Padilla, un torbellino por la Puerta del Pr¨ªncipe
El diestro jerezano cort¨® tres orejas tras una merit¨ªsima y entregada actuaci¨®n ante los mansos y desiguales toros de Fuente Ymbro
La corrida comenz¨® con 25 minutos de retraso a causa de los trabajos de acondicionamiento del ruedo, que qued¨® impracticable tras la intensa lluvia que cay¨® en Sevilla desde hora y media antes de que comenzara el festejo. Solo los pl¨¢sticos que cubr¨ªan el albero permitieron que a las siete menos cinco sonaran los clarines. Gracias a los pl¨¢sticos impermeables y a los m¨¢s de veinte esforzados operarios que se dejan la vida ¡ªlas fuerzas y el sudor, desde luego¡ª para retirar una pesad¨ªsima carga, y que entre unos y otra componen una imagen que recuerda a la construcci¨®n de las pir¨¢mides egipcias. Estas cosas solo pasan en la fiesta de los toros. Se trata, no obstante, de un espect¨¢culo sorprendente, entretenido y poco edificante.
Dej¨® de llover antes de que se iniciara el pase¨ªllo, y, momentos antes, el p¨²blico hab¨ªa saltado de alegr¨ªa cuando por medio de una ininteligible megafon¨ªa se le anunci¨® que la corrida se celebrar¨ªa por decisi¨®n un¨¢nime de los espadas. Ven¨ªa dispuesto a divertirse de la mano de dos ¨ªdolos populares, Padilla y El Fandi, que gozan del favor incondicional de unos aficionados conformistas y muy exigentes con el presidente a la hora de conceder trofeos.
Fuente Ymbro / Finito, Padilla, El Fandi
Toros de Fuente Ymbro, correctos de presentaci¨®n, mansos, blandos y descastados. Encastados quinto y sexto.
Finito de C¨®rdoba: pinchazo y bajonazo (silencio); estocada (silencio).
Juan Jos¨¦ Padilla: estocada (oreja); estocada (dos orejas). Sali¨® a hombros por la Puerta del Pr¨ªncipe.
El Fandi: casi entera (silencio); estocada trasera y baja (oreja).
Plaza de La Maestranza. Decimocuarta corrida de feria. 16 de abril. Casi lleno.
A excepci¨®n de los dos ¨²ltimos, decepcion¨® la corrida de Fuente Ymbro, bonita de cara, pero ayuna de cualidades; blanda de remos, mansa y descastada. As¨ª, el lote de Finito de C¨®rdoba no le permitido desarrollar esa tauromaquia tan suya y escasa, que exige un noble animal, obediente y bondadoso. Amuermados ambos, el cordob¨¦s solo pudo esbozar una ver¨®nica honda al recibir a su primero, una tanda de redondos suaves en ese toro, y una porf¨ªa sin premio en el otro, que lleg¨® a la muleta cansado de vivir.
Pero estaba Juan Jos¨¦ Padilla, un torbellino animoso y decidido, permanentemente alentado por un p¨²blico que lo reconoce como un h¨¦roe cargado de m¨¦ritos. Recibi¨® a su primero de rodillas en los medios con dos largas cambiadas, pas¨® el quinario en banderillas ante un animal remiso a la obediencia y al que clav¨® solo en la suerte del viol¨ªn, lo cual no fue impedimento para que las ovaciones fueran atronadoras. Muleta en mano, comenz¨® de rodillas por alto hasta que el toro lo desarm¨®. Consigui¨®, eso s¨ª, una buena tanda de redondos, asentadas las zapatillas, pero el animal no pudo aguantar m¨¢s y acort¨® el viaje para siempre. Una estocada le vali¨® para pasear una oreja de poco peso pero muy trabajada.
Tom¨® de nuevo el percal cuando se anunci¨® la salida del quinto y volvi¨® a arrodillarse en los medios. As¨ª esper¨® a su oponente con otra larga cambiada, suerte que repiti¨® momentos despu¨¦s en el tercio, y le a?adi¨® unas ver¨®nicas apasionadas y trazadas con gusto. Brill¨® el toro en banderillas con prontitud y alegr¨ªa, y Padilla estuvo a su altura, sobre todo en el segundo par, de poder a poder.
Lleg¨® muy vivo el animal a la muleta, hinc¨® de nuevo las rodillas el torero, acudi¨® de largo el toro, con muchos pies y lo puso en un verdadero apuro; pero aguant¨® Padilla con encomiable valent¨ªa y sali¨® con bien del dif¨ªcil encuentro. Encastado el manso, repiti¨® con la cara a media altura, y le permiti¨® lucirse con la mano derecha en un par de tandas muy meritorias. Mat¨® de una buena estocada y el fervor popular y la generosa decisi¨®n presidencial le abrieron la Puerta del Pr¨ªncipe. Se le puede cuestionar su toreo, pero no su entrega.
El Fandi sigue siendo un dechado de facultades en banderillas. En sus dos toros clav¨® los pares con picard¨ªa, pues en ninguno de ellos se asom¨® al balc¨®n, y siempre levant¨® los brazos cuando ya hab¨ªa pasado el toro, pero a sus muchos incondicionales les da igual. En su primero, que galop¨® con br¨ªo, lo aguant¨® con facilidad y as¨ª lo par¨® entre el entusiasmo general. En ese toro pas¨® desapercibido con capote y muleta, pues ni el animal ofreci¨® facilidades ni ¨¦l posee el garbo necesario. En el sexto, manso y encastado como el quinto, hizo un gran esfuerzo y tore¨® con m¨¢s hondura. Una tanda de largos y hondos naturales fue muy meritoria.
La corrida de hoy
Decimoquinta y ¨²ltima corrida de feria. 17 de abril. Toros de Miura, para Rafaelillo, Javier Casta?o y Manuel Escribano.
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