El maestro que se ensuciaba las botas
Dicen quienes conocen a Miguel de la Quadra-Salcedo que ¨¦l ten¨ªa que estar presente en las noticias: se incrustaba en ellas y las marcaba con su car¨¢cter
Nunca escurri¨® el bulto Miguel de la Quadra-Salcedo. Jos¨¦ Luis M¨¢rquez, c¨¢mara que empez¨® a trabajar con ¨¦l en Televisi¨®n Espa?ola, lo recuerda con la admiraci¨®n de un cr¨ªo; para ¨¦l era otro padre. Hay una foto en la que se juntan ¨¦l, Juan Verdugo y Miguel. ¡°Ahora estoy solo¡±. ?l ten¨ªa 18 a?os cuando carg¨® la c¨¢mara con Miguel. Ahora tiene 65, ¡°m¨¢s a?os que la sal¡±. ¡°De ¨¦l se aprend¨ªa much¨ªsimo. Nunca tuvo l¨ªmites. ?l no ve¨ªa un fin si no ten¨ªa la historia¡±. La tecnolog¨ªa a?adi¨® prisa, y cuando ¨¦l ya no se pod¨ªa ensuciar las botas, ¡°cuando hab¨ªa que mirar de lejos las batallas y la vida¡±, se fue para otro lado. Se fue al paisaje, a los grandes viajes, a las rutas de los exploradores, a la ruta Quetzal, ese Erasmus iberoamericano que ¨¦l inaugur¨® como si hiciera un reportaje infinito sobre una Am¨¦rica redescubierta por muchachos.
?l no era de profesi¨®n periodista, dice Lalo Azcona, que trabaj¨® con ¨¦l en los momentos m¨ªticos de la Transici¨®n; ¡°era un periodista que viv¨ªa como tal, no habitaba en un carn¨¦, sino en el periodismo¡±. Dice M¨¢rquez: ¡°Se aprend¨ªa tanto de ¨¦l; descubri¨® recursos del reporterismo que luego ya fueron habituales en quienes le siguieron¡±. Ese magisterio, dicen Azcona y M¨¢rquez, ten¨ªa una l¨ªnea de conducta: ¨¦l ten¨ªa que estar presente en las noticias, se incrustaba en ellas, las encontraba y las marcaba con su car¨¢cter. Dice Azcona: ¡°No era un analista, era un reportero en directo, se dejaba la piel en el escenario, ese era su territorio. Estaba en medio de las bombas de gas, en los lugares por donde se escuchaban las balas. Si lo enroscaba una serpiente pit¨®n segu¨ªa grabando, contando. Era un contador fabuloso¡±.
Y era un hombre encantador, sonriente, seductor. ¡°Cuando entraba en la Redacci¨®n¡±, recuerda Azcona, ¡°se paraban las m¨¢quinas, y las miradas se iban a ¨¦l. Aquella chaqueta tan abotonada, esos bigotones de mexicano revolucionario que fueron cambiando de color¡ Siempre impecablemente vestido, siempre con el mismo aspecto. Era un dandy en el ali?o indumentario¡±.
?Qu¨¦ se aprend¨ªa de ¨¦l? Juancho Vidal, periodista de Cr¨®nicas, el programa de reportajes de TVE, fue el ¨²ltimo periodista de ¡°su Casa¡± en entrevistarlo, hace ya un a?o (anoche volvi¨® a emitirse). ¡°Era un explorador. Buscaba caminos, se adentraba en ellos, y haciendo eso abri¨® nuevos senderos en el reporterismo; empez¨® a contar las cosas de manera diferente, fue un avanzado del periodismo audiovisual visto desde todos los ¨¢ngulos: incorpor¨® el sonido, la luz, la inmediatez, el ambiente. Luego vinieron las nuevas tecnolog¨ªas¡ y ya a ¨¦l eso no le pareci¨® tan apasionante¡±.
Cre¨® una escuela, dice Juancho Vidal, ¡°puso la c¨¢mara a pie de calle, donde se mov¨ªa la historia¡±. Dio el pistoletazo de salida a una forma de hacer periodismo totalmente nueva, yendo al lugar donde estaban los hechos. ¡°Y cuando no le dejaban entrar en los sitios ¨¦l se ol¨ªa que era all¨ª donde deb¨ªan estar¡±.
Uno de sus m¨¢s famosos reportajes, sobre la ruta de los eritreos, lo hizo, como tantos, con M¨¢rquez. ¡°?bamos para 15 d¨ªas. Y estuvimos en el desierto tres meses¡±.
As¨ª era Miguel de la Quadra para su tribu. ¡°Ha cambiado el tiempo; en la entrevista que le hice¡±, explica Vidal, ¡°me cont¨® que nunca un ordenador podr¨¢ sustituir el olor de la tierra despu¨¦s de llover¡±.
Con esa nostalgia vio el tiempo nuevo que acaba de dejar.
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