de la m¨²sica que permiti¨® la supervivencia del vinilo durante los a?os oscuros, cuando las multinacionales pretendieron acabar con el soporte. Fueron los dj¡¯s de discoteca, habituados a trabajar con los maxis, quienes se empe?aron en exigir que la dance music se siguiera publicando en vinilo. De no ser por su bendita testarudez, ya no habr¨ªa ni rastro de las f¨¢bricas de discos.
La paradoja: las grandes compa?¨ªas no tienen capacidad para prensar vinilos y eso supone una sobrecarga de trabajo para las empresas que dominan la antigua tecnolog¨ªa. Carlos Gal¨¢n, de Subterfuge Records, es cliente de GZ Media, una planta situada en Lodenice (Rep¨²blica Checa): ¡°Son tipos muy meticulosos, que no se asombran si les pides que tal disco salga en vinilo rosa y el siguiente en azul jaspeado¡±. Eso s¨ª: el boom comercial del vinilo retrasa las entregas. Seg¨²n Gal¨¢n, ¡°puedes tardar tres o cuatro meses en recibir un vinilo¡±. Eso explica que resulte ahora mismo casi imposible el lanzamiento simult¨¢neo de un t¨ªtulo en digital, CD y vinilo.
Hasta tiempos recientes, las compa?¨ªas fuertes no se interesaban por los elep¨¦s: frecuentemente, eran los propios artistas los que presionaban para que su m¨²sica saliera en ese formato. Para el material de cat¨¢logo, se ced¨ªan los derechos a sellos especializados, que funcionaban con tiradas de 500 o 1.000 ejemplares. Actualmente, con el estrechamiento del mercado, las tres grandes buscan explotar directamente cualquier nicho que pueda ayudar a su cuenta de resultados.
Aunque Gal¨¢n recuerda que, a pesar del aumento de la demanda, no existen f¨¢bricas nuevas. ¡°Se requiere una maquinaria bastante compleja y personal muy cualificado. Adem¨¢s, se trata de una industria qu¨ªmica que tiene que ser muy cuidadosa con sus residuos¡±. Problemas que no existen para el otro soporte que ha resucitado: las casetes, que tienen su Cassette Store Day.
Pero el s¨¢bado la idea es centrar el foco en las tiendas de discos. Jack White, otro fan¨¢tico de los soportes f¨ªsicos, a?ade que deber¨ªa ser una tara generacional: ¡°Los padres, los hermanos mayores, los profesores, todos tendr¨ªan que comprometerse a acercar a los ni?os a las tiendas. Que luego decidan c¨®mo consumir la m¨²sica, pero primero necesitan conocer lo que es una comunidad de gente apasionada por los discos¡±.
Babelia
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