Sobre cutreces y esperanzas
La Filmoteca Espa?ola necesita un serio replanteamiento, casi una refundaci¨®n
Menudo cable le ha echado la Conferencia Episcopal a lo que queda del Ministerio de Cultura. Con su solemne declaraci¨®n de que piratear pel¨ªculas es un pecado que atenta contra los mandamientos siete y diez de las Tablas de la Ley que Eloh¨ªm (quien, como dec¨ªa Lautr¨¦amont, est¨¢ hecho a imagen y semejanza de los hombres) le dio a Charlton Heston en el Sina¨ª, ha hecho mucho m¨¢s por la cultura cinematogr¨¢fica que la legi¨®n de funcionarios que han pasado por el departamento correspondiente en la ¨²ltima d¨¦cada. Claro que, si hablamos de cutreces burocr¨¢tico-culturales, nada como lo de la Filmoteca Espa?ola. El que hasta hace poco era su director, Chema Prado, se ha jubilado despu¨¦s de un cuarto de siglo al frente de la oficina, lo que es todo un m¨¦rito. Sobre todo porque durante todo ese tiempo, y con un presupuesto casi tan escu¨¢lido como el que taca?¨ªsimo Ebenezer Scrooge asignaba a su fam¨¦lico empleado Bob Cratchit (v¨¦ase Canci¨®n de Navidad), ha logrado, entre otras much¨ªsimas cosas dignas de estima, arrancarle a sus jefes la construcci¨®n de un imprescindible Centro de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n (otra cosa es que no haya dinero para implementarlo y dotarlo convenientemente) y, al final de su mandato, combatir la feroz plaga de ¡°chinches tropicales¡± que asol¨® una de las salas del cine Dor¨¦ y a la que no se ha podido erradicar del todo hasta que se retapiz¨® el patio de butacas. Con su marcha, y a pesar de que all¨ª sigue su abnegado e insuficiente equipo encabezado por la estupenda programadora Catherine Gautier (que, ay, tambi¨¦n se jubilar¨¢ pronto), se abren una serie de inc¨®gnitas inquietantes sobre las que ya se han disparado los negros rumores. La Filmoteca Espa?ola es una de las pocas competencias culturales que le quedan al Gobierno central, de modo que no estar¨ªa mal que alguien se empezara a tomar en serio su gesti¨®n, y no como una especie de obligaci¨®n desganada. El apoyo al cine deber¨ªa empezar por hacer de la Filmo un templo de conocimiento y saber activo: aumentar sustancialmente su presupuesto y blindarlo ante la eventualidad de recortes, dotarla de los mejores profesionales, ampliar horarios; en definitiva, mostrar respeto no solo ante el cine, sino tambi¨¦n ante los que lo aman (y pagan impuestos y votan). Sorprende, adem¨¢s, el escaso inter¨¦s que el caso Filmo despierta en el sector: a menudo me pregunto si los cineastas y los profesionales de la profesi¨®n se callan porque piensan que mejor es no menearlo, en plan virgencita-m¨ªa-que-me-quede-como-estoy. En todo caso, la Filmoteca Espa?ola necesita un serio replanteamiento, casi una refundaci¨®n. Y si no pueden hacerlo con el rigor de la admirable Cinemath¨¨que Fran?aise, que al menos tomen como modelo a la Filmoteca de Catalunya, gestionada por una Administraci¨®n que s¨ª parece creer en el cine. Que el futuro Gobierno de la naci¨®n (si es que alg¨²n d¨ªa, etc¨¦tera) tome nota, por favor.
?Bernie!
Prescindiendo de que, finalmente, supere o no, a sus adversarios en la carrera hacia la Casa Blanca, Bernie Sanders ha conseguido algo que no hab¨ªa logrado desde hace varias d¨¦cadas ning¨²n candidato a la presidencia del imperio: movilizar hacia la izquierda a una generaci¨®n de norteamericanos a los que la palabra ¡°socialista¡± no produce escalofr¨ªos de terror y que ya no cree que el mejor rojo es el rojo muerto (better dead tan red fue un eslogan muy difundido en los cincuenta) o, al menos, maccarthizado (perdonen el neologismo). Una generaci¨®n que, tras la profunda inmersi¨®n neoliberal de Reagan y los Bush, vuelve a hablar de cosas como igualdad y justicia social, y a la que le lleg¨® al alma y al cerebro aquel c¨¦lebre discurso de ocho horas de duraci¨®n que Sanders pronunci¨® ante el Senado (2010) y en el que denunciaba, entre otras muchas cosas, que ¡°en los ¨²ltimos dos a?os, 15 personas han incrementado su fortuna en 170 millardos de d¨®lares, mientras que la cifra de americanos que viven en condiciones de pobreza roza los 45 millones¡±. La Gran Depresi¨®n de principios del siglo XXI, como la llamar¨¢n los historiadores del futuro, ha provocado que en las zonas m¨¢s deprimidas del gran pa¨ªs puedan volverse a ver escenas y situaciones que recuerdan, tantos a?os despu¨¦s, a algunas de las que inmortalizaron en sus placas Dorothea Lange o Walker Evans, o de las que mostr¨® John Ford en Las uvas de la ira. El referido speach de Sanders pueden leerlo ¨ªntegramente en Discurso sobre la codicia de las grandes empresas y el declive de la clase media, publicado por Malpaso. Por cierto que Capit¨¢n Swing, una editorial particularmente atenta a lo que se mueve (o se ha movido) en la izquierda, tambi¨¦n ha publicado una recopilaci¨®n de discursos del antiguo senador de Vermont con el t¨ªtulo de Bernie Sanders, sus principales ideas para Estados Unidos.
Clavos
Como sucede en el amor, tambi¨¦n en la lectura un clavo saca otro clavo. Super¨¦ la desaz¨®n que me produjo la lectura de Ida y vuelta (Debate), que es como Soledad Fox Maura ha titulado su biograf¨ªa de Jorge Sempr¨²n, sumergi¨¦ndome en la lectura de La herencia de la Madre (Adriana Hidalgo), una estupenda novela-follet¨ªn de la japonesa Minae Mizumura, de la que la misma editorial hab¨ªa publicado hace a?os Una novela real, en la que se ¡°reconfiguraba¡±, traslad¨¢ndola al austero y hecho trizas Jap¨®n de posguerra, la historia g¨®tica y apasionada de Cumbres borrascosas. La nueva novela, que apareci¨® por entregas en un peri¨®dico japon¨¦s de gran tirada, cuenta la historia de una mujer de clase acomodada enfrentada a la angustia que le crea una madre enferma y un matrimonio fracasado, y en la que, como en Lo prohibido, de Gald¨®s, el dinero tiene un importante papel. En cuanto a la (relativa) decepci¨®n que me ha producido la bio de Sempr¨²n de Fox Maura, quiz¨¢s el problema radique en mis expectativas: en primer lugar me gust¨® mucho su biograf¨ªa Constancia de la Mora, publicada por Espuela de Plata en 2008; y, en segundo, pensaba que la nueva biograf¨ªa iba a aportar m¨¢s cosas acerca del ¡°misterio¡± del personaje, una figura clave de la izquierda espa?ola en la clandestinidad. Quiz¨¢s por eso me haya impacientado cierta reiteraci¨®n de testimonios y opiniones ya conocidas o la prolijidad con la que se tratan opiniones y asuntos anecd¨®ticos o irrelevantes, lo que, a menudo, da la impresi¨®n de estar dirigido a un p¨²blico que poco o nada sabe de Espa?a. En todo caso, Fox Maura ¡ªcuyo libro obtendr¨¢ a¨²n m¨¢s respaldo medi¨¢tico cuando sea presentado por Felipe Gonz¨¢lez¡ª aporta documentos y testimonios con los que tendr¨¢n que contar los bi¨®grafos que en el futuro vuelvan a enfrentarse con Jorge Sempr¨²n, sus numerosas m¨¢scaras y, sobre todo, el proceloso mundo en el que se movi¨®.
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