Cuatro joyas malague?as
Dos filmes a concurso en Zonazine, y otros dos documentales, entre lo m¨¢s destacado hasta el momento en el certamen de M¨¢laga
El festival de M¨¢laga no es solo una inmensa alfombra roja en la que se revienta a decibelios al famoso televisivo de turno. Que lo es. Sino que tambi¨¦n proyectan cine. Incluso, del realizado al margen de la industria. Documentales, pel¨ªculas de ficci¨®n arriesgadas, joyas como estas cuatro: dos pertenecientes a Zonazine y otras dos, al concurso de documentales:
* Esa sensaci¨®n (Juan Cavestany, Juli¨¢n G¨¦nisson y Pablo Hernando). Cavestany, que compagina la dramaturgia con el cine y que tras el ascenso de Dispongo de barcos y El se?or realiz¨® en 2013 la obra maestra Gente en sitios, ha logrado ir creando escuela. Y a ella se suman G¨¦nisson, actor y director (La tumba de Bruce Lee) y Hernando (Berserker), otros creadores que van haciendo, haciendo¡ mientras el resto de la cinefilia est¨¢ viendo otra de Los Vengadores. Cada uno de ellos ha dirigido una historia que en montaje han entrecruzado sin que parecieran rodadas por distintos creadores. Todas giran alrededor de un vac¨ªo inicial, o del descubrimiento por sus protagonistas de ese vac¨ªo inicial que se llena con esas sensaciones del t¨ªtulo: primoroso el cap¨ªtulo de la mujer que siente a trav¨¦s de los objetos m¨¢s urbanos posibles (como una ep¨ªtome de rotonda absurda), subyugante el tramo protagonizado por un hijo que persigue a su padre que vive una desbarrada crisis de fe provocada por los gestos y no por el fondo, e incisivo el de la gente que empieza a soltar verdades y exabruptos. El tr¨ªo ha logrado prolongar la sensaci¨®n (perd¨®n por la repetici¨®n) que ya emerg¨ªa del visionado de los trabajos previos de Cavestany: el p¨²blico asiste con media sonrisa en la cara y en el alma, mientras piensa: ?ser¨¦ yo algo as¨ª?
* El perdido (Christophe Farnarier) En El Somni, Farnarier segu¨ªa a uno de los ¨²ltimos, si no el ¨²ltimo, pastores trashumantes. Ahora llega El perdido, la ficci¨®n que el director franc¨¦s, afincado en Catalu?a, ha elucubrado tras leer un hecho real: un hombre que en 1994 desapareci¨® en la sierra cordobesa; durante a?os quedaron rastros de sus andanzas a ambos lados del r¨ªo Guadajoz, que separa C¨®rdoba de Ja¨¦n. Aquel El Perdido es a trav¨¦s de los ojos del director -que mantiene el nombre- un retorno a la naturaleza, sin palabras, sin razones para su huida al monte, con una mirada limpia en las ant¨ªpodas del retorcimiento y/o el barroquismo. En su sencillez, deslumbra.
* Un mill¨®n de hostias (David Moncasi). Todas las obleas consagradas que se consumen en Cuba son fabricadas de forma casi rudimentaria (desde luego, no tienen carnet de manipulador de alimentos) por 13 monjas de un convento de clausura. Moncasi, veterano documentalista (si no han visto la espectacular La mu?eca del espacio, este es el momento), sabe que cuando un personaje interesante se cruza ante la c¨¢mara, hay que abandonar la tesis y lanzarse tras ¨¦l. Aqu¨ª la historia de las monjas es curiosa, pero mucho mejor son las desventuras de sus familiares: a trav¨¦s de su vida uno asiste de verdad a un retrato de la Cuba m¨¢s aut¨¦ntica, un recorrido que se remata con la visita del Papa Francisco I a la isla. A concurso en la secci¨®n Oficial de Documentales.
* Carta a una sombra (Miguel Salazar, Daniela Abad). En el 2006, el escritor colombiano H¨¦ctor Abad Faciolince public¨® El olvido que seremos, sobre la vida y muerte de su padre, H¨¦ctor Abad G¨®mez, un hombre bueno, un m¨¦dico ap¨®stol de la salud p¨²blica y un luchador por los derechos humanos, que fue asesinado en 1987 en Medell¨ªn. Este documental usa el libro como inicio para sumergirse en aquella tragedia y en el rescoldo que qued¨® en la familia Abad, que recuerda ante la c¨¢mara c¨®mo era su padre y marido, adem¨¢s de explicar otras dolorosas ausencias y retratar la Colombia de los a?os setenta y ochenta. Y no todo ello sin dulcificar, o agudizar o echar un borr¨®n. Y en mitad de la vida actual, cuando los recuerdos surgen, por ejemplo, en mitad de una comida familiar (impagable cuando el escritor aprovecha un silencio doloroso de una hermana para ofrecer postre a su madre y a sus otras hermanas). A concurso en la secci¨®n Oficial de Documentales.
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