Cre¨ªbles infiernos africanos y un delirio sobre el mundo de la moda
Ninguna de las pel¨ªculas dirigidas por Sean Penn es desde?able Nicolas Winding Refn desconoce el sentido del rid¨ªculo
Adem¨¢s de ser un actor extraordinario, con personalidad, talento y atractivo rebosantes en cualquiera de los registros y de poseer una vocaci¨®n seductora para compartir amorosamente periodos de su existencia con damas tan impresionantes como Madonna, Robin Wright, Scarlett Johansson y Charlize Theron, Sean Penn siempre se ha implicado intentando conocer de cerca a incendiarios l¨ªderes pol¨ªticos y siniestros reyes del narcotr¨¢fico como el difunto Ch¨¢vez y el chapo Guzm¨¢n. Tambi¨¦n ha colaborado personalmente en la reconstrucci¨®n de pa¨ªses que recibieron la destructiva visita del diablo encabronando a la naturaleza como Hait¨ª. Digamos que nada de lo humano le parece ajeno a este perdurable mito de Hollywood, que continuamente se mete en sembrados borrascosos en los que su imagen podr¨ªa ganar o perder ante la opini¨®n p¨²blica. Lo que est¨¢ claro es que Penn hace lo que le da la gana en su actividad como ciudadano, que le debe de importar muy poco el juicio de los dem¨¢s sobre la forma que tiene el ser humano para relacionarse con las personas y las cosas.
Y Penn tambi¨¦n dirige pel¨ªculas. Intenta ofrecer su punto de vista sobre temas que le apasionan o le perturban. Ninguna de las cuatro que hab¨ªa dirigido antes era desde?able. Tampoco su ¨²ltima entrega, The Last Face, que acaba de presentar en la secci¨®n oficial del Festival de Cannes. Ha finalizado con abucheos por parte de la muy intelectual prensa y en algunos momentos de declaraciones de amor, parte del p¨²blico se ha re¨ªdo burlonamente. Tal vez haya pasotes en el tono rom¨¢ntico, pero la realidad que describe no solo tiene prop¨®sitos bienintencionados sino que tambi¨¦n es aterradora. En cuanto al estilo expresivo, a veces recuerda al ralentizado y espiritual cine de Terrence Malick, algo bastante arriesgado que puede crear maravillas como El ¨¢rbol de la vida pero igualmente resultar alambicado o relamido cuando la historia no funciona.
The Last Face describe a lo largo del tiempo el amor y su confrontaci¨®n sobre el m¨¦todo a seguir en una pareja de occidentales que trabaja en cuerpo y alma ayudando a las v¨ªctimas de pa¨ªses africanos devastados por las permanentes guerras. Retrata el desamparo y la desesperaci¨®n en los campos de refugiados, tambi¨¦n la sensaci¨®n de que esa barbarie se puede eternizar. Hay un m¨¦dico espa?ol que solo cree en el humanismo particular, en ayudar cotidianamente a los masacrados, salvar a los heridos y a los enfermos, permitirles que sigan sobreviviendo y disfrutando de los peque?os placeres vitales a los que a¨²n pueden acceder en medio del espanto. Cree en el d¨ªa a d¨ªa, no en campa?as organizadas por Occidente para acabar con un horror que se reproduce sin descanso. Es un h¨¦roe cotidiano que solo conf¨ªa en su profesionalidad y su entrega, y que est¨¢ convencido de que el horror no tendr¨¢ fin. Ella es directiva de una ONG, hija de una leyenda, le falta coraje o la supera lo de sobrevivir en medio de la violencia exacerbada, viendo a ni?os drogados a los que transforman en asesinos cualificados. Cree en el poder de las organizaciones gubernamentales de Occidente para detener el caos, para lograr la paz, para que no despojen de sus sue?os a los supervivientes. Sean Penn describe este infierno haci¨¦ndolo tan veraz como intolerable. Desprende sentimiento y cercan¨ªa emocional. Y flojea la historia de amor que le acompa?a, los reencuentros, la definitiva separaci¨®n. La culpa no es del buen y sentido trabajo que hacen Charlize Theron y Javier Bardem. Pero algo falla. Es m¨¢s cre¨ªble el infierno en el que se mueven que su problem¨¢tica pasi¨®n.
El otro d¨ªa les hablaba de la pel¨ªcula m¨¢s impresentable que he visto en el cine a concurso. Pero aquella vacua tonter¨ªa est¨¢ ampliamente superada por The Neon Demon, del director Nicolas Winding Refn. S¨ª, el mismo se?or que alguna vez se encontr¨® con un guion muy bueno escrito por otra persona y lo visualiz¨® a la perfecci¨®n en Drive. Desde entonces se lo monta de autor total y el resultado es grotesco. Aqu¨ª practica incansablemente el onanismo mental narrando la llegada al mundo de la moda en Los ?ngeles de una adolescente virginal destinada al ¨¦xito, y c¨®mo las envidiosas y vengativas de sus compa?eras, junto a una maquilladora que no se la ha podido follar, se conjuran para destruirla. El director desconoce el sentido del rid¨ªculo y est¨¢ convencido de que su lamentable lenguaje visual crear¨¢ escuela, que est¨¢ destinado al clasicismo. Y las idioteces se suceden hasta llegar a un final demente. Y te preguntas: "?Qu¨¦ se ha tomado este t¨ªo para sentarle tan mal?" Es probable que The Neon Demon tenga notable ¨¦xito en el universo de las tendencias y de la moda. Aunque el p¨²blico normal no pueda dar cr¨¦dito ante lo que est¨¢ viendo y escuchando.
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