Jean-Michel Jarre y Edward Snowden, d¨²o de m¨²sica electr¨®nica
El padre del g¨¦nero presenta su nuevo disco, que cuenta con la colaboraci¨®n del exanalista de la NSA
"Estoy aqu¨ª, sentado en una terminal del aeropuerto Charles de Gaulle de Par¨ªs, miro alrededor y solo veo zombis¡±. Jean-Michel Jarre (Lyon, 1948), acaso el m¨¢s humanista de todos los padres de la m¨²sica electr¨®nica, parece estar perdiendo la fe en nuestra raza. "M¨ªralos, todos concentrados en sus tel¨¦fonos m¨®viles, sin hablar con nadie, pensando que est¨¢n conectados al mundo cuando en realidad est¨¢n solos, muy solos". En la media hora de charla telef¨®nica mantenida mientras el autor de Oxyg¨¨ne se dirig¨ªa en coche hacia la terminal del aeropuerto con el fin de embarcar en un vuelo rumbo a Berl¨ªn, se mostr¨® extremadamente dicharachero ("un segundo, estoy buscando el pasaporte, que, como siempre, estar¨¢ en el ¨²ltimo bolsillo¡ ?ya lo tengo!"). Al retomar la conversaci¨®n tras pasar el control de pasaportes, el hijo del hombre que compuso la banda sonora de Lawrence de Arabia (Maurice Jarre) bromea sobre lo atropellado de la charla ("estoy hablando contigo mientras me visto, no entiendo por qu¨¦ hay que quedarse medio desnudo para pasar por ese detector de metales. Un segundo, el cintur¨®n").
El contacto con la humanidad ha moderado la felicidad que hasta ahora mostraba al poder hablar por primera vez con la prensa de su nuevo disco, Electronica Vol.2: The heart of noise, el segundo en menos de un a?o tras un pasar casi ocho sin editar material original. El ¨¢lbum se presentar¨¢ por primera vez en directo en Barcelona el 17 de junio dentro de la programaci¨®n del S¨®nar. En el disco, Jarre cuenta con colaboraciones de artistas como Jeff Mills, Pet Shop Boys, Cindy Lauper o Julia Holter, adem¨¢s de la aparici¨®n estelar del exanalista de la NSA Edward Snowden. Como en el primer volumen, editado el pasado mes de septiembre, parece haber algo similar a un hilo conductor, uno que sugiere que este padre de la electr¨®nica empieza a tener serias dudas, no solo sobre el futuro de los humanos que le rodean, sino tambi¨¦n sobre las bondades del progreso tecnol¨®gico al que tan ligado ha estado todo su devenir profesional. Eso s¨ª, advierte de los peligros de la ¨²ltima tecnolog¨ªa sirvi¨¦ndose de los avances m¨¢s recientes en la misma, lo que convierte al artefacto en una alerta sobre el futuro y no en otro ejercicio nost¨¢lgico de negaci¨®n del presente.
"Siempre pasa lo mismo. Y no aprendemos. Cuando aparecieron los coches, nos emocionamos; cuando apareci¨® la televisi¨®n, lo mismo. No fue hasta mucho m¨¢s tarde cuando nos dimos cuenta de que cada vez que llega un avance tecnol¨®gico este trae consigo un lado oscuro. Pero nos negamos a verlo", apunta el franc¨¦s en referencia a un tema que le obsesiona desde hace un tiempo: el mal uso de los datos registrados en Internet y la tentaci¨®n de abusar de ellos en la que parecen estar cayendo los gobiernos. "?Tienes idea de cu¨¢nta gente puede estar ahora mismo escuchando esta conversaci¨®n que mantenemos?", pregunta con la dosis justa de ret¨®rica antes de empezar a relatar la manera en que se puso en contacto con el m¨¢s sorprendente de los colaboradores que aparecen en su nuevo disco: Snowden. Ya en oto?o del a?o pasado, el franc¨¦s declar¨® su admiraci¨®n por el hombre que en 2013 hizo p¨²blicos documentos de alto secreto en los que se desvelaba la existencia de programas de vigilancia masiva auspiciados por la agencia nacional de seguridad estadounidense. En un tuit le felicitaba por una sentencia de noviembre del pasado a?o en la que un tribunal de aquel pa¨ªs admit¨ªa que los programas de la NSA destapados por Snowden eran una violaci¨®n de los derechos de los ciudadanos. M¨¢s tarde, en una entrevista concedida a un medio holand¨¦s, Jarre calificaba a este consultor tecnol¨®gico de ¡°h¨¦roe moderno¡±. Ahora, el tipo est¨¢ en su disco.
"Contact¨¦ con la gente de The Guardian", arranca el m¨²sico. "Ellos me ayudaron a llegar a Edward. Tuvimos una conversaci¨®n por Skype de hora y media y hubo mucha sinton¨ªa. En ning¨²n momento pens¨¦ que fuera a entrar alguien a arrestarme, que conste. Me inspir¨® para crear una m¨²sica que luego fui a Mosc¨² [ciudad en la que reside el pr¨®fugo estadounidense] a ense?arle y armar su participaci¨®n en el tema. Siento una gran admiraci¨®n por lo que ha hecho, por c¨®mo no quiere ning¨²n tipo de premio por ello. Cree que era su deber. No desea admiraci¨®n, ni fama, ni fortuna".
Mientras muchos artistas prefieren recurrir al t¨®pico de que su m¨²sica habla por ellos mismos, Jarre disfruta haciendo pedagog¨ªa al respecto de sus trabajos. M¨¢s si, como este, tienen un mensaje que su autor considera demasiado relevante como para poder perderse. De hecho, su af¨¢n por ser ¨¦l mismo quien narre todo lo que rodea este lanzamiento con aspecto de acontecimiento es tan grande que, horas antes de la entrevista, se comunica que el m¨²sico ha prohibido que se divulgue ning¨²n tipo de informaci¨®n previa. Quiere contarlo todo ¨¦l mismo. ¡°Es un disco tan en sinton¨ªa con lo que creo que son los tiempos que vivimos, que habla cosas que me inquietan y que deber¨ªan inquietarnos a todos. Cuando lanc¨¦ Oxyg¨¨ne (1977) casi nadie hablaba de ecolog¨ªa, hoy todos los partidos pol¨ªticos lo llevan en sus programas. El problema es que hemos tomado conciencia del problema medioambiental pensando que estamos destruyendo el planeta, cuando, en realidad, nos estamos destruyendo a nosotros mismos. El planeta estar¨¢ ah¨ª cuando desaparezcamos", afirma sin miedo a sonar pomposo. De hecho, Jarre jam¨¢s ha temido a la enormidad. No por nada suyos son los tres conciertos musicales m¨¢s masivos incluidos en la lista Guinness de los Records.
Esa grandilocuencia y esa ambici¨®n incluso le convirtieron durante ciertas ¨¦pocas en motivo de chanzas. Hoy, cuando hemos asimilado que todo lo que el pasado nos ha dejado musicalmente es comestible, ya sea reinventado o recalentado, Jarre es celebrado sin ambages. Una vez m¨¢s, puede pensar que ninguna idea es demasiado grande. Parece que sus pr¨®ximos shows confirmar¨¢n esa premisa. "Todo el espect¨¢culo est¨¢ concebido como una gran toma de partido visual¡±, informa orgulloso el hombre que siempre prefiri¨® invertir sus ganancias en su negociado, asegur¨¢ndose as¨ª de que su carrera jam¨¢s dejar¨ªa de evolucionar. Mientras, la megafon¨ªa del Charles De Gaulle informa de que su vuelo est¨¢ apunto de embarcar. "Mira, ah¨ª van los zombis", advierte de nuevo. "Pero a¨²n conf¨ªo en ellos, en que se levanten y luchen como se ha hecho tantas veces en el pasado. Si no lo creyera, en vez de hacer m¨²sica, me ir¨ªa a pescar".
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