La imaginaci¨®n an¨®mala

En un mundo cinematogr¨¢fico que a veces parece agotado por el realismo, el estereotipo y la identificaci¨®n, por las estructuras aristot¨¦licas y por la referencia, la llegada de una anomal¨ªa, del tipo que sea, (casi) siempre es bienvenida. Si esa anomal¨ªa, si esa historia, o mejor, esa no-historia, est¨¢ comandada por una mujer profundamente enamorada de una rotonda, tanto en lo sentimental como sobre todo en lo sexual, el asunto adquiere tintes de estallido de creatividad.

En Esa sensaci¨®n, tres cineastas al margen, Juan Cavestany, maravillosamente surrealista en Dispongo de barcos (2010), El se?or (2012) y Gente en sitios (2013), Juli¨¢n G¨¦nnison, integrante del colectivo del absurdo C¨¢nodromo Abandonado, y Pablo Hernando, tah¨²r de la estupefacci¨®n en Magia (2013), han unido sus singulares cabezas para conformar una obra compuesta por tres relatos alternativos, al parecer dirigidos individualmente, aunque no se especifique en los cr¨¦ditos cu¨¢l es de qui¨¦n. Esto no es una pel¨ªcula; esto es una experiencia

La incomunicaci¨®n y el desamparo, adem¨¢s de la b¨²squeda de alianzas vitales, aun en los lugares m¨¢s absurdos, articulan un trabajo que, por su reuni¨®n de lo consciente y lo inconsciente, por la irracional yuxtaposici¨®n de conceptos, y por su liberaci¨®n arbitraria de la imaginaci¨®n, entronca directamente con el surrealismo. Incluso no es dif¨ªcil ver al Luis Bu?uel de La edad de oro, con aquella mujer excitada chupando el dedo gordo del pie de una estatua, en las escenas en las que la chica de Esa sensaci¨®n fornica con una m¨¢quina de tickets de aparcamiento o con las estructuras met¨¢licas de las ciudades. Gente en sitios con el don de la inoportunidad, el desgarro de la soledad, el patetismo de las relaciones sociales y el encuentro con lo an¨®malo, filmada con encuadres que, en ocasiones, buscan la met¨¢fora visual del aislamiento. Una puesta en escena desigual, a la que en diversas ocasiones se puede acusar de un impacto visual un tanto pobre (los contraplanos con las reacciones de la gente de bien), pero que casi siempre logra su objetivo de enganchar por medio del ejercicio del extra?amiento.

Una nueva generaci¨®n de cineastas espa?oles, de cortos y de largos, anda buscando el acoso y derribo del realismo con sus atractivas propuestas del desconcierto: Chema Garc¨ªa Ibarra (Uranes), Marc Mart¨ªnez Jord¨¢n (Cara de caballo), Pablo Rem¨®n (Todo un futuro juntos), Daniel Rem¨®n (Los C¨¢rpatos). Y, claro, Cavestany, G¨¦nisson y Hernando. Cine sin leyes sobre la tragedia de vivir.?