Don Quijote de la verde mar

Qui¨¦n sabe qu¨¦ mar vio el Quijote. Pero Fernando del Paso lo vio con mar, lo vio en su casa, lo vio manchado. Don Quijote de las Manchas, Don Quijote de la verde mar, Don Quijote en casa¡­ Esos son los t¨ªtulos del tr¨ªptico que pint¨® el a?o 2000 al tiempo que escrib¨ªa su Viaje alrededor del Quijote, que ahora reedita Fondo de Cultura.

El ¨²ltimo premiado del Cervantes vio ayer tarde esa reedici¨®n, y se fij¨® en esas pinturas, otra vez. Acababa de bajar del coche que lo tra¨ªa de comer chipirones; como suele ocurrir con su apariencia de joven de 81 y ya se aclar¨® la voz que perdi¨® por un accidente cerebral que ya es recuerdo, este Del Paso es, como aquel que vivi¨® en el Londres de los Rolling, un hombre que combina los colores para alegrarse la vida y para alegrar a los otros. Amarillo, rojo, negro, cualquier color que tenga a mano le sirve para la ropa, para los cuadros, para los libros.

Ese Quijote de las Manchas, que parece una estatua de Chirico pintada de los colores de Espa?a (y de la anarqu¨ªa), ¡°los colores que ten¨ªa a mano¡±, representa al hidalgo entre pensativo y so?ador, ¡°acaso manchado por la cantidad de tonter¨ªas que se han dicho sobre ¨¦l¡±. ?Y el del mar? ¡°Qui¨¦n sabe qu¨¦ mar¡±. ?Y en la casa? Pues casa tuvo, ese andante. El s¨¢bado le entregan el premio, en Alcal¨¢ de Henares.

Acaricia, mientras habla y r¨ªe, esa edici¨®n en la que ¨¦l vierte su experiencia de leer el Quijote y de pintarlo. Al final, cuando ya va a reposar de tantos ajetreos, recuerda a Lorca, otra herida espa?ola, sobre el que escribi¨® La muerte se va a Granada. Est¨¢ ah¨ª ese escalofriante verso sobre el ¨²ltimo instante del poeta: ¡°Yo ya no tengo ma?ana. Yo ya s¨®lo tengo ayer¡±. Cervantes, manchado por el genio de la locura. Lorca, manchado tr¨¢gicamente por la histeria de la guerra. Dos espa?oles manchados, dibujados por Del Paso, compatriotas de la literatura.