Allen Ginsberg: im¨¢genes y ecos de un gigante contracultural
Un nuevo volumen se sumerge en el archivo personal del autor de ¡®Aullido¡¯, mostrando fotos, manuscritos, cartas o entradas a conciertos. Del selecto inventario surge la figura monumental del poeta beat: valiente, divertido, vitalista y dialogante
Salvo por obras inici¨¢ticas, En la carretera de Jack Kerouac, o transgresoras, Yonqui de Wiliam Burroughs, el revoltoso, ebrio legado de la Beat Generation estadounidense no ha sedimentado en nuestras culturas. En consecuencia, la figura variopinta y universal de Allen Ginsberg (New Jersey, 1926-Nueva York, 1997) no resuena aqu¨ª como deber¨ªa, a excepci¨®n quiz¨¢s de su fulgurante Aullido, el gran poema ¨¦pico de la contracultura. Por ello fascina la inmersi¨®n en sus archivos personales, custodiados en la californiana universidad de Standford, que propone Material Wealth: Mining the Personal Archive of Allen Ginsberg, volumen recopilado y anotado por Pat Thomas.
¡°Era famoso por hacer cosas: escribir poes¨ªa, viajar por el mundo, protestar contra la injusticia pol¨ªtica¡±, explica por correo electr¨®nico Thomas, que ha publicado obras dedicadas a Jerry Rubin, el activista que Nixon consideraba su n¨¦mesis, o a las m¨²sicas asociadas al movimiento de los Panteras Negras. ¡°Allen tuvo que trabajar duro para inspirar e influir en unas pocas personas, hasta que cientos de miles escucharon su mensaje. Hoy, la gente es famosa en todo el mundo por publicar un v¨ªdeo de su gato en las redes sociales. Muy triste¡±.
Material Wealth, que completa las biograf¨ªas existentes con gr¨¢fica inmediatez, re¨²ne im¨¢genes de Ginsberg desde 1942. Le vemos dos a?os m¨¢s tarde, chaqueta y corbata, repeinado, en la Universidad de Columbia. En los a?os cincuenta, antiguas fotograf¨ªas le captan durante una estancia en Chiapas, M¨¦xico, o de viaje en Italia y en T¨¢nger, con Paul Bowles, Gregory Corso y Williams Burroughs. Otra imagen le muestra ante la librer¨ªa City Lights, San Francisco, con su amante de por vida Peter Orlovski, el poeta Lawrence Ferlinghetti y Neal Cassady, el Dean Moriarty de Kerouac. Adem¨¢s de su memorabilia, Ginsberg guardaba la de sus compa?eros de aventuras.
¡°El archivo personal de Allen fue una historia de amor, un modo de crear leyendas, continuar el enredo, reunir a sus ¨¢ngeles inspiradores y hacer que el revuelo se propague a trav¨¦s del tiempo¡±, escribe en un pr¨®logo su c¨®mplice, la poetisa Anne Waldman. ¡°Quer¨ªa que el mundo viera este extraordinario acto testimonial. La formaci¨®n de una identidad cultural que sacudi¨® los muros de la ciudad. De la naci¨®n, se podr¨ªa decir, y mucho m¨¢s all¨¢¡±.
En 1962 Ginsberg hace el obligado viaje a India ¡ªvolver¨ªa en 1971, a expensas de Keith Richards, para informar del desastre en Bangla Desh¡ª y, tres a?os m¨¢s tarde, tras ser expulsado de Cuba por criticar el trato comunista a los homosexuales, viaja a Mosc¨² y a Praga, donde es aplaudido en las calles por miles de j¨®venes y espiado por la polic¨ªa sovi¨¦tica. Hay fotogramas del entierro de Jack Kerouac, rodado en Super8 por Gregory Corso, y de los d¨ªas en California con Bob Dylan y Jerry Rubin. Recuerdos del influyente recital International Poetry Incarnation, celebrado en el Royal Albert Hall londinense, 1965, donde Ginsberg ley¨® a un poeta ruso censurado; de su participaci¨®n en la violenta revuelta durante la convenci¨®n dem¨®crata de Chicago, 1968, y de un recital ben¨¦fico por los desertores de Vietnam en Canad¨¢.
Se suceden cartas de Henry Miller, Anne Salomon, Norman Mailer, Terry Southern ¡ªy su manuscrito de Towel, parodia de Howl¡ª, lectores que le requieren para una tesis o le preguntan c¨®mo adquirir marihuana, itinerarios de recitales y charlas en universidades, peticiones de la BBC. Y fotomatones varios, los selfies de la ¨¦poca. ¡°Incluso siendo una celebridad, segu¨ªa leyendo las cartas de sus admiradores, pero tambi¨¦n respond¨ªa a sus detractores¡±, dice Thomas. ¡°No tem¨ªa enfrentarse y desafiar a sus enemigos. No al estilo de Donald Trump, sino de una manera reflexiva y comprensiva¡±.
Algunas de las instant¨¢neas las dispar¨® el propio Ginsberg, a?adiendo largas anotaciones al reverso. Una contempla a Dean Moriarty posando bajo la marquesina de un cine en 1955. Escribe Allen: ¡°Neal Cassady junto a su amante de aquel a?o, Natalie Jackson, conscientes de su lugar en la Eternidad, Marquet Street, San Francisco¡±. El d¨ªscolo poeta practicaba el budismo y, a instancias de su maestro Trungpa, en 1974 fund¨®, junto a Anne Waldman, la todav¨ªa activa Jack Kerouac School of Disembodied Poetics en la Universidad de Naropa, Colorado. Su convicci¨®n pacifista produjo una hilarante charla telef¨®nica con Henry Kissinger, incluida en el libro, con la intenci¨®n de que este se reuniese con varios intelectuales para ponderar una salida de Vietnam.
Otras curiosidades: el contrato de alquiler del piso en el East Village de Manhattan donde se tom¨® la famosa imagen de Kerouac en una escalera de incendios. All¨ª Ginsberg y Burroughs fueron brevemente amantes. Una carta de rechazo a Yonqui de la editorial Doubleday, dirigida a Ginsberg, voluntarioso agente de Burroughs. Carteles de los primeros recitales beat y de la psicodelia rock sanfranciscana, y una entrada a un concierto de Dylan y The Band con el tel¨¦fono de Yoko Ono garabateado al dorso. Items que otros hubiesen desechado, triviales en su momento, devienen pistas hist¨®ricas.
Y del selecto inventario surge una figura monumental pese a su campechan¨ªa: valiente, divertido, vitalista, dialogante, di¨¢fano en su homosexualidad. Alguien, en palabras de Bob Dylan, a quien ¡°no le interesaban la riqueza material ni el poder pol¨ªtico. Era su propia especie de rey. Logr¨® aquello a lo que todo poeta aspira. ¡®He visto a las mejores mentes de mi generaci¨®n destruidas por la locura¡¯. Todav¨ªa hoy recordamos esos versos. Los poetas actuales no llegan a la conciencia p¨²blica de ese modo¡±.
Afloran sus encuentros con Leonard Cohen, Don Cherry, Patti Smith, The Clash o Lou Reed, record¨¢ndonos que tambi¨¦n fue m¨²sico y public¨® elep¨¦s con sus versos o los de William Blake. ¡°Al igual que Dylan, pose¨ªa la voz de la honestidad y el dolor, y, como otros cantautores, tiene letras vibrantes y expresivas¡±, afirma Thomas, que es m¨²sico y un pugnaz arque¨®logo del rock y el folk. ¡°Allen entend¨ªa el blues y lo sab¨ªa interpretar¡±. Lo demuestra el editor publicando la banda sonora del libro, un CD con poemas y canciones grabados entre 1956 y 1996 por Ginsberg junto a Dylan, Elvin Jones, Arthur Russell, Paul McCartney, Philip Glass o Marc Ribot.
Finalmente, cae el peso de la reflexi¨®n pol¨ªtica al comparar estas im¨¢genes de una generaci¨®n que luch¨® por transformar su pa¨ªs con la grosera malignidad actual. ?C¨®mo hemos llegado hasta esta distop¨ªa con tan fieros ut¨®picos mostr¨¢ndonos el camino? ¡°Nuestro objetivo era salvar el planeta y alterar la conciencia humana¡±, dec¨ªa Ginsberg. ¡°Eso llevar¨¢ mucho tiempo, si llega a pasar¡±.
La dionis¨ªaca lucidez del poeta.
Material Wealth: Mining the Personal Archive of Allen Ginsberg
Powerhouse, 2023
256 p¨¢ginas
Material Wealth: Allen¡¯s Voice in poems and songs
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