¡°Tienes m¨¢s peligro que Francisco en una rueda de prensa¡±
El Vaticano recoge en un libro todas las declaraciones de Francisco para evitar manipulaciones o malentendidos
¡°Tienes m¨¢s peligro que Francisco en una rueda de prensa¡±. Es uno de los chistes en torno al papa Francisco, del que se dicen todo tipo de ditirambos y papolatr¨ªas, pero tambi¨¦n incontables improperios y censuras. No es la menor la acusaci¨®n de que es un antipapa o un anticat¨®lico, como si el pont¨ªfice argentino, que lleva en el cargo apenas tres a?os, hubiera dejado de creer en Dios y tuviera el proyecto de acabar con el poder del Vaticano. Lo cierto es que Francisco habla tanto y de tantos asuntos, que sus asesores en comunicaci¨®n han tomado la decisi¨®n de publicar al pie de la letra todas sus declaraciones, en entrevistas personales con decenas de periodistas y en sus largas conferencias de prensa en el avi¨®n que le trae y le lleva cuando viaja fuera de la Santa Sede. Se titula El?papa Francisco responde?y lo han presentado en Madrid Gianni Mar¨ªa Vian, director de L¡¯Osservatore Romano, el peri¨®dico oficial del pont¨ªfice; Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Tamayo, portavoz de la Conferencia Episcopal Espa?ola, y Juan Kindel¨¢n, presidente de Ediciones Cristiandad, que publica el libro en espa?ol. Fue Gil Tamayo quien cont¨® la an¨¦cdota sobre el supuesto peligro de las ruedas de prensa papales.
¡°Francisco es, con mucho, el Papa que m¨¢s ha hablado con los periodistas y ante los periodistas. El Papa responde a todo", sostiene Gianni Maria Vian. Fue una sorpresa esa capacidad de comunicaci¨®n. Cuando se anunci¨® la elecci¨®n del cardenal Jorge Mario Bergoglio como sustituto de Benedicto XVI, pol¨ªglota, meticuloso y brillante ante la prensa, el portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi, y el propio Vian, como director del peri¨®dico encargado de recoger todas las declaraciones del pont¨ªfice, recibieron la noticia con desolaci¨®n. Sab¨ªan que Bergoglio detestaba las entrevistas y las ruedas de prensa, no dominaba idiomas, era muy serio, parec¨ªa soso y aburrido y apenas sonre¨ªa. ¡°Ten¨ªamos dudas de c¨®mo pasar de unos Papas pol¨ªglotas, como Benedicto XVI y Juan Pablo II, a otro que ven¨ªa de un pa¨ªs lejano... La preocupaci¨®n qued¨® rota muy pronto, con su aparici¨®n en el balc¨®n de las bendiciones, donde se gan¨® a todo el mundo", confiesa Vian.
El papa Francisco responde?incluye 670 preguntas, con sus correspondientes respuestas, siempre frescas, adem¨¢s de un ¨ªndice tem¨¢tico. Toca, por tanto, en sus m¨¢s de 500 p¨¢ginas, todos los temas por los que el papa argentino se ha ganado fama de comunicador e, incluso, de revolucionario. Todo est¨¢ en el libro, desde su confesi¨®n sobre la novia que tuvo con 17 a?os ¡ª¡°?C¨®mo termin¨®, si no soy indiscreto?¡±, le pregunta el periodista. Y el Papa: ¡°Eran cosas de j¨®venes. Habl¨¦ de ello con mi confesor (una gran sonrisa)¡±¡ª, a sus opiniones sobre el sacerdocio de la mujer, el preservativo, el sexo, el matrimonio, los divorciados, la eutanasia, el capitalismo, el comunismo, Fidel Castro, China, Donald Trump, la vieja Europa, la nueva Am¨¦rica... Todo, en sus palabras, a veces de una majeza extraordinaria, pero tambi¨¦n, muchas veces, serias y profundas, incluso h¨¢bilmente retadoras cuando alg¨²n periodista parece plantear preguntas trampas.
¡°Es una br¨²jula para entender qu¨¦ piensa Francisco y c¨®mo se expresa. Casi 100 periodistas de todo el mundo han preguntado lo que han querido y el Papa les ha respondido lo que ha querido, evidentemente. Estamos frente a una nueva manera de comunicar de un Papa. Con Francisco se llega a la cumbre de esta comunicaci¨®n", sentencia el director de L'Osservatore.?Pese a todo, el Vaticano se queja de que muchas veces ha sido malinterpretado o manipulado maliciosamente.
2.000 a?os con miedo a la prensa
El Vaticano nunca se ha encontrado c¨®modo ante la prensa. Incluso papas tan aparentemente buenos comunicadores como Pablo VI, que era hijo de periodista; el polaco Juan Pablo II y el alem¨¢n Benedicto XVI preparaban concienzudamente sus intervenciones, exigiendo que se les comunicaran con antelaci¨®n las preguntas y seleccion¨¢ndolas a capricho. Con Francisco eso se acab¨®. De regreso de sus viajes, se re¨²ne con la prensa en el avi¨®n y contesta a todos, uno a uno, sin filtro, ni protocolo, ni limitaci¨®n de tiempo.
Este libro sirve, adem¨¢s, para conocer detalles de ese miedo a los periodistas, l¨®gico si se piensa que desde finales del siglo XIX el Papa se considera infalible, por dogma proclamado en medio de una clamorosa pol¨¦mica por P¨ªo IX. Fue una losa que cost¨® casi un siglo superar. El primero que lo hizo fue Le¨®n XIII, el sustituto de P¨ªo IX. Hab¨ªa sido diplom¨¢tico, era un hombre de mundo y crey¨® que era absurdo seguir encerrado en el Vaticano, neg¨¢ndose incluso, como su antecesor, a asomarse a los balcones sobre la plaza de San Pedro en protesta por haber sido privado en larga guerra de sus propiedades pontificias.
Le¨®n XIII pens¨® que hab¨ªa llegado la hora de dejar de pelearse contra todo el mundo, con condenas implacables de todos los ismos ¡ªcontra el modernismo, el liberalismo, el socialismo¡¡ª, y contra los mejores escritores de todos los tiempos, incluidos en el ?ndice de libros prohibidos. Para ello, concedi¨® una entrevista el 31 de julio de 1892 a una periodista francesa, Carolina Pigozzi, de Le Figaro, la primera de un papa en 2.000 a?os, se presumi¨® entonces. Fue un esc¨¢ndalo, sobre todo entre los curiales, poco amigos, como ahora, de novedades. Para colmo, la periodista elegida, un bellez¨®n de la que el pintor Renoir hab¨ªa hecho un retrato en 1885, era una se?ora que hab¨ªa estado casada dos veces y ten¨ªa fama de cambiar con frecuencia de amantes. Una mujer de mundo, en definitiva, impropia para verse a solas, durante 72 minutos, con Su Santidad, con el Santo Padre, con el Pont¨ªfice, que es como se llaman a s¨ª mismos los Papas.
La entrevista, en fin, trajo m¨¢s problemas a aquel papa, que beneficios, tambi¨¦n porque a varias preguntas sobre el avance del antisemitismo en Europa, el Pont¨ªfice hab¨ªa respondido muy melifluamente, despreocupado por tan grave asunto. De forma que pasaron d¨¦cadas y d¨¦cadas, m¨¢s de medio siglo, para que otro papa concediera una nueva entrevista, que tampoco acab¨® bien. Fue el gran Juan XXIII, al periodista Indro Montanelli, un ateo de fama mundial. Ni siquiera se public¨® en la primera p¨¢gina de Corriera della Sera, lo que provoc¨® que Montanelli, enfadado, dedicase al papa Roncalli tres art¨ªculos muy cr¨ªticos. Los sucesores han tardado a?os en recuperarse, pero, por fin, ha dejado de ser doctrina oficial que nunca, en dos mil a?os, ¡°los papas conceden entrevistas¡±.
Babelia
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