El c¨®mico del pueblo

Hay pel¨ªculas que nacen viejas antes de empezar. Por su concepto, por su esencia. Cantinflas, recreaci¨®n de la existencia de Mario Moreno, el c¨®mico m¨¢s importante de la historia del cine mexicano, se empe?a en asentar la pel¨ªcula en un (presunto) gran triunfo: el de La vuelta al mundo en 80 d¨ªas, producci¨®n estadounidense de United Artists dirigida por Michael Anderson, que tuvo a Cantinflas como gran secundario, y que lleg¨® a ganar el Oscar y el Globo de Oro a la mejor pel¨ªcula del a?o 1956. Y hasta all¨ª dirige todos sus resortes, su estructura, su cl¨ªmax, su (de nuevo presunta) gloria. Pero, por mucha nostalgia que ponga de su parte la pel¨ªcula, La vuelta al mundo en 80 d¨ªas es uno de los paradigmas del cine a?ejo, de las concepciones equivocadas, uno de los peores premios de la historia de los Oscar. Es el primer gran error de Cantinflas, pero no por ello el ¨²nico.

Dos l¨ªneas argumentales se van presentando, en paralelo, en esta producci¨®n mexicana de Sebasti¨¢n del Amo, protagonizada sorprendentemente por un espa?ol, ?scar Jaenada, que vuelve a demostrar su capacidad para la m¨ªmesis (Camar¨®n, en la memoria): la primera presenta al productor Mike Todd y sus laboriosos esfuerzos por llevar a cabo la adaptaci¨®n de la novela de Julio Verne; la segunda, las habituales semblanzas, entrecortadas y t¨®picas, superficiales y poco punzantes, de la carrera, los amores y el ideario laboral y social de Mario Moreno, que aunque no lleguen a alcanzar el calificativo de hagiogr¨¢ficas nunca quieren meter el dedo en la llaga, pasando muy por encima de los devaneos con el sexo de don Mario, y de algunos de los problemas con sus primeros compa?eros de trabajo. Es decir, una narraci¨®n rancia acompa?ada de un simple bosquejo de la figura de un gran c¨®mico del cine popular.