¡°Es cine popular, con chistes y sexo, pero no como imaginas¡±
Juan Cavestany codirige la muy peculiar comedia ¡®Esa sensaci¨®n¡¯
Ni ha visto una luz, ni ha escuchado la voz de Dios, ni nadie le ha obligado: simplemente ahora cree. ¡°Y no hay nada que pensar, es algo que decides y ya est¨¢¡±, le explica un padre a su hijo alucinado, que le ha seguido en secreto hasta la iglesia, sobre el motivo de su conversi¨®n a la fe cat¨®lica. El progenitor quiere quitar hierro al asunto y apostilla que su ¡°decisi¨®n no se diferencia mucho de meterte en un gimnasio¡±. Es uno de los momentos tal vez m¨¢s mordaces y divertidos (aunque esto va con el gusto de cada uno) de una pel¨ªcula muy particular, Esa sensaci¨®n, que lleva el sello de un cineasta muy peculiar, Juan Cavestany (Madrid, 1967), que la dirige junto con Pablo Hernando y Juli¨¢n G¨¦nisson, del colectivo tambi¨¦n muy singular, Can¨®dromo Abandonado.
El filme, que se estrena hoy en varias salas espa?olas tras su buena acogida en festivales como el de M¨¢laga, arranca con las im¨¢genes de una mujer abrazando y relamiendo un parqu¨ªmetro de un Madrid extra?ado, con m¨¢s verde que asfalto. Un objeto de deseo tan insospechado como una rotonda coronada por gran roca rugosa o una pasarela de Madrid R¨ªo. Por todos ellos bebe los vientos la protagonista Lorena Iglesias. ?C¨®mo definir¨ªa Juan Cavestany, director de filmes de culto como Gente en sitios, su ¨²ltima pel¨ªcula, rodada con recursos m¨ªnimos, sin sueldos, en una especie de cooperativa?
¡°Es una comedia tr¨¢gica sobre la dificultad del disfrute. Parece cine de autor, raro, peque?o, pero en realidad es sencilla de seguir y transparente, aunque apunta alto. Es cine popular, una pel¨ªcula con chistes, con sexo y con filosof¨ªa, as¨ª se podr¨ªa vender, pero no con chistes, sexo o filosof¨ªa como uno se podr¨ªa imaginar. No parte de una tesis; cuando la acabamos empezamos a comprenderla. Va sobre el amor, la fe y la gesti¨®n de la voluntad a trav¨¦s de tres historias, hechas por tres autores¡±.
Los creadores se conocieron ejerciendo de figurantes en el cortometraje de Carlos Vermut Don Pepe Popi. Y all¨ª conectaron. ¡°Yo era el se?or mayor y ellos, que tienen unos treinta a?os o menos, hab¨ªan visto mi pel¨ªcula Dispongo de barcos y me miraban como admirados de que haya gente que pueda hacer esas cosas. Ven¨ªan del mundo de los mon¨®logos y de los cortos. Luego trabajamos juntos en mi obra Tres en coma, en el Teatro del Barrio¡±, cuenta el tambi¨¦n dramaturgo, autor de textos para Animalario como Urtain, con la que gan¨® un premio Max.
?Les uni¨® el sentido del humor? ¡°Coincidimos mucho. Es un sentido del humor vinculado a la verg¨¹enza y al pudor, que tiene que ver con el narcisismo, cuando se te ve qui¨¦n eres; y que entronca con una clase de risa que nos fascina, con ra¨ªces lejanas, con el humor insoportable de Ricky Gervais. Pero nos un¨ªa tambi¨¦n otra cosa: Una fascinaci¨®n/repulsi¨®n por todo el lenguaje de lo publicitario, eso del disfrute. Eso que nos dicen de Disfrute de tal, ?Te lo vas a perder? o No te dejar¨¢ indiferente, toda esa falsa felicidad¡±.
La pel¨ªcula parte de la observaci¨®n del comportamiento cotidiano para romper con la convenci¨®n... ¡°Disculpe¡±, interrumpe el cineasta la ch¨¢chara del periodista que amenaza con eternizarse, ¡°?puedo contar una an¨¦cdota?¡±. ¡°Estuvimos en un festival en Barcelona; en un hotel, en el t¨ªpico buf¨¦, lleno de turistas americanos, desayunando. A mi lado, una se?ora americana contaba que hab¨ªa ido a una iglesia o un monasterio a ver a una virgen. Todos pasaban y le tocaban el pie. ¡®Cuando me toc¨® a m¨ª¡±, relataba la se?ora, ¡®llegu¨¦, le toqu¨¦ el pie y me pregunt¨¦: qu¨¦ se supone que ten¨ªa que sentir¡¯. Esta es la pregunta de la pel¨ªcula¡±.
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