Las editoriales independientes argentinas batallan contra la crisis

Las crisis econ¨®micas no son amigas del libro, uno de los primeros productos que se tacha de la lista de las compras cuando el balance familiar no cierra. En Argentina lo saben las grandes editoriales y lo saben tambi¨¦n las independientes. Varios factores han ensombrecido el hasta ahora pujante mercado editorial argentino, tanto desde la oferta como desde la demanda: el aumento de costos ha encarecido las impresiones y la inflaci¨®n, la subida de tarifas y el atraso salarial ha derrumbado las ventas. La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se inaugura ma?ana, ser¨¢ un reflejo de los nuevos desaf¨ªos y las editoriales independientes se preparan para dar batalla.

Las estrategias son variadas. Por un lado insistir con un cat¨¢logo original que no apunta a best seller sino a un lector de nicho, aquel que busca lo que no encuentra en las editoriales de gran escala, y con las traducciones. Por el otro unirse, como han hecho bajo el t¨ªtulo de ¡°Los siete logos¡± Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo editora, Caja Negra y Katz, entre otras. ¡°El a?o arranc¨® para nosotros de manera bastante dura por la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. En ese marco complejo los libros son de las primeras cosas que se resienten¡±, dijo la editora de Eterna Cadencia, Leonora Djament. Pero los editores no entran en p¨¢nico, sobre todo por la experiencia acumulada. ¡°Nosotros surgimos en el a?o 99, cuando ya se ve¨ªa que Argentina estaba en una situaci¨®n terminal, con una inflaci¨®n de 400%, violencia social y 5 presidentes que se alternaron en una semana¡±, explica Fabian Lebenglik, director editorial de Adriana Hidalgo. ¡°De alg¨²n modo estamos acostumbrados, bajamos la velas y el barco va m¨¢s lento. La crisis es nuestro medio com¨²n¡±, explica.¡°Bajar las velas¡±, en el caso de la editorial Adriana Hidalgo, significa apostar a las reimpresiones, que ya est¨¢n amortizadas, y reducir el cat¨¢logo de novedades. Los ¡°Siete Logos¡±, adem¨¢s, tendr¨¢ un stand ¨²nico en la Feria del Libro, evento donde ¡°uno se pone en contacto con un p¨²blico que no es el habitual. Hay una gran poblaci¨®n que va poco a las librer¨ªas y toca menos los libros y es la oportunidad para conocerlos¡±, explica Djament.

Bajada de las exportaciones

Las cifras del mercado editorial argentino no son alentadoras. Durante el primer trimestre del a?o, las importaciones de libros crecieron un 40%, en parte por la apertura del mercado ordenada por el gobierno de Mauricio Macri, y las exportaciones cayeron 5%. El n¨²mero de ejemplares impresos no ha dejado de bajar desde 2014, cuando se imprimieron 129 millones de libros. El a?o 2015 cerr¨® con 82,6 millones de impresiones y 28.966 nuevos t¨ªtulos, seg¨²n datos de la C¨¢mara Argentina del Libro (CAL). Y este a?o viene, por el momento, con vaticinios de derrota. ¡°Si bien en cantidad de t¨ªtulos estamos como el a?o pasado, notamos menos tiraje de cada uno de ellos. Adem¨¢s las empresas no pueden bajar los precios de librer¨ªa mientras tengan altos costos¡±, dice Graciela Rosenberg, presidenta de la CAL.

La apuesta de los independientes es mantener viva la llama del libro argentino, encendida durante un siglo de ediciones de calidad. ¡°El libro argentino siempre es bien recibido porque tenemos una tradici¨®n editorial maravillosa. Los libros de editoriales independientes son aquellos que los grandes grupos dejaron de publicar y cuando vas, por ejemplo, a Espa?a y llevas las clases de Theodor Adorno (1903-1969) traducidas al castellano, los libreros te lo agradecen¡±, dice Djament. Lo cierto es que las traducciones tienen una larga tradici¨®n en el pa¨ªs y eso no se ha perdido. ¡°En la ¨¦poca de vacas gordas en Espa?a mucha de las traducciones eran responsabilidad de argentinos que trabajaban en Madrid o Barcelona. Sucede que aqu¨ª hay una escuela de calidad que empez¨® en los a?os 30, cuando muchas de las primeras traducciones al castellano eran argentinas. Yo creo que ese esp¨ªritu medio a contrapelo y an¨¢rquico es caracter¨ªstico del editor local y es lo que nos permite sobrevivir¡±, dice Lebenglik. El futuro del libro argentino parece, al menos por el momento, asegurado.