Adi¨®s Antony, hola Anohni

Cuenta Antony Hegarty que en sus inicios como artista fueron muchos los que, en la industria de la m¨²sica, intentaron acabar con sus sue?os de convertirse en una estrella. Los motivos eran su ambig¨¹edad sexual, su extra?o registro vocal y su m¨²sica excesivamente melodram¨¢tica, precisamente los rasgos que han generado que muchos apreciemos su talento y su est¨¦tica a?os despu¨¦s. Por suerte, el tiempo no le dio la raz¨®n precisamente a ellos, sino m¨¢s bien al contrario. Hubo quien desde el principio cay¨® rendido a los pies de Antony, cuando se mov¨ªa en una escena eminentemente underground, al margen de los focos medi¨¢ticos y bajo las brillantes luces de los peque?os clubes nocturnos neoyorquinos. Primero fue David Tibet (Current 93) quien le brind¨® todo su apoyo y le inst¨® a publicar su primer disco, luego fue Lou Reed, quien aport¨® la dosis de excitaci¨®n necesaria para que Hegarty llegase a otras audiencias. A partir de ah¨ª todo fue cuesta arriba: discos notables, colaboraciones de lujo, conciertos fant¨¢sticos. El mundo descubri¨® a una persona transg¨¦nero cuyo arte ha alcanzado cotas de sublime exquisitez, algo de lo que ya tuvimos pistas desde su primer directo en nuestro pa¨ªs teloneando a unas CocoRosie que, ya entonces, quedaron totalmente eclipsadas por el talento de Hegarty.

Los a?os han ido pasando y el ¨¦xito se ha mantenido, pero, consciente de que no pod¨ªa agotar la f¨®rmula expuesta en discos como I Am A Bird Now (2005) o Swanlights (2010), Hegarty decidi¨® dedicar sus esfuerzos a dotar de mayor contenido si cabe a su carrera art¨ªstica. As¨ª nacieron sus colaboraciones con Carl Robertshaw, su ¨¢lbum en directo junto a la Danish Radio Orchestra, su apuesta por la ecolog¨ªa y su decisi¨®n por definirse definitivamente como mujer y adoptar el nombre art¨ªstico de Anohni. Y bajo este alias encara una nueva etapa en su trayectoria que, sin duda, ha resultado ser un revulsivo para su creatividad.

Anunciado hace m¨¢s de un a?o, y a publicar el pr¨®ximo 6 de mayo en todo el mundo, Hopelessness (Secretly Canadian/Popstock!), es el primer trabajo electr¨®nico de Hegarty, creado junto al escoc¨¦s Ross Birchard, es decir Hudson Mohawke, y al estadounidense Daniel Lopatin, m¨¢s conocido como Oneohtrix Point Never, con quienes ya hab¨ªa trabajado puntualmente en el pasado. El primero aporta la parte m¨¢s mel¨®dica, el segundo la m¨¢s experimental, redondeando entre los tres en una obra m¨¢gica y que hace justicia a todos los implicados en la aventura.

Apenas unos meses despu¨¦s de declinar la invitaci¨®n a asistir a la entrega de los Oscar de Hollywood por no haber sido convocada a actuar en la ceremonia (pese a su nominaci¨®n a Mejor Canci¨®n por Manta Ray, tema central de la pel¨ªcula documental Racing Extinction, dirigida por el premiado director de The Cove, Louie Psihoyos), Anohni publica Hopelessness, la obra que supone un nuevo principio para Hegarty. Y es que, en estas once canciones compuestas y producidas junto a dos artistas imprescindibles de la electr¨®nica actual, Anohni se reinventa con acierto e inteligencia, cargando las tintas en el mensaje como nunca antes y apostando por alejar su m¨²sica del anquilosamiento al que parec¨ªa destinada. Eso significa que Hopelessness supone el mejor disco que Anohni pod¨ªa entregar en 2016. Sin radicalizar su propuesta en exceso, pero huyendo de caer en el conformismo, su voz mantiene la magia de sus mejores momentos pret¨¦ritos y va m¨¢s all¨¢. Melanc¨®lica, vibrante, sugestiva y muy emocional, fluye sobre capas y ritmos de electr¨®nica fant¨¢stica.

Si Anohni nos hab¨ªa demostrado ya en su colaboraci¨®n con Hercules And Love Affair (el rompepistas ¡°Blind¡±) que su registro encajaba perfectamente entre sonidos digitales, es al escuchar piezas como Drone Bomb Me, la adictiva 4 Degrees (que ya interpret¨® en su versi¨®n orquestada en el Primavera Sound del pasado a?o), la magn¨ªfica Execution, la luminosa Why Did You o incluso las m¨¢s densas Obama o Violent Men, cuando descubrimos que Anohni ha sabido dar un toque maestro que su carrera requer¨ªa en estos momentos. Enriquecer su m¨²sica y desarrollar ese nuevo mensaje en el que ahora mismo se siente m¨¢s c¨®moda. Ha llegado el momento de decirle adi¨®s a Antony y de saludar a Anohni, la reencarnaci¨®n y la sublimaci¨®n de un talento que, por el momento, no deja de fluir. Ahora solamente queda esperar a la presentaci¨®n de Hopelessness en Espa?a -junto a Hudson Mohawke y Oneohtrix Point Never, claro est¨¢- en la pr¨®xima edici¨®n del festival barcelon¨¦s S¨®nar.