Amigos, cuates, carnales

Esta es la historia de una amistad que comenz¨® en una cantina. Arturo P¨¦rez Reverte preparaba La reina del sur y busc¨® a un escritor local para que le ense?ara Culiac¨¢n, la ciudad en la que han nacido los grandes narcos mexicanos. ?lmer Mendoza, maestro del lenguaje de la calle, le ense?¨® las taquer¨ªas, los tables, la noche m¨¢s s¨®rdida, y en esa ruta fueron a parar a un bar de mala muerte. Se llamaba El Quijote. Unos bigotudos que ol¨ªan a marihuana y rev¨®lver los invitaron a tequila, y ?lmer, que llevaba tiempo sin beber por prescripci¨®n m¨¦dica, agarr¨® el vaso y se lo bebi¨® de un trago. "Carnal, son las reglas", dijo ?lmer. El peligro de que aquellos dos desenfundaran al menor gesto de descortes¨ªa y el buen tequila forj¨® a fuego esta hermandad que todav¨ªa perdura.

Estos amigos, cuates, carnales, se volvieron a encontrar ayer en Madrid para charlar sobre literatura y narcotr¨¢fico dentro del ciclo Palabra en el tiempo organizado por EL PA?S y Penguin Random House, a cuento de que este peri¨®dico cumple 40 a?os. Antes de comenzar la charla se abrazaron, se apapacharon como se dice en M¨¦xico, y arriba, en el estrado, lo hicieron con palabras.

Los personajes que han creado los dos en la ficci¨®n, el capit¨¢n Alatriste y el polic¨ªa Edgar El Zurdo Mendieta, son dos h¨¦roes cansados, a los que les une el hast¨ªo. Y la verdad, a veces dolorosa, de que la violencia es un asunto com¨²n y corriente cuando las cosas se van de madre.

"La violencia de verdad discurre con absoluta normalidad. Narrada con naturalizad es m¨¢s potente que la artificiosa. ?lmer lo consigue porque es su mundo, es parte de su ADN", dijo P¨¦rez Reverte sobre su amigo, un escritor extraordinario al que los miopes han querido encasillar (sin ¨¦xito) como un autor menor de novela negra, cuando en realidad est¨¢ contando lo que est¨¢ pasando en M¨¦xico, un pa¨ªs que se desangra. ?l solo tuvo que asomarse a la ventana para verlo

Los amigos, cuya conversaci¨®n moder¨® el periodista Juan Cruz, tambi¨¦n hablaron del Chapo y su t¨®rrida historia con Kate del Castillo, del lenguaje del mexicano com¨²n, el que vende en la esquina, el que aparca los coches, que no tiene miedo a desdoblar la palabra, retorcerla, masticarla: pinche, g¨¹evon, verdadazo, chafa, naco, chido. Despu¨¦s de la charla los cuartes se fueron a comer a Lucio, donde a buen seguro, si las reglas lo exig¨ªan, acabar¨ªan brindando con tequila.