Tras el Holocausto, la Nakba

Un texto inspirado, sobre un tema crucial, interpretado y dirigido a id¨¦ntica altura. Tierra del fuego, habla de modo elocuente y asequible de un asunto indigesto. Sus protagonistas est¨¢n inspirados sin disimulo en Yulie Cohen Gerstel, israel¨ª v¨ªctima de un atentado del Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina, y en el joven que la dispar¨®, al que veinte a?os despu¨¦s quiso conocer, en cuya excarcelaci¨®n colabor¨® y sobre el que acab¨® rodando My terrorist. Cohen, nacionalista nacida en un barrio de clase acomodada (entre cuyos vecinos figuraron Mosh¨¦ Day¨¢n, Isaac Rabin y Ariel Shar¨®n), dio un giro en su percepci¨®n del problema palestino y en el papel que Israel juega en la perpetuaci¨®n de la violencia, tras visitar los territorios ocupados y entrevistarse con su atacante.

De todo ello habla esta obra de Mario Diament, con agilidad, altura tr¨¢gica y un esp¨ªritu de b¨²squeda de la verdad, escondida bajo toneladas de persuasi¨®n y de propaganda, que entronca con el ¨¢nima de las obras de Wajdi Mouawad. El autor, jud¨ªo argentino, desentra?a con agudeza las razones de sus personajes, los enfrenta en agones l¨ªmpidos como haces de luz y les lleva a descubrir secretos cruciales y caminos por andar. Interpretados por Alicia Borrachero y Abdelatif Hwidar, los protagonistas respiran verdad y hondura: tambi¨¦n Gueula, madre de la azafata asesinada, en la interpretaci¨®n medular de Malena Guti¨¦rrez. Genuino, el abogado ¨¢rabe de Hamid Krim. Bien, Trist¨¢n Ulloa, en un papel menos agradecido. Juan Calot tiene una intervenci¨®n decisiva, que deber¨ªa de ser demoledora, cual diagn¨®stico de una enfermedad letal. Tolcachir sirve el texto sin filigranas, como un trago seco revitalizante.