Carlos Fuentes y su novela p¨®stuma sobre Carlos Pizarro, l¨ªder guerrillero
'Aquiles o El guerrillero y el asesino', es el t¨ªtulo de la obra del escritor mexicano en la que trabaj¨® m¨¢s de 20 a?os. EL PA?S te avanza en primicia un cap¨ªtulo de la novela
¡°No mates, por favor¡±, fue la petici¨®n del padre, antes de que el hijo cogiera las armas y se echara al monte y luego a la ciudad con el sue?o de cambiar la historia de Colombia.
¡°No mates¡±, insisti¨® el padre militar a su hijo Carlos Pizarro Leong¨®mez delante de sus cuatro hermanos que promet¨ªan seguirlo.
¡°R¨ªete de todo lo que te pido, ll¨¢mame cobarde, anticuado, pero toma en serio esto: no mates¡±, suplic¨® el padre, por tercera vez. Pero el muchacho no hizo caso, afanado por cumplir su cita con el destino. Alborot¨® el avispero colombiano en los setenta y ochenta con la guerrilla urbana Movimiento 19 de abril (M-19). Su presencia fulgurante lo llev¨® con 38 a?os a cambiar las armas por la paz y los votos como candidato a la presidencia. Siete semanas despu¨¦s, el 26 de abril de 1990, un adolescente de 16 a?os, su misma edad cuando asomaron sus primeras ideas revolucionarias, lo mat¨® en un avi¨®n.
Aquiles, lo llam¨® Carlos Fuentes. Aquiles o El guerrillero y el asesino titul¨® el escritor mexicano la historia de este hombre en la que estuvo inmerso m¨¢s de 20 a?os. Un proyecto investigado a fondo; varias veces empezado en sus diferentes m¨¢quinas Olivetti; varias veces desechadas sus diferentes versiones. Nada le convenc¨ªa. Ni estructura, ni enfoque, ni voz. Un desvelo para alguien sin miedo a experimentar, como lo hac¨ªa con otros libros que public¨® entre medias y con obras imprescindibles como La regi¨®n m¨¢s transparente, La muerte de Artemio Cruz, Cambio de piel, Terra nostra o La Silla del ?guila. Fuentes parec¨ªa devorado por la vor¨¢gine de la propia historia de Pizarro y de Colombia¡ Hasta que hall¨® el feliz mecanismo que lo llevar¨ªa a escribir una de sus mejores novelas de los ¨²ltimos tiempos, aunque no alcanz¨® a revisarla y la dej¨® con muchas anotaciones e indicaciones de c¨®mo armarla. Muri¨® el 15 de mayo de 2012. Ten¨ªa 83 a?os, los n¨²meros invertidos de la edad de su Aquiles.
¡°Fuentes no quiso entregar el manuscrito mientras el conflicto armado m¨¢s antiguo de Am¨¦rica Latina no llegara a su fin¡±, cuenta Silvia Lemus, viuda del autor, en el pr¨®logo del libro. Lemus lo ha entregado ahora, siguiendo el deseo de Fuentes porque ¡°coincide con la que parece ser la ¨²ltima negociaci¨®n entre la guerrilla y el gobierno colombiano: la hora de la verdad, el fin de las cuentas pendientes, el comienzo de la paz¡±. La novela, que se publicar¨¢ este jueves, 19 de mayo, en Espa?a y Am¨¦rica Latina, sale bajo el sello de Alfaguara y el Fondo de Cultura Econ¨®mica, con edici¨®n de Julio Ortega. Es el testamento de un autor que, explica el experto, ¡°nunca escribi¨® dos libros iguales". "Pero esta novela descubre el tema central de toda su obra: el hombre enfrentado a su destino, en lucha entre la voluntad y la fortuna, cuyo sacrificio es el alt¨ªsimo precio que demanda una historia que no logra hacer la paz consigo misma¡±.
Fuentes desanda los pasos que condujeron al destino tr¨¢gico de su Aquiles. Encuentra el camino cuando ¨¦l mismo entra en esa historia y se convierte en testigo de los ¨²ltimos minutos de Pizarro en el avi¨®n que lo llevaba de Bogot¨¢ a Barranquilla, aquel jueves soleado de abril. Su voz, como pocas veces lo hizo en sus libros, adquiere un tono entre l¨ªrico, confidencial y ¨¦pico para contar el lado m¨¢s personal que pol¨ªtico del guerrillero, a la vez que deambula por la historia de Colombia y sobrevuela la de Am¨¦rica Latina. Esa voz revelada en la novela es la suma de las voces de familiares, amigos, testigos y noticias de prensa, radio y televisi¨®n durante m¨¢s de 20 a?os sobre la vida del guerrillero colombiano que tanto le conmovi¨®.
La historia est¨¢ situada en alg¨²n lugar entre la realidad y la imaginaci¨®n, entre el sue?o y la pesadilla. La novela es un h¨ªbrido de g¨¦neros literarios, cr¨®nica, cuento, l¨ªrica, ensayo, mon¨®logo, reflexi¨®n. ¡°Convierte a sus personajes en lenguaje, dialoga con el lector¡±, afirma Ortega. ¡°Donde la historia resuelve el luto civil, y donde la lectura busca hacer sentido para que los h¨¦roes no abandonen el lenguaje y sigan actualizando sus demandas¡±. El resultado es una mezcla de f¨¢bula y alegor¨ªa llena de simbolismo sobre el curso de la vida de Carlos Pizarro, mientras se cruzan pasajes hist¨®ricos de la violencia de Colombia como ¨¢nimas en pena.
Si Pizarro es Aquiles, otros tres comandantes guerrilleros del M-19 asumen aqu¨ª nombres de h¨¦roes hom¨¦ricos salidos del polvo del campo de batalla de Troya: Jaime Bateman, uno de los fundadores, es Diomedes; ?lvaro Fayad, cofundador, es Pelayo; e Iv¨¢n Marino Ospina, fundador, es C¨¢stor.
Y Fuentes hace las veces de Hermes. No salda cuentas, es notario, relata, describe. No justifica por qu¨¦ se hicieron guerrilleros, ni por qu¨¦ crearon dolor amparados en el sue?o del cambio, pero da los argumentos de ellos. Esboza un retrato de la realidad colombiana sembrada de injusticias de toda cala?a, esparcida de enemigos agazapados de la paz y contaminada de una ¡°corrupci¨®n que como el esp¨ªritu santo est¨¢ en todas partes, pero nadie la ve¡±.
Claroscuros de un h¨¦roe
Este Hermes muestra lo que hay dentro de la coraza de esos hombres, lo que protege las manos que agarran en una el escudo y en otra la espada. Retrata los claroscuros y pliegues de esos ¡°h¨¦roes por fuera, ni?os por dentro¡± y el aliento revolucionario en sus mentes a costa de muchas cosas al margen de la ley.
En la novela no aparece la parte m¨¢s pol¨ªtica ni del arrepentimiento por asuntos como el secuestro de la Embajada de Rep¨²blica Dominicana, en 1980; ni de la toma del Palacio de Justicia en 1985 (con 43 civiles, nueve magistrados de la Corte Suprema de Justicia, 11 soldados y 33 combatientes muertos y 11 desaparecidos y un edificio en llamas). ?Por qu¨¦? ¡°La l¨®gica de la novela renuncia al juicio de la historia tanto como a la agon¨ªa de las cuentas pendientes¡±, explica Ortega. Y a?ade: ¡°La tragedia convoca, m¨¢s bien, la piedad que resta?e las heridas¡±. A cambio, la novela es, tambi¨¦n, el testamento sentimental y cr¨ªtico de Fuentes sobre Am¨¦rica Latina.
Laura Restrepo, la autora colombiana que lo conoci¨®, dice en el pr¨®logo del libro de cartas De su pu?o y letra, publicado por una hija del guerrillero, Mar¨ªa Jos¨¦: ¡°?Se equivoc¨® Pizarro en su vocaci¨®n guerrera, super¨® sus posibles desv¨ªos al convertirse hacia el final de sus d¨ªas en adalid de paz, o por el contrario, marcaba el guerrero el ritmo del futuro, y fue el hombre de paz el que apag¨® la llama? Puede ser. Tanto lo uno como lo otro. La convulsa marea de la Historia no se deja juzgar. Pero aqu¨ª lo extraordinario, lo que queda alumbrado con luz sobrenatural, es que en seres como Carlos Pizarro las contradicciones se entreveran para crear leyenda. En ¨¦l se reproduce una vez m¨¢s la par¨¢bola del h¨¦roe cl¨¢sico¡±. Restrepo recuerda que ¡°Pizarro sol¨ªa decir que ¨¦l, como el coronel Aureliano Buend¨ªa, hab¨ªa peleado cien batallas y no hab¨ªa ganado ninguna. Podr¨ªa decirse m¨¢s bien que supo caminar de derrota en derrota hasta la victoria final. ?Pero cu¨¢l victoria, para cu¨¢ndo, a favor de qui¨¦n y contra qui¨¦n? Dif¨ªcil saberlo en tiempos como estos, desdibujados y ap¨¢ticos¡±.
Aquella ma?ana del 26 de abril de 1990, cuando todo parec¨ªa recomponerse, el tiempo se detuvo en Colombia. Por cuarta vez en los ¨²ltimos tres a?os, por lo nunca visto: cuatro candidatos a la presidencia asesinados: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Gal¨¢n Sarmiento y este guerrillero que quiso ser Aquiles. En la hora de Pizarro, Colombia estaba en el v¨®rtice de la violencia infernal creada por las diferentes guerrillas, los paramilitares, el narcotr¨¢fico, el narcoterrorismo, la delincuencia com¨²n y la corrupci¨®n pol¨ªtica. Incluso algunos polic¨ªas y militares habr¨ªan estado involucrados en el asesinato del l¨ªder guerrillero.
Antonio Navarro Wolff, uno de los compa?eros de batallas e ideales de Pizarro y que lo sucedi¨® como candidato a la presidencia y actual senador de la Rep¨²blica, asegura que "fue un formidable comandante militar y al mismo tiempo un rom¨¢ntico incorregible. Vio primero que nadie la necesidad de firmar la paz en la Am¨¦rica Latina contempor¨¢nea y condujo a nuestra organizaci¨®n, el M-19, a la firma de ese primer acuerdo el 9 de marzo de 1990. Adem¨¢s, ten¨ªa una manera de hablar muy especial. Cuando se firm¨® la paz dijo que era 'para que la vida no fuera asesinada en primavera', pero no pudo evitar que eso le pasara a ¨¦l. Lo mataron 46 d¨ªas despu¨¦s de que juntos firm¨¢ramos ese pionero acuerdo de paz".
Tdodo eso conmovi¨® a Fuentes. El rumbo inevitable de un sino. Su historia, dice Julio Ortega, formaba parte de una trilog¨ªa titulada Cr¨®nicas de Nuestro Tiempo, que integraban Diana o La cazadora solitaria (sobre las ilusiones y desilusiones de los a?os 60), Prometeo o el precio de la libertad (sobre un estudiante de Chilo¨¦ torturado y asesinado que no lleg¨® a escribirse) y Aquiles... Era el tomo 15 de toda su biblioteca organizada bajo el nombre de La Edad del Tiempo que ten¨ªa como colof¨®n este?Aquiles o El guerrillero y el asesino narrada en un tiempo sin tiempo. No hay horas, no hay d¨ªas; solo acciones, solo hechos, solo sue?os, solo deseos, solo discusiones, solo promesas, solo preguntas, solo s¨²plicas, como las del padre: ¡°No mates¡±.
En Colombia hay un dicho que dice que nadie se muere la v¨ªspera. Carlos Fuentes lo confirma al desandar la vida del hijo de un militar y una profesora, conocido como el Comandante Papito, que tras hacer caso a la s¨²plica de su padre de no matar, despu¨¦s de varios a?os, el destino lo encontr¨® en un ni?o que mataba para vivir.
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