Recuperado amor

En un pa¨ªs donde las cuestiones del gusto suelen tratarse como indicadores de estatus, a la cultura popular le toca, a menudo, el injusto destino de convertirse en aquello que la mayor¨ªa prefiere esconder bajo la alfombra (sobre todo, cuando llegan visitas). La cr¨®nica sentimental de Espa?a, en ausencia de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, no tiene (casi nunca) quien la escriba¡­ a no ser que los propios implicados tomen cartas en el asunto y restituyan su propio fragmento a una memoria colectiva que, de hecho, ata?e a todos, incluso a quienes no se acercar¨ªan a determinados territorios est¨¦ticos ni con un palo. En Rumba Tres. De ida y vuelta, Joan Capdevila, hijo de uno de los miembros del tr¨ªo que en los setenta alcanz¨® la popularidad d¨¢ndole una inflexi¨®n mel¨®dica a la rumba catalana, se encarga, junto al tambi¨¦n debutante David Casademunt, de contar una historia que merec¨ªa ser contada y que, de hecho, no cabe considerar ni mucho menos una nota al pie en la historia del pop nacional.

Documental extremadamente honesto sobre la fugacidad del ¨¦xito y la urgencia de desarticular el persistente olvido, el arte como tabla terap¨¦utica de salvaci¨®n, el dolor que se camufla bajo la fachada de una ilusoria verbena y tambi¨¦n sobre afectos y complicidades,?Rumba Tres. De ida y vuelta combina material de archivo, testimonios de amigos y familiares y algunas dramatizaciones en clave algo kitsch ¨Cpor su enf¨¢tica espectacularidad de ribetes algo publicitarios- antes de que, en el tramo final, los miembros del grupo tomen la palabra. Es entonces cuando emerge el pasado traum¨¢tico de los hermanos Capdevila bajo el severo r¨¦gimen disciplinario de la Protecci¨®n de Menores, descubriendo un inesperado sustrato de dolor bajo los festivos ritmos de temas como?No s¨¦ no s¨¦. El documental es, tambi¨¦n, un eficaz exorcismo personal.