¡®Psicosis¡¯ en el Met de Nueva York
La artista Cornelia Parker reinterpreta la mansi¨®n de la pel¨ªcula de Hitchcock en una obra
La moda de incluir el cine en los museos es relativamente reciente. Era un arte, s¨ª, pero el s¨¦ptimo. En 1960, Alfred Hitchcock tampoco hab¨ªa sido entrevistado por Fran?ois Truffaut ni hab¨ªa sido rele¨ªdo como gran artista por encima de mago de un g¨¦nero menor, el suspense. Y de hecho, su nueva pel¨ªcula entonces, Psicosis, se estaba rodando en blanco y negro en parte por problemas de presupuesto.
Aunque la gente no lo sab¨ªa, Hitchcock s¨ª era muy consciente en sus adentros del hondo calado simb¨®lico y art¨ªstico de sus pel¨ªculas y para crear la casa m¨¢s terror¨ªfica de su nuevo filme decidi¨® no buscar el miedo en la sangre, ya que en pantalla, al fin y al cabo, se ver¨ªa simplemente en un gris oscuro. M¨¢s bien, se fue al sentimiento de soledad profunda que transmit¨ªa en sus cuadros el gran pintor americano Edward Hopper, especialmente el cuadro Casa junto a la v¨ªa del tren.
Ahora, la mansi¨®n Bates, donde conviv¨ªan un hombre y dos personalidades, vuelve reinterpretada al museo Metropolitano de Nueva York y pocos se acuerdan de que es la reinterpretaci¨®n de una reinterpretaci¨®n. Su artista, la brit¨¢nica Cornelia Parker, hace hincapi¨¦ en que todo empez¨® en Hopper, aunque la llame a la instalaci¨®n convenientemente Transitional Object (PsychoBarn). Pero tambi¨¦n reconoce que le divert¨ªa jugar con lo archiconocido y provocar a aquellos que reniegan de lo popular. "Quer¨ªa tomar una idea que pareciera un clich¨¦. Pero estas ideas son clich¨¦s por algo, porque atraen la atenci¨®n de much¨ªsima gente", dice la artista.
Quiz¨¢ el atractivo de esta instalaci¨®n sea ese debate. ?Qu¨¦ diferencia esta instalaci¨®n de la recreaci¨®n de esta misma casa en un parque tem¨¢tico de Universal? Es verdad que est¨¢ hecha con madera especial de graneros originales de la Am¨¦rica profunda y no hay que quitarle m¨¦rito: la imagen del terror encaramado a una terraza con espectaculares vistas a Central Park y al skyline de Manhattan tiene una poderosa fuerza aut¨®noma. Pero por lo dem¨¢s,?honestamente, no hay tantas diferencias. En el fondo, casi desde el principio, la terraza del Met, oxigenada con el aire libre, asumi¨® que era mitad experiencia art¨ªstica, mitad atracci¨®n de feria.
Cuando se apost¨® por el concepto minimalista de Imran Qureshi, que se limit¨® en 2013 a derramar sangre sobre el suelo, muchos pensaron que ese a?o no hab¨ªa ninguna instalaci¨®n, pero aun as¨ª decidieron quedarse un buen rato en la terraza. Es por eso que este a?o, desde ahora hasta el 31 de octubre, el museo se volver¨¢ a llenar de visitantes que buscan un poco de sol, unas espectaculares vistas y, adem¨¢s, una instalaci¨®n que, en este caso, seguro les llamar¨¢ la atenci¨®n. No importa si saben que unas plantas m¨¢s abajo, en la zona de arte estadounidense del siglo XX, est¨¢ el origen de todo. Un pintor que inspir¨® a Hitchcock y a Parker.
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