La libertad de los hipotecados (un ox¨ªmoron)
Una actualizaci¨®n valiente, decidida y arriesgada de una obra de referencia para la generaci¨®n ¡®Estudio 1¡¯
Una actualizaci¨®n valiente, decidida y arriesgada de una obra de referencia para la generaci¨®n Estudio 1. Realizado por Gustavo P¨¦rez Puig con un reparto donde figuraban los mejores actores del momento, y emitido por TVE en hora de m¨¢xima audiencia, Doce hombres sin piedad, thriller judicial donde Reginald Rose volc¨® su experiencia como miembro de un jurado popular en los Estados Unidos racistas y clasistas de principios de los a?os cincuenta, puso en evidencia de manera apasionante y accesible la humana proclividad a atribuir delitos al primero de aspecto no ¨®ptimo que pasa por el lugar del crimen, o a exculpar a quien lleva puesta una linda m¨¢scara social.
EL JURADO
Autor: Luis Felipe Blasco Vilches, a partir de una pieza de Reginald Rose. Int¨¦rpretes: Usun Yoon, Eduardo Velasco, Luz Valdenebro, Canco Rodr¨ªguez, Isabel Ordaz, Pep¨®n Nieto, Cuca Escribano, Victor Clavijo y Josean Bengoetxea. Director: Andr¨¦s Lima. Madrid, Matadero, hasta el 15 de mayo. Sevilla, Teatro Lope de Vega del 19 al 22 de mayo. M¨¢laga, Teatro Cervantes, 3 y 4 de junio.
Utilizando esta pieza como falsilla, y a los nueve miembros del jurado que la ley espa?ola prev¨¦, El jurado cambia el supuesto parricidio diseccionado por los personajes de Rose por un caso de corrupci¨®n municipal, en el que resuenan ecos reales, especialmente los de la trama G¨¹rtel, el de Blesa al frente de Caja Madrid y todos los de cobro de comisiones por adjudicaci¨®n de obras p¨²blicas habidos supuestamente desde que Alonso Puerta, entonces segundo teniente de alcalde socialista, denunci¨® uno en las contratas de limpiezas del Ayuntamiento de Madrid, que no consigui¨® probar.
Blasco Vilches sigue a Rose hasta donde puede: tambi¨¦n ¨¦l parte de la cuasi unanimidad inicial en el veredicto (¡°culpable¡±), quebrada por un ciudadano cuyas dudas abren una grieta por la que se va precipitando poco a poco la seguridad aparente de los dem¨¢s. Los hitos de la acci¨®n, y sus giros, se asemejan a los del original, salvo el postrero. Cambian las circunstancias de los personajes, entre ellos, padres y madres de j¨®venes desempleados, en un tris de perder la casa con la que avalaron la de sus hijos, a quienes la situaci¨®n torna serviles y corruptibles. Retratado por el autor algecire?o, el clima moral de la Espa?a de hoy aparece m¨¢s degradado que el estadounidense de la posguerra que le sirve de inspiraci¨®n: la devoluci¨®n de media paga extra a los funcionarios, a dos meses de una elecciones generales inevitables, es un ejemplo de que el soborno t¨¢cito del que se trata al cabo en El jurado es moneda corriente.
Aunque la teatralidad y el dise?o psicol¨®gico de los personajes del drama de partida son m¨¢s sutiles, El jurado se sigue con inter¨¦s, salvo un bache breve. El nivel medio de los actores es bueno, la direcci¨®n de Andr¨¦s Lima ¨¢gil (aunque sobra efervescencia en los primeros compases), y el escenario giratorio, que cambia in situ nuestro punto de vista, le da un punto cinematogr¨¢fico al espect¨¢culo. Destacables, la vivacidad agazapada pero presta de Usun Yoon, la exactitud expresiva de V¨ªctor Clavijo y la sobriedad con la que Pep¨®n Nieto va orientando los acontecimientos.
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